Hay que ver el revuelo que se ha formado con la modificación de las condiciones generales de la red social Facebook…
Parece ser que unas recientes modificaciones en las citadas condiciones generales daban como resultado la cesión "per saecula saeculorum", a favor de la propia Facebook, de cuantos datos alojásemos en los servidores de esta red mundial.
Evidentemente, se armó la "marimorena" y han surgido miles y miles de voces en contra de dicha pretensión.
No obstante, y aunque no nos hubiéramos dado cuenta a la hora de aceptar de las condiciones de uso (que levante la mano el que se lea las condiciones generales antes de aceptar…), es un sin sentido, ninguna norma en nuestro ordenamiento jurídico ampararía dicha pretensión ya que es contraria, por poner un ejemplo a la normativa de protección de datos.
En efecto, esta normativa de protección de datos se basa en el principio de la finalidad, con arreglo al cual podremos usar los datos que poseamos para el cumplimiento de los fines para los que fueron captados. Una vez cumplida con la citada finalidad se impone, como regla general, el bloqueo y, en última instancia, la cancelación de los datos.
Y para todo ello tenemos varios de los llamados derechos ARCO. En concreto, los derechos de acceso y, una vez ello, los derechos de oposición y cancelación.
Precisamente, el derecho de protección de datos tiene por finalidad evitar abusos por parte de las empresas (on line u off line) que determinen una pérdida de control sobre la información que las mismas tienen de nosotros.
No obstante todo lo anterior (y otras consideraciones legales en las que no entramos), con buen criterio, los rectores de Facebook han decidido dar marcha atrás y mantener el status quo, por lo que volvemos a la normalidad.
