Las organizaciones están sufriendo una transformación tecnológica sin comparación en la historia de la humanidad, y en esa transformación han de estar también involucrados los departamentos jurídicos in house que deberán formarse y especializarse en todo lo relacionado con las nuevas tecnologías y con el derecho aplicables a las mismas, siendo muy relevante en los próximos años los conocimientos que deben adquirir sobre privacidad, propiedad intelectual, smart-contracts, blockchain, contratación de productos informáticos, prueba electrónica, etc.
En este sentido, podemos adivinar que las nuevas tecnologías estarán presentes en un futuro muy próximo- si no lo están ya- en el trabajo diario del abogado in house de dos formas:
- Uso para el modelo de negocio. La primera de ellas será el uso que de dicha tecnología haga la organización para el desarrollo de su modelo de negocio, siendo preciso conocimientos en la asesoría jurídica interna relativos a la contratación de productos informáticos (software, almacenamiento, mantenimiento), así como el conocimiento legal de todo lo relativo a la propiedad intelectual que pudiese suponer el core de la organización en la que se encuentre prestando sus servicios el abogado in house. A todo lo anterior, es preciso añadir la creciente importancia en el modelo de negocio de las organizaciones, en el ámbito tanto “analógico” como sobre todo en el digital, de elementos tales como la privacidad y la protección de datos, que son ya un “activo” de muchos negocios basados en el Big Data, y que requerirá unos conocimientos muy específicos de los abogados in house para un adecuado cumplimiento de la normativa. Cada vez más los modelos de negocio digitales precisarán de un asesoramiento jurídico especializado, que se desarrollará probablemente internamente y ayudará a un mejor entendimiento y control de los riesgos de la organización.
- Uso desde el departamento jurídico. La segunda forma en que la tecnología estará presente en las tareas diarias del in house será en el propio uso que de la misma se realice en el seno del departamento jurídico interno para facilitar la labor del mismo, y ganar en eficiencia, seguridad y productividad. En este sentido, será básico el uso de la tecnología blockchain (presente ya en contratación internacional y que empieza a implantarse en contratos con las administraciones públicas) de la inteligencia artificial, o de los smart-contracts que nos permitirán dotar de mayor seguridad a las relaciones jurídicas, realizar las mismas a distancia o configurar documentos “inteligentes” que se auto ejecutarán de acuerdo con una programación informática predefinida que obligará a colaborar a abogados e informáticos y que, seguro, evitará litigiosidad. La prueba por medios electrónicos será, por último, otro ámbito donde el abogado in house deberá ir profundizando y adaptándose a los nuevos medios utilizados, y a las peculiaridades de los mismos en materias tales como aportación o cadena de custodia, que pueden ser determinantes a la hora de acreditar o no la validez de la misma.
En definitiva, todo un reto para el abogado in house, ya que tendrá que tomar un conocimiento de los procesos de transformación tecnológica que se implanten en su organización y en su sector, y a la vez también deberá aprovechar este “salto tecnológico” para hacer más eficiente su labor y la de su equipo. Es un territorio muy desconocido aún para algunos departamentos jurídicos in house, pero no cabe duda de que, en el último lustro, el avance de estas nuevas tecnologías ha sido tan radical y tan disruptivo que necesariamente todos deberemos adaptarnos a convivir con ellas en un futuro próximo, y aprender y sacar provecho de las mismas.
