BRUSELAS, 21 oct (Reuters) – Los líderes de la Unión Europea se enfrentarán el jueves a su homólogo polaco por un fallo judicial que cuestionó la primacía de las leyes europeas en una fuerte escalada de batallas que corren el riesgo de precipitar una nueva crisis para el bloque.
El presidente francés y el primer ministro holandés están particularmente interesados en evitar que las contribuciones en efectivo de sus gobiernos a la UE beneficien a los políticos socialmente conservadores que socavan los derechos humanos fijados en las leyes de las democracias liberales occidentales.
«Los estados de la UE que violan el estado de derecho no deberían recibir fondos de la UE», dijo el jefe del Parlamento de la Unión Europea, David Sassoli, ante los líderes nacionales de los 27 países miembros del bloque reunidos en Bruselas el jueves y el viernes.
«La Unión Europea es una comunidad construida sobre los principios de la democracia y el Estado de Derecho. Si estos están bajo amenaza en un estado miembro, la UE debe actuar para protegerlos».
El primer ministro polaco, Mateusz Morawiecki, defenderá el fallo del Tribunal Constitucional de Polonia del 7 de octubre que establece que elementos de la legislación de la UE eran incompatibles con la constitución del país.
«Es un problema importante y un desafío para el proyecto europeo», dijo un funcionario francés sobre el fallo polaco.
Morawiecki ya ha sido criticado por los legisladores de la UE esta semana y el jefe de la Comisión dijo que el desafío a la unidad del orden legal europeo no quedaría sin respuesta.
Esto, así como otras políticas introducidas por su partido gobernante Ley y Justicia (PiS) le costarán dinero a Polonia.
«NO SOSTENIBLE»
Con el fallo, el PiS elevó las apuestas en años de disputas cada vez más amargas con la UE sobre los principios democráticos, desde la libertad de los tribunales y los medios de comunicación hasta los derechos de las mujeres, los migrantes y las personas LGBT.
Un alto diplomático de la UE dijo que tales políticas «no eran sostenibles en la Unión Europea».
Por ahora, la Comisión ha prohibido a Varsovia aprovechar 57.000 millones de euros (66.000 millones de dólares) de fondos de emergencia para ayudar a su economía a salir de la pandemia de COVID. Varsovia también corre el riesgo de perder otras dárselas de la UE, así como sanciones del máximo tribunal del bloque.
Suecia, Finlandia y Luxemburgo también se encuentran entre los decididos a alinear a Varsovia y han intensificado sus críticas desde que el PiS llegó al poder en 2015.
Las consecuencias inmediatas para Polonia, con unos 38 millones de personas, el mayor país excomunista de la UE, son financieras.
Pero para la UE, el último giro en las disputas con el euroescéptico PiS también llega en un momento delicado mientras lidia con las consecuencias del Brexit.
El bloque, sin Gran Bretaña, logró el año pasado un gran salto en la integración al acordar garantías conjuntas de deuda para recaudar 750.000 millones de euros para la recuperación económica de COVID, superando la dura resistencia de estados ricos como los Países Bajos.
Si bien la mayoría de los estados de la UE comparten una moneda, una mayor coordinación fiscal solo puede mantenerse si los ricos que donan más de lo que recuperan del bloque están seguros de que sus impuestos no terminan financiando a los políticos que desprecian sus valores liberales fundamentales.
Morawiecki ha descartado la idea de abandonar la UE en un «Polexit». El apoyo a la adhesión sigue siendo muy alto en Polonia, que se ha beneficiado enormemente de la financiación procedente del bloque al que se unió en 2004.
Hablando el miércoles, un diplomático polaco de alto rango tuvo un tono conciliador, diciendo que el tribunal polaco no desafió las leyes de la UE, sino interpretaciones particulares de algunas de ellas.
Varsovia, respaldada por el primer ministro húngaro, Viktor Orban, quiere devolver los poderes a las capitales nacionales y ha arremetido contra lo que dice que son poderes excesivos en manos de la Comisión.
Si bien muchos se han frustrado cada vez más por los intentos fallidos de convencer a Varsovia de que cambie de rumbo, la canciller alemana, Angela Merkel, ha advertido durante mucho tiempo contra el aislamiento de Polonia.
Su influencia, sin embargo, se debilita cuando visita Bruselas para su última cumbre programada antes de que entregue el cargo a un nuevo canciller alemán después de 16 años.
Más allá de presionar a Polonia, los líderes también cerrarán filas sobre cómo responder a un fuerte aumento en los precios de la energía, discutirán la migración, su tensa relación con Bielorrusia y la pandemia de COVID-19.
($1 = 0.8584 euros)Informes adicionales de Michel Rose, Andreas Rinke, Sabine Siebold; escrito por Gabriela Baczynska; edición por Richard Pullin
