“El día tiene 1.440 minutos, puedes regalarlos casi todos, pero siempre tienes que guardar algunos para ti y tu gente”. Sergio de Miguel Taroncher
Parece que el creciente interés por la aplicación de la gestión empresarial y de un plan de marketing en los despachos jurídicos ha hecho que nos olvidemos de lo más importante: no sólo trabajamos por y para personas, sino que todos los miembros de nuestra firma deben ser gestionadas no sólo como recursos sino como individuos con intereses variados y particulares.
Por tanto, para implementar y llevar a cabo una gestión eficaz y eficiente de nuestro despacho debemos partir no tanto de "los porqués" sino de los "para qués", haciendo participes a todas las personas que forman la Firma.
Estos "para ques" de la gestión de los procesos internos que nos llevan a fijar objetivos como optimizar los procesos internos de facturación, gestión del expediente… deben entenderse desde el punto de vista de la rentabilidad y para ello revertir en una mejor atención a nuestros clientes de cara a fidelizarlos o a generar nuevos.
El recurso y activo más importante desde mi punto de vista que tiene un abogado es su tiempo, de ahí, que los beneficios de la gestión del mismo podemos verlos desde dos puntos de vista:
- El del cliente. Por ejemplo gestionar un expediente de forma ordenada y utilizando el cloudcomputing revertirá en el cliente ya que tendremos acceso en cualquier momento a él, pudiendo informarle sin estar buscando un expediente que en ocasiones incluso podemos haber perdido en la montaña de papeles de nuestro escritorio.
- El del abogado/s. Para explicarlo me gusta acordarme del continuo estrés del conejo blanco de "Alicia en el país de la maravillas" que siempre va corriendo y mirando su reloj mientras dice en voz alta continuamente frases como: "no hay tiempo", "llego tarde". Debemos diferenciar entre el no tengo tiempo y no hay tiempo, lo primero puede solucionarse pero lo segundo no, es ley de vida…
Definir una línea de respeto entre nuestra vida profesional y personal debe ser prioritario también hablando en términos de rentabilidad. Establecer límites como los tecnológicos en cuanto a la recepción del correo electrónico, redes sociales.. nos ayudará mantenernos con energía renovada y a ser más eficaces en términos de productividad .
Según el artículo de estudio de la revista Auno de 2014 "el mercado jurídico internacional en todas las áreas de práctica de la profesión encuentra límites cada vez más desdibujados entre un ámbito y otro y, para ser sinceros, una penetración cada vez más fuerte de la esfera profesional en la personal".
A este respecto los datos del reciente "2014 ACC Global Work-Life Balance Report", realizado entre 2.004 abogados internos de empresas de 43 países, revela una tendencia casi generalizada a creer que, el abogado que aprovecha esos beneficios ve perjudicado su progreso profesional. Los datos dicen que un 59% de los encuestados que tienen familia a cargo tienen dificultades para conciliar su vida profesional y personal. Y según la percepción del 70% de las mujeres, los deberes de cuidado impactaron negativamente en su desarrollo profesional, mientras que el porcentaje cae al 38% en el caso de los hombres.
En contraposición a estos datos el Barómetro de Conciliación Edenred-IESE 2012 (que inspiró el título a este artículo) que encuestó a más de 7.000 trabajadores de 23 países en diferentes situaciones familiares, grados de responsabilidad y edades, pone de manifiesto que un 40% de los trabajadores de todo el mundo no están comprometidos con su empresa.
Este informe concluye con un dato revelador: las empresas favorecen la conciliación los empleados se sienten cuatro veces más comprometidos y la productividad aumenta hasta un 19%.
Pasar más horas de las necesarias en el despacho no garantiza una mayor productividad. Al contrario. Puede ser un indicador de mala organización del mismo.
Si preguntamos a muchos abogados acerca de su calidad de vida, en ocasiones lo que necesitan prioritariamente no es sólo cobrar más, sino lo que denominamos salario emocional entendido como aquellos beneficios no monetarios como más tiempo para su familia y sus aficiones sin que ello implique descuidar los compromisos laborales.
Si queremos ser rentables debemos evolucionar hacia un modelo de despacho familiarmente responsable, un modelo que invita a hacer transformaciones desde el punto de vista empresarial y cuyo fin último es contar en la firma con abogados más felices y altamente productivos.