Durante un partido de fútbol en Leganés uno de los futbolistas hizo una entrada al jugador del equipo contrario cayendo éste al suelo. El defensor intentó que este no se levantara para seguir con la jugada y le dio al acusado una patada lo que provocó que mutuamente se dijeran «nada de pataditas» y «nada de entraditas».
Acto seguido, cuando ninguno tenía la posesión del balón, uno le dio un fuerte codazo en la boca al otro partiéndole los dientes y causándole una herida en el labio, lo que provocó que el jugador fuera expulsado por esta acción y suspendido el partido.
Las citadas lesiones tardaron en curar 806 días, los cuales el futbolista agredido estuvo impedido para sus ocupaciones habituales
En la presente resolución la Audiencia Provincial de Madrid considera que los hechos no describen un simple "lance del juego", de carácter imprudente, sino una concreta lesión, provocada ya fuera del juego mediante una concreta agresión intencionada. La Audiencia condena al jugador agresor por un delito de lesiones.