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30/04/2025. 05:04:47
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El nuevo liderazgo jurídico tiene nombre de mujer

Isabel Pérez Espinosa, abogada y secretaria general de la UFEC

La profesión de la abogacía ha sido tradicionalmente abanderada por el género masculino, sin embargo, en los últimos años se ha visto un alto incremento de la presencia de mujeres en la carrera jurídica. Esta modificación se fundamenta en valores como la competencia técnica, la percepción del liderazgo y el camino en las oportunidades de acceso a la profesión. Veamos cada una de ellas, y como inciden en las mujeres de la profesión.

No cabe duda de que cada profesión requiere de ciertos elementos que potencian al individuo hacia las posiciones altas de la tabla, hacia el liderazgo. Así, hay trabajos para los que el líder debe tener habilidades de gestión o carisma, sin embargo, en el ámbito jurídico, se premia con el liderazgo aquellos que poseen conocimientos y competencias técnicas. Ser el que ostenta más conocimientos dentro de una sala en los tribunales puede ser crucial y determinante. Esta característica coloca a las mujeres en una posición ventajosa, ya que muchas de ellas han dedicado sus esfuerzos a empaparse de una preparación y formación excelente, así como han potenciado el expertise, lo que sin duda alguna les puede conducir a tener roles de liderazgo en esta profesión.

Como veníamos diciendo, la figura del abogado o abogada debe construirse en base a sus conocimientos sobre la ley y la capacidad de interpretar y aplicar la misma de un modo efectivo y preciso. Es por ello que el acceso de las mujeres en las facultades de derecho de todo el país y su posterior licenciatura, siendo la primera en 1922, ha dado lugar a que su preparación académica sea idéntica a la de sus colegas masculinos, hecho que se demuestra día a día en el excelente desempeño de las letradas y juristas, tanto en el ámbito litigioso, la asesoría legal y la judicatura, destacando de ellas el dominio de la materia y la capacidad de argumentación, consolidando con ello la confianza del cliente, el respeto de los colegas y tribunales.

En efecto, todos estos elementos que tienen como centro neurálgico la competencia técnica y el conocimiento profundo del derecho por parte de las mujeres las ha catapultado hacia esas posiciones de liderazgo, ya sea en los despachos profesionales, en las administraciones públicas, departamentos legales de empresas y en los centros académicos de derecho. Así, podemos resumir y agradecer que la meritocracia dentro de la profesión legal asegura que quienes tienen el mayor conocimiento y habilidades prácticas escalen sin importar su género.

Si bien es cierto todo lo aquí indicado hasta el momento, es también sesgado y simplificado, ya que a las mujeres se les acumulan desafíos adicionales, especialmente en lo relativo a la conciliación entre esta vida profesional labrada con esfuerzo y voluntad de hierro con la vida familiar. La maternidad y las responsabilidades familiares representan una carga significativa que debe ser tenida en cuenta y puesta en valor, dado que en muchas ocasiones es particularmente difícil gestionarla cuando se tiene una profesión liberal que reclama horas, atención y dedicación como es el derecho.

Lamentablemente, aun estar haciendo pasos agigantados, nuestra sociedad todavía no dispone de las políticas de conciliación laboral adecuadas, así como no se ha logrado desligar la idea de la mujer vinculada más a la familia que a la profesión, creando un estigma en aquellas mujeres que hacen malabares para llegar a todos los frentes que se les exige con un nivel digno del líder que son.

 A pesar de todos estos obstáculos, tenemos mujeres que lo logran satisfactoriamente y sobresalen gracias a una dedicación sin límite y una gran capacidad de asumir varios roles de forma simultánea.

En definitiva, la carrera jurídica se fundamenta en capacidades, como el conocimiento y la aplicación técnica, que también están en manos de las mujeres. Por ello, aquellas que logran dominarlas se sitúan en la cabecera del liderazgo. Pero los desafiamos tanto a nivel social como político con respecto a la conciliación familiar ralentizan el ascenso de las mujeres. Si bien la creciente representación de mujeres en el derecho está enriqueciendo la diversidad del sector y la calidad del servicio legal prestado a la sociedad, yo me pregunto, ¿dónde podrán llegar las mujeres cuando seamos capaces de encontrar como sociedad un equilibrio adecuado entre el mundo laboral y el familiar?

Espero que podamos verlo pronto.

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