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25/04/2024. 10:31:24

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Proyección de la mujer en el futuro de la abogacía

Alejandra Gútiez Sainz-Pardo. Socia Abogada Laboralista en el Despacho A&E abogados
Alejandra Gútiez Sainz-Pardo

El hecho de la incorporación de la mujer en el mercado laboral constituye, afortunadamente y sin ningún género de duda, una cuestión absolutamente normalizada en nuestra Sociedad. Concretamente, el sector de la abogacía registra a día de hoy, según un estudio reciente del Consejo General de la Abogacía Española-,un 56,08% de varones censados frente a un 43,92% de mujeres. Los datos anteriormente arrojados, de inicio, pueden darse por sentado dentro de la regular evolución del papel de la mujer en la profesión. No obstante, lo anterior, no hay que perder de vista que la incorporación de la primera mujer-Mª Ascensión Chirivella- como miembro de un ilustre colegio de abogados en España data de 1922, esto es, hace apenas un siglo. Tampoco que la primera mujer fiscal en España -Mª Belén del Valle- consiguió el acceso en 1973.o que la primera mujer que optó a la presidencia al Tribunal Supremo lo hiciese en el año 2002. Del mismo modo, hay que recordar que no fue hasta el año 2004, cuando por fin se reconoció a la primera mujer presidenta del Tribunal Constitucional -Mª Emilia Casas-.

Sin duda, los anteriores logros que se han sucedido a lo largo del último siglo han resultado decisivos para destacar la relevancia del papel de la mujer en la abogacía. A mayor abundamiento, lo anterior vendría respaldado por el hecho de que, precisamente, en el tramo de edades comprendidas entre los 25 y los 45 años donde el profesional alcanza la plenitud laboral, el censo de mujeres colegiadas es superior al de hombres.

Ahora bien, al margen de la favorable evolución de la mujer en un sector en el que, hasta hace relativamente poco, se asimilaba a un perfil varonil, no puede obviarse que las desigualdades entre ambos sexos siguen siendo una realidad que, lamentablemente, debiera reconducirse. Dichas desigualdades, se manifiestan básicamente en aspectos como:

  • La conocida brecha salarial que, en la profesión que nos ocupa, también concurre y supone hasta un 20% de disparidad entre los sueldos de los abogados frente al de las abogadas.
  • El hecho de que apenas el 19 % de los socios de los Despachos de mayor envergadura del país sean mujeres frente al 81% que encabezan los hombres.
  • El hecho de que, en los rankings de los mejores abogados del País, en los que son los propios compañeros de profesión los que votan, la presencia de los hombres sea muy superior a la de las mujeres

En este orden de ideas, es por todos conocido que el mayor obstáculo al que se enfrenta la profesional se centra, en un gran grueso de casos, en el momento en que se plantea la maternidad. Efectivamente, este supone en muchas ocasiones un punto de inflexión en el que la proyección profesional se puede ver obstaculizada, bien por la interrupción laboral que exige normalmente tal acontecimiento para la profesional, bien por las necesidades de conciliación que se presentan a raíz del nacimiento del hijo.

Ahora bien, la buena noticia es que la tendencia es, en todo caso, muy optimista en cuanto a la intervención y el papel de la mujer en el mundo de la abogacía tal y como demuestran los datos y los logros anteriormente destacados. A mayor abundamiento, la pandemia provocada por el COVID-19 ha abierto un potente abanico de fórmulas conciliadoras de la vida laboral y personal de los trabajadores, normalizando instrumentos como el teletrabajo o la adaptación de la jornada. En este contexto, aclarar que, hasta hace relativamente poco, existía una idea preconcebida en el seno de los despachos de abogados o de las empresas que cuentan con letrados internos basada en la necesidad de que el profesional desarrollase sus tareas presencialmente, debiendo acudir sistemáticamente a su puesto de trabajo pese a no ser estrictamente necesario. Asimismo, se ha venido valorando muy positivamente que el profesional se involucrase en el negocio hasta el punto de superar su jornada laboral. Afortunadamente, el momento que nos ocupa abre un nuevo horizonte más práctico y coherente con los tiempos actuales en los que, probablemente, la eficiencia y la productividad priman por encima de las conocidas “jornadas maratonianas”.

Lo anterior, se ve además reforzado por la labor de los Colegios Profesionales, que vienen apostando por la elaboración de Planes de Igualdad que lo que pretenden es dotar de ciertos mecanismos que minimicen las desigualdades que impactan negativamente en la abogada.

Teniendo en cuenta lo anteriormente expuesto, no cabe duda de que el futuro de la mujer en este sector seguirá siendo determinante gracias a la tenacidad y al compromiso social que se ha venido demostrando por nosotras hasta la fecha que nos ocupa. En este sentido, debemos seguir apostando por nuestro desarrollo y valía profesional a fin de poder romper definitivamente con las desigualdades existentes a día de hoy, sin renunciar a nuestro desarrollo personal.

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