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30/04/2024. 03:20:05

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El juicio de Christine Keeler

Presidente de la Asociación Europea de Abogados

Christine Keeler fue una modelo muy famosa en los años sesenta por los juicios en Londres relacionados con un escándalo político. El caso obligo a la dimisión de Jack Profumo como ministro de la guerra y luego del Primer Ministro Británico. Uno de los juicios terminó con la condena de la pareja de Christine, Stephen Ward que se suicidó. En el segundo juicio fue condenada Christine por falso testimonio e ingreso en la cárcel.

En 1960 Christine de 18 años entablo una relación con el médico londinense Stephen Ward de 48 años. Había 30 años de diferencia de edad. Enseguida empezaron a vivir juntos. Tenían una relación completamente libre y abierta, Cada uno podía tener aventuras sexuales con otras personas incluso en la propia vivienda donde residían.

Stephen tenía amigos muy influyentes. Entre ellos estaba el Ministro de la Guerra John Profumo, número dos del gobierno británico que tenía todas las posibilidades de convertirse en Primer Ministro en los meses siguientes.

Profumo conoció a Christine en una fiesta en la que también estaba su mujer. Quedó fascinado con ella y con el permiso de Ward se acostaron en el domicilio de la pareja. Christine le engancho sexualmente e iniciaron una relación de amantes secretos. Se veían siempre en casa de Ward. La relación se rompió porque Profumo le pidió a Christine exclusividad y ponerle un piso. Ella no quiso romper con Ward. No quiso dejar a su “novio” por el político más destacado del Reino Unido.

Entre los amigos de Stephen también estaba un alto cargo de la embajada soviética en Londres, el espía Yevgeny Ivanov. Christine se acostaba con él y llego a acostarse con el ministro y el espía el mismo día a distintas horas. Era la época del muro de Berlin y de los misiles rusos en Cuba.

Al desvelarse los hechos por la prensa el escándalo forzó a Profumo a dimitir y dañó gravemente la reputación del gobierno del entonces primer ministro Harold Macmillan quien tuvo que renunciar tan sólo un mes después. Hubo elecciones y el partido conservador las perdió. Las potenciales ramificaciones del incidente

respecto a la seguridad nacional eran graves, por la información que Profumo hubiera podido pasar a Christine y a su vez ella al espía soviético.

Stephen, fue procesado por «vivir de las inmorales ganancias de la prostitución» (proxenetismo). Era una acusación absurda. Stephen no era un hombre rico pero tenía una economía desahogada. En todo caso era el quien “ayudaba” a Christine y no al revés. Le proporcionaba un domicilio gratis en el centro de Londres, pagaba los gastos de la casa, la alimentación y ocasionalmente le daba dinero.

La policía consiguió testigos falsos. Amenazó a la mejor amiga de Christine, Mandy de 16 años, con la que también se acostaba a veces Stephen. También fue coaccionada una prostituta que mantenía relaciones con él. El juicio se desarrolló muy mal para Stephen. Ningún amigo suyo acudió a declarar. El día anterior al veredicto del jurado viendo que iba a ser condenado se suicidó con una sobredosis de pastillas.

El suicidio de Stephen no fue el final de la historia judicial. En paralelo se desarrollaron los juicios de Christine contra un amante negro, Lucky. En uno fue condenado por agresión. En el segundo Christine no se presentó al juicio y despareció. Se acusó a Profumo incluso de haberla asesinado. Christine estaba en Alicante tomando el sol en la playa. El tercer juicio fue contra Christine por haber cometido delito de falso testimonio al no ser verdadero su relato. Fue condenada a nueve meses de cárcel.

Tras salir de la cárcel Christine empezó una nueva vida. Se casó pero su matrimonio no duro ni un año. El segundo matrimonio tampoco llego al año. Murió en la miseria en 2017 con 75 años de edad.

Años después informes de la CIA demostraron que el espía ruso Ivanov había puesto aparatos de grabación en el domicilio de Stephen para grabar las conversaciones entre Christine y Profumo. Los informes desvelaban que la Unión Soviética había conseguido información valiosa de esas cintas. Hay una película genial sobre el caso Profumo Scandal de 1989, en la que actúan John Hurt, Joanne Whalley, Bridget Fonda y Leslie Phillips. También tenemos una excelente serie de seis horas de la BBC titulada The trial of Christine Keeler. Al final del último juicio su abogado le dice a Christine “La justicia no tiene nada que ver con la verdad. Es un juego con reglas ridículas”.

En 2008 el compositor inglés Thomas Hyde estrenó su ópera That man Stephen Ward. Hyde nació en Londres en 1978. Estudió composición en la Royal Academy of Music con Peter Maxwell Davies. Sus obras más destacadas son dos óperas y una sinfonía para la BBC Scottish Symphony.

La ópera de cámara sobre Stephen es un retrato triste en forma de monologo de las semanas que van desde su arresto por la policía hasta su suicidio. Entre las escenas figura una conversación con Churchill que era uno de sus pacientes. Tiene la misma composición instrumental que el Pierrot Lunaire de Schoenberg. Se ha representado en el Festival de Cheltenham. El CD, disponible en Idagio y Amazon, ha recibido una excelente crítica de la revista Gramophone.

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