
Quiero comenzar este blog de gestión de dirección de abogados recogiendo las impresiones que recibí durante una sesión que me encargó un grupo de mejora continua en materia de gestión y dirección en el Colegio de Abogados de Barcelona.
La sesión que me encargaron estaba muy relacionada con el entorno que vivimos ("Vender servicios jurídicos en tiempos de crisis") y en general se respiraba un ambiente de preocupación. El síntoma general era que se vendía menos (en ese tipo de grupos, formado por socios directores o responsables de un área, ya puedo usar la palabra "venta" sin que nadie se escandalice) y si alguien había seguido vendiendo lo mismo, notaba que no cobraba todo lo que vendía. No sé cuál de las dos cosas es peor (bueno, yo sí lo tengo claro), y posiblemente en el futuro sea objeto de discusión en este blog.
Pero lo que más me sorprendió fue ver un grupo de responsables de pequeños despachos que se dedicaban a ámbitos jurídicos muy diferentes, y por tanto, no eran competencia, con estructuras de costes que, pese a ser las necesarias para un correcto funcionamiento de sus negocios, iban a comenzar a resultar excesivamente pesadas, sin que por el momento nadie piense en fusión, integración o asociación o como lo queramos llamar.
Siendo claros, sin que nadie piense todavía en compartir recursos que a todas luces están infrautilizados, y así optimizar costes sin que la facturación se resienta. Hace tiempo leía las estadísticas del CGAE sobre el número de despachos en España y el número de abogados por despacho creo recordar que era de 1,5 aproximadamente. Un lujo que no nos vamos a poder permitir durante mucho tiempo.
Cambiar la forma de dirigir un despacho es muy difícil mientras que los números nos dan la razón, ya que nos encontramos con una resistencia propia (no vaya a ser que cambiemos, pero a peor) y de terceros (socios que pensarán exactamente lo mismo, si hasta ahora ha funcionado, no lo toques). Pero los números (o las cuentas por cobrar de los clientes) comienzan a dar señales de alarma, y conviene reaccionar lo antes posible.
O cambias, o te cambian. Como abogado y como consultor creo, desde hace varios años, que hay que cambiar, y estos cambios en la forma de dirigir nuestros despachos serán los que trataré en este blog, al que os doy la bienvenida.
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