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26/04/2024. 12:43:49

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Gobierno de abogados

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Desde la Transición, hemos sido gobernados principalmente por abogados La abogacía española ha sido un factor determinante en los grandes cambios de nuestra sociedad

Cuatro de los cinco presidentes de nuestra Democracia son abogados. ¿Pura coincidencia? No parece ser el caso. De una u otra manera, los abogados están orgánicamente formados tanto para dirigir como para gobernar.

Gobierno de abogados

En efecto, salvo Leopoldo Calvo Sotelo, un ingeniero de caminos investido Presidente en una coyuntura muy específica y sin el aval de las urnas, todos los demás -Adolfo Suárez, Felipe González, José María Aznar y José Luis Rodríguez Zapatero- provienen del ámbito del Derecho. La transición fue hecha, en gran medida, por juristas. Y los últimos treinta años de nuestra historia tienen mucho que ver con la acción pública de un grupo de abogados que se han encargado de dirigir el rumbo de España en la autopista hacia la modernidad.

Pasión por el poder

El primer Presidente democrático tras la dictadura franquista, Adolfo Suárez González, se licenció en Derecho por la Universidad de Salamanca. El 11 de diciembre de 1975, Suárez se había incorporado al primer gabinete de Carlos Arias Navarro por sugerencia de Torcuato Fernández Miranda, catedrático de Derecho Político y estratega de la Transición. En julio de 1976, Juan Carlos I le confió el segundo gobierno de su reinado, durante el cual fue tomando consistencia y musculatura el sistema democrático. En 15 de junio de 1977, Suárez ganaba con UCD las primeras elecciones democráticas. En 1979, revalidó su cargo como presidente del Gobierno. Pero dos años después, en enero de 1981, cansado y sin apoyos, presentó su dimisión.

Tras el gobierno de Suárez, llegaría el breve periodo de gobierno de un ingeniero de caminos, Leopoldo Calvo Sotelo (1981-1982). Después de este interregno, los abogados volvieron a la carga. Sería Felipe González, abogado de la Universidad de Sevilla, quien recuperaría el cetro del mando para la profesión. Por trece años y medio (1982-1996), un hombre de leyes dirigió los destinos del Estado español. Le sucedería otro abogado, José María Aznar (1996-2004), cuarto Presidente del Gobierno y líder del Partido Popular. Aznar se licenció en Derecho por la Universidad Complutense de Madrid en donde conoció a su esposa, Ana Botella, quien también estudió Derecho.

El 17 de abril de 2004, otro abogado se convertía en el quinto presidente de nuestra democracia: José Luis Rodríguez Zapatero. Licenciado en Derecho por la Universidad de León (1982), Zapatero fue profesor ayudante de Derecho Constitucional en esa universidad (1983-1986), hasta que decidió cambiar las aulas por las urnas. El 9 de marzo de 2008 volvió a ganar las elecciones.  Su brazo derecho, María Teresa Fernández de la Vega, es abogada de la Universidad Complutense. Realizó el Doctorado en Barcelona y en 1974 ingresó en el Cuerpo de Secretarios Jurídicos Laborales. Pedro Solbes, también es licenciado en Derecho por la Universidad Complutense. Y el Presidente tiene abogados hasta en casa. Su esposa, Sonsoles Espinoza Díaz, también es jurista, aunque no ejerce la carrera.

Como es obvio, la abogacía monopoliza la vida política de este país. Es, por tanto, uno de los motores que han llevado a España a salir del atraso y la pobreza que aquejó a nuestra sociedad desde el siglo XIX. La democracia, la estabilidad económica, el europeísmo y la expansión de nuestros capitales tienen que ver con la actuación de un puñado de abogados que no tuvo miedo de tomar las riendas del poder, apostando por la modernización de las instituciones y la integración con otros bloques económicos.

Ahora, sólo falta que Leonor, los nietos de los políticos de hoy y una nueva generación de líderes y estadistas elijan la vieja profesión de Papiniano, sumándose así a los más de cien mil abogados y cuatro mil jueces que, con mano firme, conducen la nave de la sociedad española hacia un nuevo horizonte de progreso y desarrollo.

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