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18/04/2024. 18:30:20

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“Existe una brecha de género en el mundo digital que no podemos permitir”

María Pardo de Vera, socia y responsable del Área de Privacidad y Protección de Datos HELAS
  • “La participación femenina es esencial en esta ya llamada 4ª Revolución Industrial”
  • El talento no tiene género y la tecnología es un elemento transversal y también de cohesión”

Abogada especialista en privacidad y cumplimiento normativo, María Pardo de Vera es desde hace veinte años socia responsable del área de privacidad en HELAS, despacho especializado en cumplimiento. Colabora habitualmente con distintos medios para la publicación de artículos, libros, etc. sobre diversos temas relacionados con privacidad, ciberseguridad y cumplimiento. Además, es la responsable de la Comisión Tech de Women in a Legal World, asociación que busca impulsar el liderazgo femenino en el sector legal.

Usted forma parte del gabinete técnico de Women in a Legal World. ¿Qué ha aprendido al formar parte de este colectivo y qué enseñanzas aporta al grupo?

Para mí es un honor formar parte del Gabinete Técnico y de la Asociación. Me enseñan cada día que los éxitos no son de una persona, sino de un equipo. Todas las profesionales del Gabinete y de la propia Asociación son, ante todo, eso, enormes profesionales, auténticas referentes que dan lo mejor de sí de una manera desinteresada con enorme generosidad y entusiasmo. Aprendemos de manera constante unas de otras.

Nos encontramos ante la cuarta revolución industrial. ¿Qué papel juega la mujer en este cambio?

La participación femenina es esencial en esta ya llamada 4ª Revolución Industrial. Por ello, hay que avanzar en el empoderamiento digital de la mujer a través de formación en tecnología, emprendimiento digital y reteniendo el talento digital. Este es el gran desafío, que las nuevas generaciones y las mujeres que actualmente estamos en el mundo laboral estemos formadas en trabajos que las máquinas no harán.

En 2025 se pretende que el 25 % de las compañías españolas emplee Inteligencia Artificial y Big Data y que el 80 % de la población tenga competencias digitales, siendo un 50% mujeres. Van a surgir nuevos modelos de negocio, nuevos puestos de trabajo en el sector, vamos a trabajar profesionales de generaciones y culturas diferentes, nuevas leyes que adaptan a las nuevas realidades y en consecuencia nuevos derechos, delitos y vulnerabilidades. Y en este escenario, las mujeres no nos podemos quedar atrás. Y si actualmente hay menos mujeres relacionadas con la tecnología, el día de mañana habrá menos mujeres participando en los procesos de toma de decisiones, no nos podemos permitir que se diseñe una sociedad sin tener en cuenta a la mujer. El talento no tiene género y la tecnología es un elemento transversal y también de cohesión.

Se habla mucho del empoderamiento de la mujer, pero ¿existe un empoderamiento de la mujer como tal?

En los últimos 20 años se ha producido un gran avance en el ascenso de la mujer a puestos directivos por lo que sí se puede hablar de ese empoderamiento. Sin embargo, todavía queda mucho por hacer y el problema es que avanzamos muy despacio. Por ejemplo, en el sector legal hay muy pocas mujeres que ocupan puestos directivos, sólo un 20% son socias, cuando en la base hay muchas más mujeres que hombres. Afortunadamente, cada vez es más habitual que los clientes de los despachos profesionales soliciten información sobre sus políticas de diversidad, pero todavía tenemos que seguir trabajando para que se visibilicen los cambios. Necesitamos tener referentes en primera línea, porque somos conscientes de que las cosas se cambian desde puestos de responsabilidad, de ahí la necesidad de promocionar a las mujeres juristas a puestos directivos, pero siempre bajo criterios de meritocracia.

¿Cómo califica y sitúa a la mujer en el mundo tecnológico?

Según el indicador «Women in Digital Scoreboard” del 2019 de la Comisión Europea que tiene por objeto analizar el grado de desarrollo digital de la mujer en cada uno de los Estados miembros, los datos alertan de la escasa presencia de mujeres en el ámbito tecnológico, no solo en lo profesional sino también en la adquisición de habilidades digitales, donde hay una diferencia de 5 puntos entre mujeres y hombres. La participación femenina en el ámbito de tecnologías concretas se sitúa en cifras muy bajas, por ejemplo, en la especialización de ciberseguridad se sitúa en un 7% y mujeres con competencias en Inteligencia Artificial en un 19%. Hay que animar a las mujeres a que estudien carreras científicas y técnicas. Existe una brecha de género en el mundo digital que no podemos permitir. Es un lastre en nuestro crecimiento económico y para conseguir una sociedad más justa e igualitaria. Se trata de un reto urgente que exige el talento y el esfuerzo de todos. La transformación digital requiere colocar a las personas en el centro de esa transformación, pues la transformación no es sólo una cuestión de tecnología sino también de personas.

¿Tiene el teletrabajo manual de instrucciones o si no se usa de la manera debida puede tener doble filo?

La situación generada por la pandemia ha demostrado que se puede trabajar, en muchas ocasiones, desde cualquier lugar. La flexibilidad laboral no solo es posible sino beneficiosa. Sin embargo, sí es cierto que debemos asentar, desde ya, unas bases razonables sobre el teletrabajo y no desaprovechar las oportunidades que éste nos brinda, hay que encontrar un equilibrio y, en mi opinión la corresponsabilidad entre hombre y mujeres juega un papel crucial. La digitalización del mercado laboral puede crear nuevos ámbitos de exclusión, como, por ejemplo, el riesgo de segregación económica, social, cultural y de género. Que se reconozca el derecho a conjugar el teletrabajo con la conciliación de la vida laboral y familiar, de modo que permita a hombres y mujeres su desarrollo profesional y personal en condiciones de igualdad. Para ello, también se deberá reforzar y poner en práctica el derecho a la desconexión digital para que se pueda ejercer realmente y no sufrir efectos negativos por ello. La desconexión digital no debe suponer nunca una desventaja competitiva, por lo que hay que buscar las herramientas para hacerlo efectivo y que no incremente aún más la desigualdad ni la brecha salarial.

¿Cómo podemos servirnos de la tecnología para lograr la igualdad real?

En la Agenda 2030 se señala que «…la difusión de la tecnología de la información y la comunicación y la interconexión global tiene un gran potencial para acelerar el progreso humano, para cerrar la brecha digital y desarrollar sociedades del conocimiento …». Las nuevas tecnologías son el perfecto aliado para avanzar en los objetivos de desarrollo sostenible y pueden contribuir a la sensibilización de colectivos sobre situaciones de injusticia como la discriminación por género convirtiéndose en herramientas muy útiles para la educación y para empoderar a la mujer. Por ejemplo, puedan ayudar a la mujer a aumentar su visibilidad, participación, voz y poder dentro y fuera de internet, lo que puede inspirar a otras mujeres.

La tecnología puede ser un vehículo conductor de principios que contribuyan al cambio social y conseguir la igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres para evitar que el avance tecnológico genere nuevas brechas y nuevas formas de discriminación.

Pensemos por ejemplo en el uso de la tecnología Blockchain. El 42 % de las mujeres del mundo no tienen acceso a servicios proporcionados por los bancos. Usar esta tecnología permitiría a esas mujeres acceder a estos tipos de trámites autónomamente y sin intermediarios para manejar su dinero, propiedades, contratos, etc. Hay aplicaciones basadas en IA para eliminar el lenguaje sexista en los anuncios de ofertas de empleo o para determinar las subidas salariales evitando la brecha salarial entre hombres y mujeres. Hay infinidad de ejemplos. Y a la vez hay que trabajar para que estas tecnologías no acentúen todavía más las desigualdades, tenemos que romper con los estereotipos, con los sesgos de género y la falta de reconocimiento y visibilidad de la mujer.

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