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03/11/2024. 05:00:36
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Ha muerto un peso pesado del Derecho

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“He puesto un énfasis especial en preservar la figura de juez en lo que a su formación técnica, rigurosa selección y definida responsabilidad se refiere. Admito que por ello se me califique de juez conservador, mas lo que rechazo terminantemente es que se me tache de ultra o contrario a los valores constitucionales”. Roberto García-Calvo

Roberto García-Calvo y Montiel había nacido a principios de los años cuarenta en La Bañeza, un pueblón leonés frío, con mercado semanal importante, adusto como lo son la mayoría de los pueblos de León.

Ha muerto un peso pesado del Derecho

Roberto García-Calvo y Montiel había nacido a principios de los años cuarenta en La Bañeza, un pueblón leonés frío, con mercado semanal importante, adusto como lo son la mayoría de los pueblos de León.

Rápido, inteligente, sobrio y gran penalista, Roberto García-Calvo, hijo de Paco, un próspero almacenista y comerciante de ultramarinos de La Bañeza a quien se le recuerda por lo espléndido y grato que era con todos; y de Milagros la de la jabonería, estudió Derecho en Salamanca y Oviedo y se puso a estudiar oposiciones a fiscal en Granada.

En 1968 ingresó en la carrera fiscal con el número uno de su promoción. Se casó con la santanderina María José Haya y tenían dos hijas. Una de ellas murió con veinte años en 1990. Era un gran aficionado a la caza en la Mancha, visitaba con frecuencia Santander por ser la tierra de su mujer y conservaba lazos con La Bañeza, donde la Junta pro fomento de la Semana Santa le hizo pregonero, y El Adelanto Bañezano, personaje de Año. Como curiosidad, María Emilia Casas, la presidenta del Tribunal Constitucional con quien le unían grandes diferencias de criterio, quien pasó su juventud y adolescencia en La Bañeza, fue pregonera entusiasta de su carnaval.

Su primer destino, recién aprobada su oposición, fue la Audiencia de Bilbao. En 1971 fue designado presidente del Tribunal Provincial de Amparo de Almería, donde hasta ese momento era Teniente Fiscal de la Audiencia Provincia. En 1976 Arias Navarro le nombró Gobernador Civil también en Almería. Entre sus competencias estaba la de mantener la seguridad y no tuvo concesiones con la oposición política. Permaneció en el cargo menos de un año, en el que le dio tiempo de gestionar una durísima huelga de pescadores en el barrio de La Chanca y dirigir las investigaciones de la muerte de Javier Verdejo, un estudiante de Biología militante de la Joven Guardia Roja abatido a disparos mientras hacía una pintada en los muros del Balneario de San Miguel.

A mediados de 1977 presentó su dimisión del cargo de Gobernador para reincorporarse a la carrera judicial como magistrado de Trabajo en Guadalajara. Los opositores del momento afirmaron que la acumulación de crisis en un mandato tan corto fue la causa de su caída. Él, sin embargo, decía en 2001 ante el Congreso que no fue cesado ni destituido por ninguna razón, "porque mantenía unas excelentes relaciones con el presidente del Gobierno de entonces, Adolfo Suárez".

En 1979 fue destinado a la magistratura de Trabajo número 8 de Madrid, y en 1986 nombrado magistrado del Tribunal Central de Trabajo.

El 7 de marzo de 1989 fue elegido vocal del Consejo General del Poder Judicial, cargo que ocupó hasta 1990. Roberto García-Calvo concurría como único candidato a la vacante del CGPJ y fue elegido por el Senado a propuesta de Alianza Popular. En dos ocasiones anteriores, en marzo y en abril de 1988, el Congreso había votado en contra de su candidatura, al no contar con el apoyo del Grupo Socialista.

En el CGPJ formó parte de las comisiones de Estudios, Informes y Disciplinaria. En octubre de 1990, al finalizar el mandato de los vocales del CGPJ elegidos en su mayoría en 1985, García-Calvo, que había sido nombrado en 1989, recurrió en amparo al Tribunal Constitucional por considerar que debía permanecer en el cargo hasta cumplir sus cinco años de mandato. El 30 de octubre del mismo año el Constitucional decidió no admitir a trámite el recurso.

Desde 1990 ejerció como fiscal de la sala de lo Penal del Tribunal Supremo hasta octubre de 1995. A continuación es nombrado Magistrado de la misma Sala en 1995 por el turno de juristas en sustitución de Marino Barbero. En esa votación García-Calvo obtuvo diez votos frente a los siete del catedrático Santiago Mir Puig.

Como magistrado de la Sala Segunda del Supremo votó a favor de imputar a Felipe González por los GAL y se mostró partidario de aplicar el indulto del Ejecutivo de José María Aznar al ex juez Javier Gómez de Liaño. Al respecto, García-Calvo reiteró que no discutía la competencia de la Sala de lo Penal para decidir sobre la legalidad de esa actuación, sino sobre su pretensión de dejar sin contenido la medida de gracia constitucionalmente reconocida para el jefe del Estado.

Junto a sus compañeros de la Sala de lo Penal también condenó a la cúpula socialista de Interior por el secuestro de Segundo Marey.

En octubre de 2001, con intensa oposición política, se convirtió en magistrado del Constitucional, a propuesta del Partido Popular después de superar el paso por la comisión de  Nombramientos del Congreso de los Diputados, primera ocasión en que dicho órgano ejercía funciones de homologación democrática de los candidatos. Fue candidato a una de las cuatro vacantes. Este cargo le valió numerosos titulares de prensa nacional.

Su actuación en esta institución se caracterizó por oponerse a buena parte de las leyes que trataban de realizar una lectura progresista de la Constitución, como la de violencia de género o la del matrimonio homosexual, aún sin sentencia. Desde su proposición para el cargo hubo controversia. Los parlamentarios del PNV, en la votación, escribieron en su papeleta "No votaremos a García-Calvo porque es un facha".

Uno de los episodios más llamativos de su etapa en el Constitucional fue la recusación que contra él presentó la Generalitat de Cataluña, por "falta de imparcialidad" en relación con los recursos presentados contra el Estatuto por el Partido Popular.

Un año más tarde, el 19 de octubre de 2007, el Gobierno decidió recusarle una vez más junto con el también magistrado del Tribunal Constitucional Jorge Rodríguez-Zapata para que no intervinieran en el recurso del PP contra la Ley Orgánica del Tribunal Constitucional, por considerarlos "contaminados" en el proceso.

García-Calvo era el más firme opositor en el Constitucional del nuevo estatuto de autonomía de Cataluña, que en la actualidad revisa el Tribunal. La ponencia de este recurso, que hasta el momento contaba con mayoría conservadora de seis a cinco, pasa a ser controlada de nuevo por los progresistas, ya que un posible empate a cinco podría ser roto por el voto de calidad de la presidenta. La sustitución por fallecimiento se augura densa y dura.

Había ultimado esta semana los informes necesarios para resolver el recurso del PP contra el reglamento del Senado que permite a los parlamentos autonómicos designar a cuatro jueces del Tribunal Constitucional. García-Calvo era el ponente de esta sentencia, a pesar de que, al ser recusado por el Gobierno no había participado en el recurso que también había presentado el PP contra la reforma de la ley del Constitucional, que prorroga el mandato de la presidencia y establece el nuevo sistema de elección de los jueces por la Cámara alta. Ha dejado también sin firmar la sentencia que avaló la ley de violencia de género.

Es el único miembro de ambas carreras -Judicial y Fiscal-que ha pasado por todas las categorías profesionales en cada una. Miembro del Consejo General del Poder Judicial, Fiscal y Magistrado del Tribunal Supremo y Magistrado del Tribunal Constitucional. Además, estuvo 25 años preparando opositores a judicaturas y redactando temarios de la oposición. Sus alumnos le recuerdan exigente, entrañable en las distancias cortas y gran valorador del esfuerzo. Tenía la Gran Cruz de San Raimundo de Peñafort y de la Cruz de 2ª clase de tal orden.

Publicó en 1994 un libro breve, "La justicia en crisis", en el que hacía una serie de reflexiones que, premonitoriamente, destacaban la génesis de la crisis que afecta a la Justicia desde su perspectiva estructural y no como valor o institución. Aportaba sugerencias de solución como resultado de un proceso reflexivo como postura vital que, desde el interior del mundo judicial, iba madurando.

Su fallecimiento hará aún más urgente la renovación parcial de los miembros del tribunal, bloqueada por el enfrentamiento partidista entre derechas e izquierdas.

Llevaba un tiempo sometiéndose a pruebas médicas y murió sólo en su casa.

Hoy se le enterrará en La Bañeza, tras un funeral en la Iglesia de Santa María La Mayor.

Descanse en paz.

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