Hoy hay muchas personas con un alto nivel de preparación, pero menos gente de fiar. Quién sabe si desconfianza genera desconfianza, o si hay personas que viven en perenne posición defensiva, la verdad es que, aunque hay mucho paro en España; a veces los responsables de despachos pequeños se ven en una enorme responsabilidad al no encontrar alguien del que se fíen completamente. En uno grande, los posibles defectos de esta persona se disiparían y, en poco tiempo, él solo querría fundirse con los demás, mejorando o al menos adaptándose; pero un mal trabajador, en una empresa pequeña, puede ser un serio problema.
"No hay nada oculto que no haya de ser manifiesto, ni secreto que no haya de ser conocido y salga a la luz". En una empresa pequeña, el mal trabajador acabará creando problemas. Comentamos hace poco las cábalas que tiene que hacer el responsable de un despacho para tener controlada a su plantilla. Pero, ¿y si hay que coger a alguien nuevo?, ¿dónde podemos agarrarnos para tener un principio de informe?. La solución, según parece, está en la pantalla de nuestro ordenador.
Últimamente, responsables de Recursos Humanos afirman que está abriéndose paso una técnica bastante novedosa, sobre todo por iconoclasta: observar el comportamiento de los contactos en las redes sociales en Internet, y preseleccionarles para un puesto de trabajo. De hecho, una joven británica fue despedida de su trabajo por afirmar en su actualización de estado en Facebook que su trabajo era "demasiado aburrido".
Por ello, aquellos dueños de despachos que no pueden permitirse acudir a un experto en Recursos Humanos, ni se fían de informes que traiga el candidato; y les resulta violento preguntar a anteriores empleadores, están buscando el modo de integrarse en la red de amigos del posible trabajador, para poder saber qué le mueve, si es un potencial; o será una fuente de conflictos. No tenga su perfil abierto a todos los usuarios de la Red, no acepte a nadie que no conozca de verdad…y trate de dar una buena imagen siempre. O, si se siente bien en este Gran Hermano en que se han convertido las relaciones sociales, no inserte nada en su perfil de Facebook que le pueda avergonzar.
Así que, ¡sonría! alguien siempre le está mirando.