Dice el slogan de una famosa marca sevillana de toldos: olvídese de aquello tan lejano de “Leopoldo échame al toldo” y pásese a la modernidad al “Currito, dale al botoncito”. Con ello, se pone de relieve que, hasta en los sectores más insospechados, hay que reciclarse y adaptarse a los nuevos tiempos.
Tanto que esta circunstancia ya ha llegado a la judicatura y llegará, dentro de poco, al mundo de la medicina.
El primer humano infectado por un virus informático.
En efecto, podemos leer en los medios de comunicación que, por vez primera, un ser humano se ha infectado por un virus informático.
Evidentemente, lo que se le ha infectado no ha sido ningún órgano real. Sólo ha sido un implante informático que el ínclito se había "instalado" con la finalidad de abrir las puertas de seguridad de su laboratorio y desbloquear su teléfono móvil de modo automático.
El futuro ha llegado… para quedarse.
Pues bien, esta mera anécdota, que ha supuesto para el ínclito sus 5 minutos de fama mundial, no tendría mayor trascendencia si no fuera porque es un ejemplo de cosas que están pasando y de muchas más que acontecerán en el futuro.
Pensemos en los implantes de corazón tipo marcapasos, o chips que se están desarrollando para ayudar a mejorar o sustituir ciertas funciones corporales.
El remedio: ¿médicos o informáticos?
¿Y qué sucedería si contando en nuestro cuerpo con algún chip informático nos vemos infectados por un virus?
¿Dónde acudimos: a un informático o a un médico? ¿Será asignatura obligatoria de la facultad de informática la patología clínica? ¿O de la de medicina la de antivirus informáticos como parte del medimecum? ¿Será necesario que los cirujanos nos instalen un puerto USB para pasarnos el Panda o el Norton y hacernos un análisis? O quién sabe, ¿harán esto los técnicos de laboratorio?
¿Y los jueces y abogados qué?
Cuando un cliente nuestro se vea infectado por un virus informático, ¿cuál será la calificación legal del delito que queramos imputar: de daños, de lesiones, de homicidio de asesinato?
Son muchas las incertidumbres que esta sociedad de la información nos está generando día a día y, como suele decirse por el sur, "lo que te rondaré morena…".
Lo único claro es que las realidades de carne y hueso y las informáticas están cada vez más unidas y que una realidad del sector legal como es el derecho de las nuevas tecnologías no sólo es el presente sino que, indudablemente, es el futuro.
