Pregunté a Juan, conocedor de las redacciones de diarios digitales como Legal Today, sobre que temas, según su punto de vista, le podrían resultar de interés a usted colega abogada o abogado.
Mi inquietud fue satisfecha con prontitud. Juan que en sus antecedentes figura como ¨periodista¨, resulto ser como algo que emana de su profesión, un agudo observador de la realidad social de la abogacía, y entre los títulos que me plantea hay uno que me llamó la atención: Cliente y abogado: ¿quién puede más?. Con esto Juan me está dejando entrever que en la relación profesional-cliente hay una puja o lucha de intereses. Ante esto cabría preguntase:¿Siempre la hay?. Desde ya le digo que como en todo vínculo humano en ¨acto¨ o en ¨potencia ¨ habrá puja. Es que, como lo vine analizando a lo largo de distintas publicaciones que conforman el Blog de Psicología para Abogados, no se vinculan laboralmente una señora o señor abogado y una señora o señor (el Otro) que busca una relación de ayuda en defensa de sus derechos y que van a conformar una relación ¨puramente jurídica profesional¨, limitada a lo legal. Por el contrario al abogado viene con una historia personal y el cliente con otra – forjadas en la temprana edad- y que van a condicionar el lazo humano que entablen, sin que necesariamente se den cuenta de ello. Así, lo que debería ser – en el mundo de las ideas- una relación de alianza, de confianza, de sinceridad, de apertura, puede tranquilamente ser un nexo tortuoso. O usted piensa que el abogado o abogada con una personalidad de base evitativa o huidiza (carácter fóbico) – no se sienta mal si es usted así lector, usted es normal, pero ser humano al fin- , va a estar pronto para atender al cliente que es ansioso y lo llama varias veces al día. Sin duda la relación va a ser ríspida, pero esto no significa que no se podrá desarrollar.
Pero Juan con su propuesta de título -no sé si queriendo- va más allá de indagar un mero ¨choque de personalidades¨ en la relación abogado cliente. Nos manda a entrar en la defensa que cada una de las partes hace de su baluarte narcisista. ¿Quién puede más? El profesional de la abogacía puede más en el vínculo, porque tiene el poder del saber (el conocimiento es poder decía Francis Bacon). Y cuando uno sabe es posible que tenga una actitud omnisapiente hacia su cliente, para ponerse en la situación de amo. De esta manera uno se apropia del Otro, con miras a satisfacer sus deseos económicos, intelectuales, u otros que se encuentran en la profundidad de nuestras mentes y que desconocemos. No digo colegas que el manejo del saber de su parte es para dominar al cliente. No. Solo planteo que puede suceder en alguno de nosotros – por ello surgieron los códigos de ética profesionales -. Lo que pasa es que una cosa es el saber científico del derecho para ponerlo al servicio de la justicia y otra el de querer saber cómo Adán y Eva, al comer el fruto del árbol prohibido y pretender ser como Dios.
¿Y por el lado del cliente que pasa?. Lo mismo. Los únicos potenciales pecadores no somos los abogados. El cliente según su personalidad, puede tender a convertirse en amo del abogado. Razones de seguridad, equivalentes a la de los niños que siempre quieren garantizarse la existencia del padre o madre protectores, lo suelen llevar a realizar maniobras de todo tipo para que no se les escape de su control. Más todavía la defensa del baluarte narcisista del cliente, con personalidad de rasgos psicopáticos se va a concretar tratando al abogado como un ¨esclavo¨ ello en base a la premisas que dicen: si pago puede exigir y el cliente siempre tiene razón.
Entiendo que una vez más queda plasmado, que el vínculo humano entre abogado y cliente es complejo, y que un buen ejercicio de la profesión aconseja indagar desde una mirada psicológica el tema. ¿Usted abogada o abogado, que piensa?
Hasta el próximo encuentro.