
- Beethoven. Vida y obra.
Beethoven fue muy tramposo toda su vida. Le hacía trampas a sus profesores, a sus editores y a sus arrendadores. No respetaba los contratos de arrendamiento ni los acuerdos de exclusividad. No pagaba sus deudas. Mentía con frecuencia. No respetaba nada ni a nadie. Él era Beethoven y podía hacer lo que quisiera.
Una de las mayores mentiras de Beethoven fue atribuirse el carácter de noble por el prefijo Van, muy común en Flandes y Holanda. Lo asimilaba al Von aristocrático alemán sabiendo que Van no significaba ser noble. En aquella época en Viena había un tribunal para nobles y otro para gente ordinaria.
Cuando presento la demanda pidiendo la custodia de su sobrino acudió al tribunal de los nobles diciendo que tenía tal condición por el prefijo Van. Fue una decisión absurda. La demandada, esposa de su hermano, dijo que ni el demandante ni el fallecido tenían nada de nobles. El tribunal declaro que era incompetente porque Beethoven no era noble.
Beethoven acabo ganando todos los procesos relativos a la custodia de su sobrino. Los gano injustamente quitándole la custodia a la madre porque sus poderosos amigos influyeron sobre los jueces.
Lo más curioso es que a pesar de sus reiterados incumplimientos contractuales no tuvo problemas con la justicia. Sus acreedores y editores debieron tener miedo de su reacción si le llevaban a juicio por su fama de loco agresivo violento.
La primera víctima de sus trampas fue su profesor de música en Viena, el genial compositor Haydn. Beethoven le dijo a Haydn que el príncipe arzobispo de Colonia apenas le enviaba dinero. También le entregó unas partituras indicándole que las había escrito en Viena. Haydn le presto dinero.
El príncipe había patrocinado la estancia en Viena para que Beethoven mejorara su formación musical. Haydn le escribió explicando la situación y mostrando todo lo que Beethoven estaba trabajando con el envío de las partituras,
La respuesta del príncipe dejo consternado a Haydn. Le demostró que le enviaba diez veces más dinero de lo que decía Beethoven. En cuanto a las partituras le explicaba que era música ya escrita en Bonn.
Haydn era una persona muy formal, seria y respetuosa. Se molestó mucho con la actitud de Beethoven. Dejo de darle clases. El príncipe ceso los envíos de dinero y pidió a Beethoven que volviera a Bonn. La trampa, el engaño, la mentira, no le sirvieron de nada a Beethoven.
Al sordo de Bonn, que todavía no era sordo, no le importo lo ocurrido. Proclamo que Haydn era un mal profesor y que con él no había aprendido absolutamente nada. No le devolvió el préstamo.
Otra de sus víctimas fueron los editores. En algunas ocasiones vendió la “exclusividad” de sus obras a varios. En el caso de la Misa Solemnis, una de sus últimas obras y para muchos la mejor, la vendió a ocho editores. En tres de los casos firmo contratos de completa exclusividad. Por tanto engaño a ocho casas editoriales de música.
Siempre vivió de alquiler. Sus relaciones con los propietarios fueron pésimas. Cambio de casa 76 veces en 35 años lo que supone una media de duración de los contratos de seis meses. En varias ocasiones se fue sin pagar lo adeudado. Los vecinos se quejaban por molestias graves. Despidió a varias empleadas domésticas, a las que maltrataba, acusándolas falsamente de robarle.
En 1800 pidió un préstamo a su editor Sigmund Anton Steiner para cubrir gastos relacionados con la enfermedad de su hermano y pagar sus impuestos. No devolvió el préstamo. Cuando Steiner se lo reclamó con insistencia, Beethoven le prometió una sonata de piano nueva e inédita, con garantía de derechos exclusivos. Nunca cumplió.
Entre sus mentiras estaba decir que era hijo del emperador de Prusia. Lo más absurdo es que a la vez decía (lo que era verdad) que era nieto del compositor flamenco (actual Bélgica) Ludwig Van Beethoven. Es imposible que pudiera ser a la vez nieto del músico belga e hijo del emperador. El motivo de la mentira era el total desprecio que sentía por su padre.
Pagar los impuestos no era otra de sus virtudes. Consta documentalmente que el 5 de marzo de 1825, recibió de nuevo un recordatorio de las autoridades fiscales locales. Esta vez, sin embargo, el recordatorio no fue nada amistoso. Titulado “Tercer recordatorio”, el breve mensaje dice: “Ludwig v. Beethoven está en mora para el año 1824 por: impuesto sobre la renta y multas”. Para que Beethoven comprendiera la gravedad, en un documento adjunto se lee: «Los impuestos atrasados aquí registrados por la Contaduría Provincial del Estado deben saldarse sin falta y sin demora, porque de lo contrario el Gobierno de la Baja Austria se encontraría en la desagradable necesidad, según su deber, de tomar las medidas que determine la máxima autoridad en el cobro de esta suma tributaria pendiente”.
Beethoven debería haber pagado sus impuestos de 1824 a finales de abril y finales de julio de ese año. Pero decidió saltarse el pago de sus obligaciones fiscales.
Menos mal que nos queda su música porque como persona fue el peor de todos los grandes compositores.
El link es la película Amada inmortal