El día 7 de noviembre, Wopke Hoekstra, Comisario para el Clima, Cero Emisiones Netas y Crecimiento Limpio, fue interrogado por miembros del Parlamento Europeo (PE), como parte del proceso de confirmación del nuevo Colegio de Comisarios. A esta comparecencia parlamentaria le precedió una ronda anterior de preguntas y respuestas por escrito, por lo que podemos aventurarnos a desgranar cuáles serán sus iniciativas en materia fiscal.
Hoekstra delineó las principales preocupaciones en materia fiscal de su mandato para los años 2024-2029. Uno de los aspectos más relevantes es la conexión entre fiscalidad y medio ambiente, que anticipa un cambio de rumbo en el diseño de los sistemas fiscales europeos. Obsérvese que el reparto de competencias propuesto para la nueva Comisión Europea sitúa los asuntos relacionados con la fiscalidad bajo la competencia del Comisario para el Clima, lo que refleja un enfoque innovador y alineado con los objetivos de sostenibilidad. Según el Comisario, los sistemas fiscales deben adaptarse a las transformaciones económicas y sociales, facilitar la transición climática y convertirse en herramientas clave para garantizar la equidad.
El enfoque de agrupar las responsabilidades en materia de clima y fiscalidad es una propuesta innovadora de la Comisión Europea. Esta orientación parece marcar un alejamiento del impuesto sobre sociedades como tema central, para poner el acento en la fiscalidad como impulsora de objetivos medioambientales. Entre las prioridades mencionadas por Hoekstra figura la revisión de la Directiva sobre Fiscalidad de la Energía, una medida clave para fomentar el uso de combustibles sostenibles y reducir la dependencia de combustibles fósiles importados. La nueva directiva, que promueve un mayor gravamen de los productos más contaminantes, permitirá a los Estados miembros implementar incentivos fiscales del uso de las energías renovables en todos los sectores económicos.
También fue subrayado específicamente la necesidad de tomar medidas en los sectores de la aviación y marítimo, que actualmente gozan de una exención en la fiscalidad sobre el combustible. A este respecto, el Comisario calificó de «lo más absurdo: la falta de fiscalidad sobre el queroseno», e insistió en la necesidad de aplicar el principio de «quien contamina, paga«. Asimismo, mostró interés por explorar cómo hacer más sostenible el sistema del IVA, incluyendo una posible revisión de los tipos cero aplicados al transporte internacional.
En cuanto a la fiscalidad basada en el comportamiento, desempeñará un papel importante a la hora de incentivar el consumo y los productos «verdes». Sin embargo, no se comprometió a adoptar instrumentos políticos específicos en esta fase, afirmando que puede tratarse de «medidas de soft law, como recomendaciones, o la introducción de mínimos para los impuestos medioambientales no relacionados con la energía».
El papel de la fiscalidad en el apoyo a los objetivos de la transición ecológica fue destacado. El Comisario Hoekstra considera que la descarbonización de las economías y el tratamiento de la economía digital y de plataformas constituyen un reto mundial. Reconoció los desafíos que implica avanzar en propuestas fiscales debido a la soberanía de los Estados miembros y la regla de unanimidad para la aprobación de reglamentos y directivas. No obstante, manifestó su intención de avanzar en expedientes pendientes, como Unshell y BEFIT. Contrario a algunos de sus predecesores, Hoekstra no aboga por reformar la regla de unanimidad, argumentando que esta preserva la soberanía nacional en cuestiones fiscales.
Por otro lado, reafirmó su compromiso con la lucha contra el fraude, la evasión y la elusión fiscales, destacando que, aunque no se prevén propuestas legislativas concretas en este ámbito, se promoverá el intercambio de buenas prácticas y el desarrollo de metodologías rigurosas para detectar lagunas fiscales. Además, siguiendo las recomendaciones del informe Letta, Hoekstra explorará incentivos para movilizar inversiones hacia empresas innovadoras y en expansión, como parte de su compromiso con los objetivos climáticos y económicos de la UE.
Adicionalmente, el plan de ruta del Comisario para el Clima incorpora algunas iniciativas para abordar los desafíos de la fiscalidad digital en un contexto de sostenibilidad. La tributación de grandes plataformas tecnológicas, que generan un considerable impacto energético, podría convertirse en un área de innovación fiscal, vinculando la economía digital con los objetivos climáticos. Asimismo, se anticipa que la fiscalidad desempeñe un papel esencial en la armonización de políticas entre los Estados miembros, un aspecto clave para evitar desajustes en el mercado único y fomentar una competitividad verde coherente en toda la UE.
La agenda de Hoekstra representa una oportunidad transformadora para la política fiscal y climática de la Unión Europea. Al vincular de manera innovadora la fiscalidad con los objetivos ambientales, la Comisión Europea no solo redefine el papel de los impuestos como herramientas económicas, sino que los convierte en instrumentos esenciales para combatir el cambio climático, impulsar la sostenibilidad y fomentar la equidad. Este enfoque promete consolidar a la UE como líder global en la transición ecológica, estableciendo estándares ambiciosos que podrían servir de referencia a nivel internacional.
Sin embargo, los retos son significativos. La necesidad de armonizar las políticas entre Estados miembros y preservar la competitividad exige medidas innovadoras y colaboración política sin precedentes. La capacidad de transformar la teoría en acción determinará si estas iniciativas pueden superar las barreras de soberanía fiscal y el statu quo normativo.
