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29/03/2024. 03:32:02

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La observación atenta de la realidad y la inteligencia emocional

Abogado y Administrador de Fincas
Abogado en Digesto Abogados.

Bernat Carrió Alepuz

Hace unos días un Juez me comentaba cómo se le encaró una persona gritándole a la cara con el puño cerrado. El tener el puño cerrado como preparando un puñetazo y gritar en la cara a un magistrado induce a pensar en un posible riesgo para la integridad física del jurista, todo ello además aconteció durante el transcurso de una vista, afortunadamente es algo inaudito. El guardia civil del Juzgado ante tal estampa acudió raudo a defender a Su Señoría, preguntó si detenía a esta persona exaltada y éste declinó tranquilamente la invitación de la autoridad policial.

Mientras escuchaba la anécdota, llegado a este punto pensé que la persona que se atrevió a hablar así en dicho momento tuvo una gran suerte de no sufrir consecuencias penales por dicha conducta, de hecho era una posible conducta punible y sin pestañear podrían haber engrilletado a esta persona y abrirle diligencias por ejemplo por atentado contra la autoridad. Pero yo estaba equivocado, no se trataba de la suerte que tenía esta persona de "haberse librado", la suerte de esta persona era la de estar sin saberlo delante de un juez con una gran inteligencia emocional, un gran observador atento de la realidad, que supo estar a la altura de las circunstancias por saber tener en cuenta los elementos correctos para su decisión.  La razón que dio por no haber actuado contra esta persona por su mala conducta fue simplemente que: "tiene muy bajo nivel y no sabe decir las cosas de otra forma, estoy seguro de que no he corrido ningún peligro, sólo es frustración."

Y es que como decía el profesor Garrigues: "un buen jurista debe ser un observador atento de la realidad". Esta cita sería extensible a todas las profesiones, pero hay que ser muy exigentes  para saber entender por realidad el espectro de capas más amplio posible y uno de los aspectos a tener en cuenta es todo el aspecto emocional y psicológico que motiva las conductas y los actos, en este caso los ajenos pero también debemos prestar atención a los propios. Así siempre deberíamos estar abiertos a tener en consideración más capas de realidad de las que hayamos tenido en cuenta pues nunca se sabe si la más válida la estamos realmente contemplando.

El premio Nobel de economía Daniel Khaneman en su libro tan recomendable: "pensamiento lento, pensamiento rápido", nos explica entre otras muchas cosas de nuestros dos sistemas de pensamiento, que muchas de las decisiones que tomamos están por así decirlo programadas, sesgadas, manipuladas. Por ejemplo ante la palabra "JA_ON" la respuesta dada para completar el hueco variaba en función de si antes de decirle al sujeto que rellene el hueco le hacen recordar un episodio triste o alegre, de hecho las palabras que escogían en un 80% en cada grupo eran "jamón" y "jabón", ahora parece obvio quienes eran los "tristes" y los "alegres". Seguramente todos los sujetos sólo admitirán haber sido dueños de su respuesta y ninguno dirá que forma parte de una masa que no se detiene a analizar su respuesta, de hecho quizás ni se lo planteen como muchas veces no nos planteamos las decisiones que tomamos. Sin embargo su comportamiento era ampliamente previsible como lo habría sido el de un juez que hubiera engrilletado a la persona de la anécdota anterior. 

Otro experimento ha demostrado científicamente que ante ciertas preguntas nada sesgadas, sólo por el hecho de incluir una cifra en ella, el rango de respuestas de un gran grupo oscila en un porcentaje cercano a dicha cifra independientemente de si la cifra es baja o alta. Así también simplemente preguntando si una secuoya mide más o menos de 1.200 pies las respuestas se acercarán a 1.200 pies en una proporción parecida alrededor de dicha cifra exactamente igual  que si la pregunta hubiera sido idéntica pero elevando el listón a 2.500 pies.  Seguramente todos aquellos respondedores a dicha pregunta sólo admitirán haber respondido lo que han querido sin ningún tipo de influencia, este tipo de pregunta son las "preguntas ancla", y podrían explicar muchas de nuestras respuestas sobretodo cuando respondemos sin reflexionar. Esto en el ámbito jurídico puede jugar un papel muy interesante en los interrogatorios o en las decisiones judiciales, también podría guardar relación con el mundo de las encuestas y en porque mucha gente piensa que no sirven para decir lo que piensa la gente sino para decirle a la gente lo que tiene que pensar, pues cada sondeo representará un tipo diferente de anclaje sobre la ciudadanía que es orientable.

Otros experimentos han demostrado que el ser humano tiene una elevada capacidad para dejarse llevar por sus creencias, en el más puro sentido que Ortega Gasset sobre las creencias cuando dijo aquello de "las ideas se tienen pero en las creencias se está" y de este modo muchas veces estando ante una realidad uno no se cuestiona nada más que lo que cree que está viendo, lo interpreta y actúa pensando que lo hace libremente, un ejemplo extremo de esto es el experimento de la cárcel de Stanford que llevó a cabo el profesor Zimbardo, en este experimento un grupo de alumnos ejercía de carcelero y otro de reclusos, y en poquísimo tiempo se le fue de las manos y tuvieron que abortar el experimento porque aparecieron comportamientos sádicos que humillaban a los "presos" y éstos lo aceptaban teniendo todos ellos graves trastornos emocionales. Una posible conclusión del experimento entre otras muchas sobre la condición humana es que los participantes de cada grupo se creyeron tanto el papel que se olvidaron que sólo era un experimento académico que podrían haber abandonado en cualquier momento. Es decir todos los estudiantes podían haber decidido abandonar el experimento y ninguno de ellos cayó en ello, la creencia anulaba la inteligencia o lo que es lo mismo, la inteligencia sólo daba el visto bueno a sus creencias.

Las emociones se han demostrado importantísimas a la hora de tomar decisiones, por ejemplo al decir que una operación tiene una tasa de mortandad del 10% frente a otra que tiene una tasa de éxito del 90% parece que estemos hablando de dos operaciones diferentes cuando en realidad es la misma, pero todos preferimos escuchar la segunda versión y pensamos que es mejor cuando sólo es una de las dos caras de la moneda.

Volviendo con Khaneman, el pensamiento automático es el fácil, vago, rápido y el que si uno se descuida toma todas las decisiones y el "pensamiento lento o atento" en estas ocasiones sólo se limita a darle el visto bueno a todas las conclusiones automáticas. En cambio, el pensamiento atento fruto de la observación atenta, cuando funciona bien, es el que hace darse cuenta al juez  de que esa persona no está realmente agrediendo, o también ayuda a darse cuenta de que la pregunta no tiene porque dar ninguna pista, o que ese experimento se puede parar en cualquier momento…

En conclusión la observación atenta de la realidad impone al jurista el deber de detectar posibles capas de realidad que se estén ignorando, tanto en uno mismo como en los que interactuemos. Así existe un sinfín de situaciones en los que la neurociencia, la psicología, la inteligencia emocional o la social, nos pueden ayudar a comprender lo que está sucediendo ante nosotros y lo podamos utilizar a nuestro favor y a favor de las personas que estén afectadas por nuestras decisiones.  

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