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26/06/2025. 14:11:32
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Mujeres en el sector legal en la era de la IA: hacia modelos más sostenibles

Eugenia Navarro, consultora experta en transformación e innovación legal

Sobre cómo impacta la IA en el sector legal y en especial en el liderazgo femenino, hablaremos en la próxima mesa de debate de la IV edición de Mujeres por Derecho 2025 organizado por Aranzadi LA LEY el próximo 11 de junio. Esta mesa que tengo el honor de moderar contará con mujeres juristas de primer nivel: Sara Molina, socia de Pérez- Llorca; Rosario Baquero, directora del Centro de Innovación Legal de Iberdrola (LINCE); Cristina Retana, directora de Innovación y Contenidos de Aranzadi LA LEY y Beatriz Rodríguez, socia de Roca Junyent.

Hasta entonces, un pequeño adelanto. En un momento de transformación acelerada por la irrupción de la inteligencia artificial (IA) en todos los sectores, el mundo jurídico no puede permitirse prescindir de una mirada que combine experiencia técnica, compromiso ético y perspectiva inclusiva. Las mujeres juristas, a menudo invisibilizadas en los relatos dominantes del cambio tecnológico, están llamadas a desempeñar un papel esencial en el diseño de un marco legal justo, innovador y adaptado a los desafíos del siglo XXI.

La inteligencia, experiencia y liderazgo de las mujeres en el sector legal están demostrando ser un motor clave para impulsar un impacto sostenible en la profesión legal. Su visión inclusiva, su capacidad para abordar los retos desde una perspectiva sistémica y su firme compromiso con la ética y la justicia contribuyen a transformar los modelos tradicionales. Al integrar valores de sostenibilidad, diversidad y responsabilidad social en la práctica jurídica, las mujeres están ayudando a construir organizaciones más resilientes, innovadoras y alineadas con los desafíos del siglo XXI. Su creciente presencia en puestos de decisión no solo equilibra el ecosistema legal, sino que también eleva el estándar de lo que significa liderar con propósito.

La inteligencia artificial está generando una transformación profunda en este liderazgo femenino en el sector legal, abriendo nuevas oportunidades para redefinir prioridades y maximizar el impacto. Al automatizar tareas repetitivas y operativas, la IA permite a las mujeres líderes liberar tiempo valioso que puede dedicarse a actividades de alto valor, como el acompañamiento estratégico a clientes, la mentoría de jóvenes talentos o la participación en iniciativas de innovación y sostenibilidad. Esta tecnología también contribuye a una mejor conciliación entre vida profesional y personal, al permitir una mayor flexibilidad y eficiencia en la gestión del trabajo. Lejos de reemplazar el talento, la IA lo potencia: alivia la carga administrativa y permite a las profesionales centrarse en su capacidad analítica, empática y de liderazgo transformador. En este sentido, se convierte en una aliada para que más mujeres puedan alcanzar posiciones de influencia y contribuir a un modelo de abogacía más humano, inclusivo y estratégico.

Una revolución que interpela al derecho

La irrupción de la IA no es solo un avance tecnológico; es una disrupción sistémica que plantea nuevos dilemas jurídicos y éticos: ¿cómo proteger los derechos fundamentales en entornos automatizados?, ¿qué responsabilidad legal tienen los sistemas autónomos?, ¿cómo garantizar la equidad en algoritmos de toma de decisiones? Estas preguntas no tienen respuestas sencillas, y exigen la participación activa de profesionales capaces de traducir la complejidad tecnológica en garantías jurídicas concretas.

Es aquí donde la contribución de las mujeres en el derecho se vuelve crítica. No porque haya una manera “femenina” de legislar, sino porque la diversidad de enfoques, trayectorias y sensibilidades enriquece la capacidad del sistema jurídico para adaptarse a realidades complejas.

Liderazgo con perspectiva de impacto

Las mujeres juristas han demostrado, una y otra vez, su capacidad de liderar procesos de cambio profundo en el mundo legal. Desde las primeras pioneras que rompieron techos de cristal, hasta las profesionales actuales que impulsan transformación digital en departamentos jurídicos, participación activa en regulación de tecnologías emergentes o defensa de los derechos humanos en contextos tecnológicos. Su aporte no es accesorio: es central.

En la era de la IA, este liderazgo es más necesario que nunca. Porque el Derecho no solo debe adaptarse a las tecnologías, sino también delimitarlas, orientarlas y, cuando sea necesario, corregirlas. Y para ello, necesitamos líderes jurídicas capaces de sentarse en la misma mesa que ingenieros, diseñadores de sistemas y responsables públicos, y de hacerlo con voz propia y agenda propia.

¿Existe el liderazgo femenino?

El enfoque de una mujer jurista puede diferir del de un hombre no por una cuestión de capacidad, sino por la combinación de experiencias, perspectivas sociales y formas de liderazgo que históricamente han sido distintas.

El enfoque de una mujer jurista suele aportar una mirada diferente debido a su experiencia vital, su formación en contextos donde ha debido conciliar múltiples roles y su sensibilidad hacia cuestiones como la inclusión, la equidad y el impacto social. En general, las mujeres tendemos a adoptar estilos de liderazgo más colaborativos, empáticos y orientados al diálogo, lo que puede enriquecer la práctica jurídica con una mayor capacidad de escucha, mediación y comprensión del contexto. Además, muchas mujeres han desarrollado una gran agilidad para gestionar la complejidad, tomar decisiones bajo presión y equilibrar múltiples responsabilidades, lo que se traduce en una visión más holística y transversal del derecho. Esta diversidad de pensamiento no solo complementa los enfoques más tradicionales, sino que es esencial para abordar los retos del siglo XXI, donde el valor jurídico no reside solo en la norma, sino en su aplicación justa, eficiente y sostenible.

La inteligencia artificial es una herramienta clave para potenciar un mayor tiempo dedicado a generar modelos sostenibles, más conciliadores y con menos estrés y presión. Siempre teniendo en cuenta que es una herramienta y que lo que sigue valiendo es el criterio.

Ética, tecnología y equidad

La IA se alimenta de datos. Y los datos —no lo olvidemos— reflejan nuestros sesgos, nuestras desigualdades y nuestras exclusiones. Un sistema jurídico que aspire a ser verdaderamente justo no puede tolerar que los algoritmos reproduzcan o amplifiquen las discriminaciones existentes. Necesita incorporar, desde el diseño, criterios de equidad, transparencia y rendición de cuentas.

Aquí, la experiencia de las mujeres juristas es especialmente valiosa. Muchas de ellas han trabajado desde hace décadas en áreas como el derecho antidiscriminatorio, los derechos de las minorías o el acceso igualitario a la justicia. Hoy, ese bagaje resulta indispensable para construir marcos regulatorios que no solo controlen la IA, sino que la orienten hacia el bien común.

De la visibilidad a la influencia

Sin embargo, para que ese papel transformador se materialice, las mujeres juristas necesitan más que talento y compromiso: necesitan espacios de decisión, visibilidad pública y redes de apoyo.

Es imprescindible promover la presencia activa de mujeres en comités de ética tecnológica, organismos reguladores, direcciones jurídicas de empresas tecnológicas y foros de debate público. Porque las normas que se dicten hoy sobre IA marcarán el rumbo legal y ético del mañana, y es nuestra responsabilidad colectiva asegurar que en su elaboración esté presente toda la sociedad —no solo una parte de ella.

La era de la IA no es solo un reto para el Derecho. Es también una oportunidad histórica para redefinir sus bases, sus prioridades y sus protagonistas. Las mujeres juristas están más que preparadas para asumir ese papel, pero para que eso ocurra es necesario reconocer su autoridad, valorar su experiencia y garantizar su presencia en los espacios clave de decisión.

No se trata solo de equidad de género. Se trata de construir un futuro legal más robusto, más ético y más humano, pero principalmente con modelos más sostenibles y conciliadores.

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