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26/04/2024. 03:38:40

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Bernd Reinmüller, Presidente de la Union Internationale des Avocats

“Todos somos la Administración de Justicia”

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"Para ser hoy un buen abogado, es necesario estar abierto a los constantes cambios, no sólo locales y regionales, sino también globales" "Mientras estudiaba ciencias jurídicas, me influyó mucho el filósofo jurídico Gustav Radbruch con sus ideas de un Estado social" "Los abogados son globales conceptualmente desde siempre, pues siempre han visto la sociedad como un todo" "La nacionalidad de la firma es un concepto superado" "Los principios jurídicos siempre han sido globales"  "La UIA es una asociación que pretende establecer y fomentar las estructuras e instituciones que regulen la actividad de las sociedades en las que vivimos, bajo el auspicio de la ley."

El Profesor Bernd Reinmüller se convirtió oficialmente en el 53º Presidente de la Unión Internacional de Abogados (UIA) durante la ceremonia de clausura del Congreso de Bucarest (Rumanía) el 1 de noviembre de 2008. Su implicación en la UIA se remonta a 1989, fecha en la que entró a formar parte del Comité de Dirección. En 1992, fue elegido copresidente del congreso organizado en Berlín, más tarde se convierte en responsable de seminarios y, a continuación, de las comisiones y grupos de trabajo de la UIA. En junio de 2004 es nombrado en Beirut (Líbano) Vicepresidente Primero, llamado a convertirse en Presidente al término del congreso de Bucarest en 2008. Comprometido desde el principio de su carrera como abogado con el desarrollo del ejercicio del derecho en el mundo y a favor del respeto de los derechos humanos, Bernd Reinmüller desea regir su presidencia por el diálogo y el intercambio de experiencias entre profesionales.

Todos somos la Administración de Justicia

¿Qué es la UIA? ¿Cuáles son sus objetivos? ¿Qué planes piensa implementar durante su presidencia?

El objetivo de la UIA es la prevención de los conflictos y la solución de los mismos cuando éstos se producen. La UIA es una asociación que pretende establecer y fomentar las estructuras e instituciones que regulen la actividad de las sociedades en las que vivimos, bajo el auspicio de la ley. Proporcionamos garantías a los ciudadanos para que crezcan como personas pacíficamente, en una sociedad libre y democrática.

Durante mi presidencia pretendo, primordialmente, llevar el concepto de la defensa de la defensa y de la formación continua de los abogados a todos los rincones de la tierra. También quisiera concienciar a los poderes públicos de que una participación conjunta con los miembros, colectivos de abogados nacionales, los Colegios y Asociaciones, así como con la UIA es beneficiosa para mostrar previsibilidad y eficacia, para dar seguridad jurídica a los países. Todos somos la Administración de Justicia. Todos debemos compartir esta responsabilidad y ejercer nuestra participación activa para mejorar el sistema. Los abogados, por su cercanía al ciudadano en la defensa de sus intereses, conocen de primera mano y pueden aportar, en consecuencia, los problemas que deben ser priorizados y las soluciones prácticas existentes. Con nuestra actuación aportamos eficacia.

 

Las facultades de derecho de Europa, ¿preparan a los abogados para enfrentarse a los retos de la abogacía del siglo XXI?

La calidad técnica de la preparación de las Universidades yo diría que es buena. Naturalmente, hay que hacer ajustes y correcciones de forma continua en los programas para que mantengan su actualidad y vigencia, con una colecta de temas que sean precisos ahondar ahora o en el futuro. Yo pienso que esta inquietud y forma de actuar existe. Lo que todavía no se ha impregnado muy bien ni en los ámbitos académicos, ni en la sociedad en general, ni en sus poderes públicos, es que esa formación que es adecuada en un momento histórico, durante los estudios, debe mantenerse siempre con la misma frescura. Debe continuarse en el tiempo. Ahí creo yo que está el desafío. No en la enseñanza que se da, ya que ésta es buena. Hay que mantener su frescura y vigencia mediante la formación continua.

 

La crisis económica que se extiende por todo el orbe, ¿repercutirá en la práctica de la profesión?

Naturalmente que repercute, pues la profesión está imbricada en la sociedad y como consecuencia de ello experimenta los acontecimientos que la sociedad viva. La crisis financiera que se está viviendo hoy, dará lugar a actuaciones profesionales en los distintos ámbitos de las leyes. La crisis de transformación que también se está produciendo solapada con la anterior, dará lugar a principios y a valores en cuyo amoldamiento los abogados deben interferir como garantes de libertades ya adquiridas por la sociedad y para impulsar la creación de otros instrumentos que sean pautas de conducta en el futuro.

 

¿Podemos hablar de una globalización del derecho? ¿Estados Unidos lleva la batuta en este proceso? ¿Hay una fuga de talento jurídico hacia los países anglosajones?

Los principios jurídicos siempre han sido globales. La aplicación práctica en cada jurisdicción de esos principios es la nota diferenciadora. La exportan, se fusionan principios e instituciones jurídicas de unos países a otros. No pienso que haya un país que lleve el liderazgo intelectual en este ámbito. Es verdad que Estados Unidos por su capacidad de investigación y tecnológica, plantea desafíos que hay que regular y adecuar, pero cierto es que otros muchos países trabajan en temas como el agua o el medio ambiente que son prioritarios igualmente.

Se produce un intercambio intenso. Es una carrera en la que no hay países más adelantados que otros, es la Humanidad que progresa en unos sectores a través de unos países y en otros a través de otros. El concepto de confidencialidad o de secreto profesional está mejor desarrollado y protegido en jurisdicciones que no aplican la "common law", por ejemplo. Yo creo que el progreso es el resultado de una suma, de una aportación al esfuerzo común. Estados Unidos contribuye, como además lo hacen otros muchos países.

 

¿Cuáles son los retos más importantes a los que tiene que enfrentarse el ejercicio de la profesión en Europa?

Posiblemente el reto más importante sea poner un punto intermedio, un pie en la balanza que proporcione el juego de la libertad y la privacidad con el del desarrollo tecnológico y la seguridad. Esa rotación entre esos conceptos establecerá el marco de actuación de las restantes instituciones de nuestra sociedad. Los abogados tenemos mucho que decir en ese diálogo con académicos, juristas y poderes públicos.

 

Las firmas europeas ¿son competitivas frente a sus pares de Inglaterra o Estados Unidos?

Las firmas europeas y no europeas son competitivas o no en función de su aptitud técnica y su eficiencia. Soy reticente a establecer etiquetas nacionales. El derecho, en un futuro próximo tendrá procedimientos y prácticas homologables de unos países a otros y las actividades estarán bastante estandarizadas como en otros sectores de la vida pública y privada (bancaria, seguros, transportes, etc.) La nacionalidad de la firma es un concepto superado. Hay bufetes con oficinas enormes en un lugar y centros de decisión en otro, o con abogados nacionales trabajando con otros de una tercera nacionalidad ¿qué etiqueta le ponemos? No creo que eso sea relevante. Lo importante es que sean buenos tanto ética como profesionalmente y den la percepción al ciudadano de que trabajan para su protección y bienestar.

 

¿Es posible hablar de auténticos despachos globales? ¿Y de abogados globales?

Los abogados son globales conceptualmente desde siempre, pues siempre han visto la sociedad como un todo. De este modo lo han de ver y lo ven los despachos aunque haya especialidades que no desarrollen en su práctica. Lo que sucede es que hoy hay una interconexión más estrecha entre las distintas materias y las distintas disciplinas.

 

¿Hay un cambio de paradigma en el ejercicio de la abogacía?

Yo no lo creo. Es el mismo ejercicio que siempre, pues es una profesión que se desenvuelve alrededor de principios y problemas que han existido siempre. Puede haber alguno más acentuado que otro, en función de la época histórica, pero todos están. Lo que sí ocurre, es que por las tecnologías de hoy, existe la percepción de un cambio. Pero eso es debido a que nosotros estamos viviendo el cambio, somos generaciones que nos estamos transformando. Los abogados del futuro, los jóvenes de hoy, ya están inmersos en esas tecnologías y viven una realidad como nuestros padres y abuelos vivieron la suya, con normalidad.

 

¿Cuáles son, a su juicio, los principios esenciales de la profesión? Lo menciono porque defenderlos es uno de los objetivos de la UIA. En todo caso, ¿cuál de esos principios es el más necesario en la actual coyuntura mundial?

La lista de principios que defiende UIA es una lista abierta. Son todos los principios que corresponden a una sociedad civilizada. El grado de evolución en ese proceso de civilización se va ajustando los principios a las realidades de ese momento y creando nuevos más. En la coyuntura actual el miedo a la inseguridad de todo tipo es el factor que hay que controlar, pues podría dar pie a que los ciudadanos, a cambio del concepto de seguridad, otorguen como contraprestación, sin mucho reparo, derechos muy difícilmente ganados y consolidados a lo largo de siglos.

 

¿Se puede afirmar que la justicia europea está politizada?

Me imagino que los miembros de la Administración de Justicia, de la que forman parte los abogados, tienen como individuos su ideología política. Todos la tenemos, yo pienso. Esto no quiere decir que las actuaciones profesionales estén politizadas. Lógicamente cada uno tiene su visión de la vida en función de su ideología, pero esto no significa que la justicia, la medicina o cualquier otra actividad humana tenga como prioridad la lucha política. En este sentido estricto yo creo que podríamos decir que la justicia no esta politizada.

 

¿Qué maestros influyeron en su formación de manera decisiva?

Ya al final de ir a la escuela y mientras estudiaba ciencias jurídicas, me influyó mucho el filósofo jurídico Gustav Radbruch con sus ideas de un Estado social. Según ello, todas las personas deben recibir un trato igual, justo y económico ante los juzgados. Además deben tener en todo momento la libertad de elegir a su abogado. Los juzgados deben estar compuestos por jueces independientes, que sean totalmente independientes en el sentido del reparto de poderes. Todo ello forma parte de los principios que también encontré en el marco de la UIA y que no sólo defenderé como presidente de la misma. A través del internacionalmente muy conocido Prof. Dr. h.c. mult. Erik Jayme (entre otras cosas, Berkley/USA, Munich, Heidelberg) encontré el camino hacia el derecho privado extranjero e internacional. En 1974 tuve la oportunidad de estudiar comparativa jurídica con el famoso profesor René David en Francia. Además estudié en La Haya, en la Académie de Droit International Privé, (Academia de Derecho Internacional Privado) y en París, en la Universidad París II. Gracias a estas influencias ya hace más de 30 años que trabajo en el ámbito internacional, y hoy puedo mirar atrás con una larga experiencia en derecho privado extranjero e internacional, que en el marco de mi presidencia, ayuda considerablemente en la comprensión de las diferentes propiedades culturales de los países y las personas.

 

¿Qué se necesita para ser un buen abogado?

Para ser hoy un buen abogado, es necesario estar abierto a los constantes cambios, no sólo locales y regionales, sino también globales. El mundo, cada vez se alía más y requiere de los abogados que no sólo se concentren en el derecho nacional, sino que precisamente en el área económica, aporten conocimientos y capacidades de derechos, lenguas y culturas ajenas. Para ello es necesario visitar el extranjero y el deseo de iniciarse en el derecho ajeno. Quien sólo desee orientarse de forma nacional, debe saber que precisamente en Europa va unificándose el mercado interno, que aumentan los esfuerzos de armonización y que finalmente el derecho europeo afectará o cambiará el derecho nacional. Un buen ejemplo es el derecho de sociedades extranacional, que crea dentro de Europa cada vez más formas de sociedad europeas. Con esos procesos hay que confrontarse para ser un buen abogado.

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