Que la censura es la línea que marca la división entre los países democráticos y aquellos que no lo son, casi todos lo tenemos claro. Que la obligación impuesta por Irán de emplear servidores nacionales puede catalogarse de censura, casi todos lo tenemos claro. Pero lo que pocos hacen es en valorar, en su justa medida, la incidencia que CISPA y otras actuaciones normativas americanas (de efectos globales) pueden tener en el ámbito de internet.
Censura, sin medias tintas.
Dados los recortes democráticos que está experimentando Irán en los últimos tiempos, a nadie puede ya sorprender que su gobierno haya prohibido a bancos, compañías de seguro y operadoras de telecomunicaciones iraníes el uso de correos electrónicos de las plataformas norteamericanas de Yahoo, Gmail o Hotmail.
Lógicamente, dichas medidas tiene una incidencia directa en los usuarios, que no pueden tener contacto con dichas empresas a través de correos electrónicos de dichas plataformas, debiendo reconducir sus comunicaciones a servicios con dominio territorial iraní (".ir").
Esto no es sino una medida adicional encaminada a sustituir Internet como red global por una red nacional de información.
Las cosas claras: CISPA y similares dan el empujoncito final.
Pero como en este mundo nada es blanco o negro, la introducción de medidas como CISPA y otras que van proliferando en EE.UU., hace que Irán o cualquier otro gobierno, sin olvidar a las empresas e internautas, estén profundamente preocupados por la posibilidad de que las autoridades norteamericanas puedan acceder a sus datos por el mero hecho de emplear plataformas de empresas como Apple, Google o Microsoft, por poner los ejemplos más representativos.
Con medidas tendentes a protegerse de una eventual amenaza de seguridad, interna o externa, medidas legislativas de un estado nacional, como EE.UU., adoptan una eficacia prácticamente global.
Todo es pos de la seguridad nacional.
Como podemos ver, todas las medidas que se toman por los estados, bajo el pretexto de la protección de los intereses nacionales superiores, determinan, sin excepción, mermas en las garantías democráticas de los ciudadanos, unas a nivel nacional (Irán), otras a nivel global (EE.UU.).
Al final, la percepción de los ciudadanos depende de la eficacia del marketing empleado por los estados para justificar sus medidas.
