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19/04/2024. 00:14:32

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“En la Administración Pública existe un mayor celo para eliminar las desigualdades entre hombres y mujeres y la brecha salarial”

Juana María Servera Martínez. Jefa de la Abogacía del Consell de Mallorca
Juana María Servera Martínez

Funcionaria de carrera, por oposición, del Cuerpo de Abogados y del Cuerpo Superior de la Comunidad Autónoma de las Islas Baleares, ha ocupado, desde su acceso a en el año 2001, el puesto de trabajo de Abogada de la Comunidad Autónoma, llevando a cabo la función de representación y defensa de esa Administración Pública y de su sector público ante todos los órdenes jurisdiccionales, así como la labor consultiva de esta Administración. En la Dirección de la Abogacía de la Comunidad Autónoma de las Islas Baleares ha sido también Jefa del Departamento de Coordinación de los Servicios Jurídicos de las Consejerías y Entes Instrumentales y Jefa de Departamento de Asuntos Generales y Coordinación Técnica, siendo la responsable de personal, de las mejoras en la digitalización y de la coordinación de las relaciones electrónicas con el Ministerio de Justicia. Durante este tiempo, ha formado parte de diferentes comisiones y órganos relacionados con sus funciones (por ejemplo, asumiendo funciones de asesoramiento en los órganos de dirección de entes instrumentales autonómicos o como vocal de la Junta Superior de Hacienda de la Comunidad Autónoma de las Islas Baleares). Ha prestado servicios en otras Administraciones Autonómicas, concretamente, en comisión de servicios, como Letrada de la Junta de Castilla y León, en la Dirección de los Servicios Jurídicos de la Consejería de Presidencia.

Ha participado en obras colectivas, artículos y recensiones. Ha realizado una intensa labor formativa en la Administración Autonómica y en otras Administraciones impartiendo cursos y ponencias en diversas materias de derecho administrativo, autonómico y procesal contencioso administrativo.   Está muy implicada en la lucha por el reconocimiento de la función de representación y defensa de los Letrados de Administraciones Públicas, siendo en la actualidad presidenta de la Asociación de Abogados de la Administración de la Comunidad Autónoma de las Illes Balears y es miembro de la Junta Directiva del Consejo Superior de Letrados y Abogados de Comunidades Autónomas. Desde noviembre de 2020 ocupa el puesto de Jefa de la Abogacía del Consell de Mallorca.

Usted aprobó las oposiciones y se incorporó a la Administración, copada por juristas masculinos. ¿Cómo fue recibida? ¿Le costó mucho integrarse?

El Cuerpo de Abogados de la Comunidad Autónoma de las Islas Baleares es un Cuerpo relativamente pequeño y lo era más cuando accedí en el año 2001, formado en aquel momento prácticamente en su totalidad por hombres. Accedí muy joven y unido al hecho de ser mujer, tuve la percepción de que se estuviera expectante con respecto a mis capacidades y competencias. La relación fue distante al principio y reconozco que no fue fácil ganarse la confianza del resto de integrantes del Cuerpo. En el momento de mi llegada sólo había una mujer en el Cuerpo de Abogados de la Comunidad Autónoma quien sí agradeció más presencia femenina y me ayudó a integrarme en el día a día del trabajo de una Abogada de la Comunidad Autónoma.

La sensación, en general, era de estar obligada a demostrar más que el resto, tanto con respecto a mis compañeros como con los demás profesionales del mundo del Derecho. Una sensación que tuve a la hora de encarar los juicios, siendo joven y mujer. Tal vez sea consecuencia de una incidencia cultural que genera cierta inseguridad a las mujeres a la hora de afrontar determinadas profesiones tradicionalmente masculinas. Aún existe esa sensación. El reconocimiento siempre viene a posteriori, una vez ya has demostrado que eres capaz de realizar un buen trabajo y no creo que se exija en igual medida a los hombres.

Una de sus prioridades al acceder al cargo de jefa de los Servicios Jurídicos del Consell de Mallorca fue modernizar a su equipo y darle un nuevo aire. Cuéntenos su experiencia.

Cuando asumo liderar los servicios jurídicos del Consell de Mallorca me encuentro con un servicio necesitado de un proceso de reorganización, modernización y digitalización a todos los niveles.

La necesaria modernización de las Administraciones Públicas no es precisamente un tema nuevo y ya ha habido reformas normativas importantes en este sentido. Lo que sí es cierto es que, ante la crisis generada por la Covid-19, ha cobrado actualidad. De hecho, se ha aprobado recientemente el Real Decreto-ley 36/2020, de 30 de diciembre, por el que se aprueban medidas urgentes de modernización de la Administración Pública y para la ejecución del Plan de recuperación, transformación y resiliencia (BOE de 31 de diciembre de 2020).

Es obvio que la modernización no puede fundamentarse sólo en reformas normativas ni tampoco exclusivamente en la tecnología, sino que son imprescindibles las personas, los modelos de organización y el necesario liderazgo para llevar a cabo estas acciones. Por lo tanto, deben afrontarse cambios en todos esos ámbitos.

En la Administración autonómica de donde provengo, ya se había iniciado todo un proceso de digitalización del trabajo administrativo, que en el caso del Consell de Mallorca sólo se ha afrontado muy recientemente. Uno de los objetivos de mi gestión es, sin duda, el de la implantación de la administración digital en los servicios jurídicos del Consell. La reducción del papel y la digitalización de expedientes y tramitaciones van por buen camino ya que se ha implantado en la Abogacía un gestor documental digital que, además, coincide con la instauración de la sede y expediente electrónico en la Institución de la que también, obviamente, se hace uso en nuestra Abogacía. Como todo cambio, es necesario aplicar una gran dosis de voluntad para ser capaces de evolucionar hacia nuevos métodos de trabajo y vencer la resistencia al cambio, abandonando rutinas que en ocasiones llevan décadas implantadas. Nos encontramos ahora mismo en los inicios de este proyecto y es crucial seguir avanzando en la digitalización para seguir mejorando la gestión de esta área del Consell, ganando más eficiencia y efectividad, para poder centrar nuestro quehacer en el trabajo intelectual de representación y defensa y el asesoramiento de la Administración al simplificarse la tramitación administrativa al máximo.

A diferencia de otras organizaciones, en la Administración no es tan acuciado el techo de cristal salarial, pero ¿perviven otros que queden por romperse?

Es cierto que en la Administración Pública existe un mayor celo para eliminar las desigualdades entre hombres y mujeres, y también la brecha salarial. El techo de cristal en la administración sigue existiendo y lo encontramos con la progresiva desaparición de perfiles femeninos conforme se avanza hacia escalafones más altos de la función pública, lo que redunda en que al final, mientras que la presencia de mujeres es mayor en las escalas básicas con salarios más bajos, la de los hombres se incrementa en los puestos de mayor responsabilidad o en escalas técnicas, por lo que perciben pluses y complementos superiores.

La clave en este asunto está, en mi opinión, en la mayor facilidad que hoy en día tienen los hombres para ir completando su carrera profesional en la Administración, mientras que la mujer debe aún compatibilizar en mayor medida su vida laboral con la maternidad, la crianza de los hijos o la atención de personas a su cargo, lo que en muchas ocasiones impide dedicar más tiempo y esfuerzo a avanzar en responsabilidad y mayor salario. Mientras no podamos cruzar esta frontera e igualar de manera real los roles sociales que asumimos de manera común hombres y mujeres, no conseguiremos romper este evidente techo de cristal que existe hoy en día en la función pública. Y en la medida que se asuman esos puestos y se normalice la presencia femenina en cargos de responsabilidad se irá normalizando la confianza en la mujer para desarrollar esas funciones.

¿En qué medida le ha dificultado su condición de mujer conciliar el trabajo con la vida familiar?

Estoy casada, tengo tres hijos y estoy muy orgullosa de cómo he podido ejercer como madre al tiempo que he ido evolucionando en mi carrera profesional. Pero no ha sido fácil, y en una profesión tan exigente como la abogacía me he sentido desconectada durante los períodos en los que mi vida familiar me ha requerido una mayor dedicación y a la inversa. Después de cada baja por maternidad he tenido la sensación de lejanía al volver a reintegrarme a mi trabajo, y a menudo tengo la impresión de que de otra manera podría haber profundizado más en estudios, docencia, artículos, ponencias u otras acciones complementarias que habrían permitido completar mi perfil profesional.

Como ya he explicado antes, los roles sociales de hombres y mujeres son todavía diferentes. Y este hecho provoca que el peso de la conciliación de la vida laboral con la familiar todavía representa un requisito para las mujeres, mientras que constituye un mérito para los hombres. Lógicamente en mi vida he tomado mis decisiones con absoluta libertad, como todo el mundo debería hacer. Pero sería poco honesta si pensara que el hecho real de la conciliación familiar no ha provocado renuncias y negativas a propuestas e iniciativas que me habrían permitido mejorar, aún más si cabe, mi desempeño profesional. 

Usted también ha realizado una firme apuesta por la modernización tecnológica. ¿Qué pasos está dando en el Consell?

El nivel de digitalización de la Abogacía del Consell de Mallorca era mínimo, y por ello, tras un primer análisis de los métodos de trabajo utilizados, efectivamente detecto la necesidad de digitalizar toda la oficina. La digitalización nos permite la consulta ágil y completa de los expedientes sin perjuicio de su volumen, así como los trasvases rápidos de información y documentación; todo ello redunda en una mayor eficiencia en nuestro día a día. Y ese es el objetivo que queremos lograr con esta modernización.  

Desde el primer momento, diseñé un plan por objetivos porque este tipo de cambios requieren una implantación gradual y que afecta a varios ámbitos, por lo que se necesita tiempo y esfuerzo. Sin olvidar, por supuesto, que debemos seguir adelante con el cumplimiento de nuestro trabajo diario, marcado por el cumplimiento de plazos procesales, y por ello debe ser especialmente cuidadosa en los cambios introducidos en las dinámicas de trabajo para evitar errores.

La transformación digital está llena de beneficios, entre otros el del teletrabajo. ¿Colisiona este aspecto con la conciliación?

Tengo claro que teletrabajo no supone per se conciliación de vida laboral y familiar. En el momento en el que se trabaja desde casa no se concilia y viceversa. Por lo tanto, se debe poner el acento en regular perfectamente el momento del trabajo en casa del que no lo es. En caso contrario no se produce la conciliación por que se desatiende la vida familiar, aunque solo haya una puerta de distancia.

En el caso de un trabajo exigente, la digitalización y el teletrabajo puede acabar siendo contraproducente porque existe el peligro de que no se respeten los períodos de descanso y, por tanto, no exista conciliación alguna.

Trabajar desde casa puede redundar en una mayor productividad. Pero requiere de un mayor autocontrol y gestión del tiempo que no es sencillo en casos de trabajos exigentes. Por tanto, lo esencial es lograr diferenciar claramente las horas de dedicación al trabajo, de las que son de ámbito personal.

Pero sí creo que una de las pocas cosas buenas que dejará esta pandemia, que todavía nos afecta, será la necesidad de que se contemple esta modalidad laboral a distancia como alternativa real a la presencialidad. Otro ejemplo en positivo también es la generalización del uso de la videoconferencia que permite ahorrar en desplazamientos y optimizar mejor el tiempo de trabajo, para tareas en las que no es imprescindible la presencialidad.

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