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19/04/2024. 21:39:17

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El perfil humanista del líder 4.0

María Galván, subdirectora general de Organización y Tecnología en Mutualidad de la Abogacía

En el mundo profesional del siglo XXI, lo único seguro es que tendremos que adaptarnos a los continuos cambios de entorno, dónde la capacidad de aprendizaje y flexibilidad serán claves. Como dice el CEO de Siemens, Klaus Kleinfeld, “Para la transformación digital, el mayor factor limitante ya no es la tecnología, son las personas en la organización”. La transformación digital, por lo tanto, depende del talento y, desde mi punto de vista, empieza por la transformación del líder.

El líder debe conseguir que su equipo se adapte a un entorno competitivo nuevo y desconocido, en una sociedad líquida en la que el individualismo no ayuda al trabajo en equipo. Un buen líder debe ser capaz de atraer y retener talento, de construir equipos flexibles y multidisciplinares. Con este panorama, ¿qué habilidades necesita el líder 4.0?

Por encima de todo, el líder 4.0 debe conocer su propósito, por qué hace las cosas y sus expectativas. Requiere la madurez necesaria para pensar en el propósito vital y si se está en el camino adecuado para conseguirlo. Para ello, conviene recordar lo que decía Lewis Carrol en “Alicia en el País de las maravillas”: “Si no sabes dónde vas, cualquier camino te llevará allí”. Además, un modo de asegurar ser un líder comprometido es que el propósito de vida esté alineado con el propósito de la organización.

La definición del talento clásico basado en la especialización técnica, está superado. Como el valor en la antigua cartilla militar, el conocimiento técnico al líder 4.0  “se le supone”. Es la era de las soft skills y de la inteligencia emocional, del conocimiento de cómo influyen las emociones en las personas. Es clave el autoconocimiento, saber en qué eres bueno y dónde tienes recorrido de mejora. Con dosis de humildad para reconocerlo y sinceridad para no hacer trampas al solitario. Ser hipócrita consigo mismo tiene las patas muy cortas y, desde luego, no va con el líder 4.0. Requiere el trabajo y la perseverancia de diseñar y trazar un plan de mejora y, sobre todo, llevarlo a cabo.

El líder 4.0 debe tener la capacidad de persuadir e influir en su equipo y, para ello, necesita construir relaciones de confianza. Liderando con el ejemplo, ser confiado y confiable. Ser capaz de analizar qué está aportando a los proyectos de los que forma parte. Si inspira confianza, optimismo y motivación. Si aporta serenidad y empatía. Si escucha antes de hablar. Si es transparente y veraz. Si cumple sus promesas. Si analiza con prudencia y alaba con generosidad. Si reconoce con humildad y gestiona con justicia. Si busca servir antes de ser servido o si busca  empoderar a otros antes que figurar. Si está dispuesto más a iluminar que a brillar. Si lidera con empatía la diversidad. El líder 4.0 ya no es jerárquico: necesita de la participación, colaboración y contribución de todos. Sabe comunicar con mensajes claros y coherentes.

Cobra especial importancia la propia biografía del líder 4.0:qué experiencias vitales han conformado su experiencia, su formación y modos de hacer. El líder 4.0 tiene una actitud abierta y cultiva su hemisferio derecho para desarrollar su creatividad, y eso fomenta la innovación. El líder 4.0 ya no está disociado en su vida profesional vs. vida personal. La unidad de vida del líder 4.0 aumenta su compromiso. El líder 4.0 es magnánimo en sus sueños y tiene visión estratégica. Se reconoce vulnerable y tiene tiempo para aprender. Tiene los pies en el suelo y la cabeza en el cieloEl liderazgo es una cuestión de carácter y no de temperamento. El líder 4.0 no nace, se hace. El líder 4.0 no se improvisa, se entrena y está en construcción constante. Sabe que es una carrera de fondo. No es flor de un día. No deja de luchar cada día por su mejor versión. Ejercita las virtudes de la fortaleza para mantener el rumbo, la prudencia para tomar las mejores decisiones, la humildad para aprender y desaprender, la generosidad de compartir su visión y el espíritu de servicio ante el proyecto. Sabe que las virtudes clásicas le convertirán en el líder de su propia vida, en el líder que deja huella, en el líder que crea líderes.

El consumidor actual espera empresas más justas, transparentes y comprometidas. Nadie da lo que no tiene, así que la única manera que se me ocurre de conseguirlo es que las personas que lideran las organizaciones encarnen esos valores y sepan transmitirlos a toda la organización.

En la era de la tecnología, es necesario, más que nunca, un perfil más humanista del líder que potencie la capacidad de inspirar y dar sentido al objetivo común de la organización. Líderes coherentes, con credibilidad, que hacen lo que dicen y dicen lo que hacen. Dejemos el resto a los robots.

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