
“Colombus” es una ópera de 1933 del alemán Werner Egk (1901-1983). La ópera es muy crítica con Cristóbal Colón al que considera un criminal sediento de oro. Egk fue el compositor vivo favorito de Hitler. Goebbels también mostró una gran identificación con Egk. La ópera fue estrenada en la radio en 1933 y con representación escénica en enero de 1942 en plena Segunda Guerra Mundial.
Goebbels quedó impresionado por el trabajo de Egk y en su diario personal escribió: “Egk tiene un gran talento original. Se mueve en su propia dirección. No se le puede asociar con nada ni con nadie, pero sabe cómo crear música. Estoy totalmente encantado y el Führer también; un gran descubrimiento para ambos”.
Hitler asistió entusiasmado al estreno de la ópera de Egk, Peer Gynt en1938 que fue seleccionada como la ópera principal de los Reichsmusiktage (Días de Música del Reich) de 1939 en Düsseldorf. El compositor recibió diversos premios, honores y comisiones del gobierno nazi. Compuso marchas para las Juventudes Hitlerianas, escribió la banda sonora de una película propagandística sobre los nazis y fue uno de los compositores de la música de los Juegos Olímpicos de Berlín de 1936 junto a Karl Orff, autor de Carmina Burana, y Richard Strauss que escribió el himno olímpico. Desde 1941 a 1945 fue presidente de Consejo de Compositores del Reich. Fue incluido en los procesos de desnazificación pero quedo liberado sin culpas.
La Gottbegnadeten-Liste (Lista de dotados con la gracia de Dios) fue una lista de artistas considerados representativos del Tercer Reich elaborada por el ministro de propaganda Joseph Goebbels considerarlos «Patrimonio Nacional». Sólo había cuatro compositores: Strauss, Pfitzner, Orff y Egk. Entre los directores estaban Furtwangler, Karajan, Bohm, Jochum, Knappterbusch y Clemens Kraus.
En Columbus Egk musicaliza la historia de Cristóbal Colón. El propio Egk escribió el libreto. La ópera es muy negativa hacia la figura de Colón. Dramatiza la vida del almirante desde su entrevista con los Reyes Católicos hasta su muerte
El núcleo central de la ópera y la parte más intensa (acto segundo) es la llegada a América. La primera acción de los españoles al llegar es rezar, todos juntos, el Tedeum. Después se realiza la declaración de posesión de la tierra:
“Dios ha nombrado al papa, llamado San Pedro, gobernador del mundo entero. Este papa ha concedido al rey de España por posesión eterna de los territorios que se encuentran al oeste de la línea que se extiende al occidente de las Azores desde el Polo Norte hasta el Polo Sur, como encontraréis explícitamente en ciertas actas, las que se os mostrarán si después lo exigís. Su majestad es, por tanto, rey y señor de vuestra tierra. Si reconocéis esto, obraréis bien y cumpliréis vuestro deber. Pero si os negáis, os invadiremos por orden de Dios con la más cruel guerra. Tenéis que reconocer a la Iglesia como soberana del mundo y a su majestad como rey”.
Los nativos responden con un coro en el que reconocen no haber entendido nada de lo dicho por los desconocidos visitantes, pero ante la belleza de los extraños de la que resaltan su blancura, los consideran como dioses:
«Blancos son en cara y manos. Son grandes y bellos. No sabemos lo que piensan y no entendemos lo que dicen. Son dioses que han descendido del cielo”.
Colón contesta:
“¡Aquí está el oro! Con mucha seguridad es oro lo que yo veo y espero por la misericordia de nuestro Redentor encontrar el lugar donde él crece. El oro es la cosa más excelente en el mundo. Quien lo posee tiene todo lo que se puede desear en el mundo.
Se revela el verdadero talante de Colón, anunciado ya en su entrevista con la reina Isabel del primer acto, en la que le había ofrecido las riquezas del nuevo mundo. El Colón de Egk no es un héroe romántico, ni está motivado por fines evangelizadores o civilizatorios, sino que persigue únicamente intereses económicos.
Con el último canto del coro concluye la ópera:
“Por Cristóbal Colón desconocidos países fueron descubiertos y del poderío del demonio Ongol fueron arrebatados. Pero en su lugar se mudaron la codicia y el interés, y se vaciaron los tesoros y se despoblaron las islas y las tierras”.
Hitler explicaba en Mein Kampf (mi lucha) las diferencias entre el desarrollo de los Estados Unidos y América Latina a partir de parámetros racistas. Si los primeros se habían adueñado del continente era a causa de la gran presencia de elementos germanos en su población, y que asimismo no se habían mezclado con las razas aborígenes como si habían hecho los españoles.
Si nos olvidamos del apoyo nazi y de la distorsión de la figura de Colón .podemos emocionarnos ante una obra brillante de impecable concepción que merecería estar presente en el repertorio. La grabación del propio Egk de 1963 disponible en YouTube es memorable.
Hitler y Egk estaban equivocados. Colón no era un criminal ni un genocida. Hitler, sí.