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28/07/2025. 19:58:59
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Mujeres juristas, tecnología y deporte: el liderazgo que transforma el juego

Isabel Pérez Espinosa, abogada y secretaria general de la UFEC (Unión de Federaciones Deportivas de Cataluña)

No hace tanto que hablar de liderazgo femenino en el mundo jurídico del deporte parecía algo excepcional. Hoy, sin embargo, somos muchas las que no solo formamos parte de este ámbito, sino que lo estamos transformando desde dentro, en paralelo a un fenómeno que lo ha cambiado todo: la digitalización.

Sin ningún tipo de duda, el deporte se ha convertido en un terreno fértil para la innovación tecnológica. Desde las plataformas que gestionan licencias deportivas hasta los algoritmos que analizan el rendimiento de los atletas, pasando por el auge de los e-sports o la inteligencia artificial aplicada a la toma de decisiones, el ecosistema deportivo ya no es solo físico ni analógico. Y ahí, en esa intersección entre deporte, derecho y tecnología, muchas mujeres juristas estamos encontrando no solo desafíos, sino oportunidades para liderar.

En este nuevo escenario, nuestra labor ya no se limita a interpretar reglamentos o redactar contratos, sino que ahora debemos también analizar el marco legal que regula el uso de datos biométricos de los deportistas, prever qué implicaciones jurídicas tiene una campaña publicitaria en el metaverso, saber cómo proteger la imagen de una atleta en redes sociales o identificar los límites éticos de una cláusula automatizada en un contrato de patrocinio. El terreno legal del deporte se ha vuelto tan complejo y cambiante como apasionante.

La nube, por ejemplo, se ha convertido en una herramienta habitual en la gestión deportiva, en ella se almacena prácticamente todo: historiales médicos, datos de rendimiento, métricas personales, grabaciones, planes de entrenamiento, comunicaciones internas, acuerdos contractuales… Pero ¿somos conscientes de los riesgos que entraña esta acumulación masiva de información? ¿Quién es responsable si esos datos se filtran, manipulan o se utilizan con fines discriminatorios?

Una mala gestión tecnológica puede tener consecuencias muy graves, pensemos, por ejemplo, en un club que utiliza inteligencia artificial para valorar el rendimiento de su plantilla. Si el sistema no está bien entrenado, o si los datos empleados contienen sesgos, podría perpetuarse la desigualdad, descartando sistemáticamente a ciertos perfiles, incluidos los femeninos, por patrones históricos que ya no deberían tener cabida, así infinidad de situaciones que aún hoy nos cuesta vislumbrar. Además, pueden surgir conflictos éticos cuando se usan métricas de salud para negociar contratos o determinar alineaciones, poniendo en riesgo la privacidad y autonomía de los deportistas. Así que sin duda, la tecnología debe ir acompañada de la lógica, sensibilidad y perspectiva humana.

Y aquí es donde las mujeres juristas tenemos una oportunidad, pero también una enorme responsabilidad. Nuestra formación jurídica, combinada con una mirada transversal y una sensibilidad especial hacia los derechos individuales, nos permite identificar estos riesgos antes de que se conviertan en problemas. Nos ayuda a plantear las preguntas que otros no se hacen, ¿estamos respetando el consentimiento informado? ¿Se han implementado protocolos adecuados de protección de datos? ¿Quién audita la transparencia de estos sistemas? ¿Qué derechos tiene una deportista si su imagen es replicada en un entorno virtual sin su aprobación?

En mi experiencia dentro de la UFEC, he visto cómo el uso de herramientas tecnológicas ha facilitado la transparencia, la eficiencia y la igualdad en la gestión federativa. Se han optimizado procesos, reducido burocracias y democratizado el acceso a recursos. Pero también he aprendido y, soy consciente, que, si no se tiene una perspectiva crítica y humana, esa misma tecnología puede reforzar desigualdades, invisibilizar derechos o generar conflictos éticos. Y ahí es donde nuestra voz importa más que nunca, es el espacio en el que podemos destacar por nuestras cualidades innatas.

Ser mujer en el ámbito jurídico deportivo implica, todavía hoy, superar inercias y reticencias, pero me motiva saber que también significa abrir caminos, pues las mujeres nos hemos acostumbrado a demostrar nuestra valía una y otra vez, tal vez haya llegado el momento, la hora en que la digitalización del deporte nos dé la posibilidad de redefinir las reglas del juego desde el principio. No se trata solo de ocupar espacios, sino de construirlos de otra manera.

El liderazgo femenino en este entorno no es una cuestión de cuotas ni de discursos vacíos, se gana día a día con rigor, conocimiento y compromiso. La consolidación de estos objetivos se alcanza con cada decisión jurídica que no solo resuelve un conflicto, sino que mejora el sistema, con cada innovación legal que protege a quien hasta ahora no tenía voz, con cada contrato que incorpora valores, además de cifras, y cuando uno mira quien está llevando tales acciones muy probablemente encuentre un rostro de mujer.

No tengo dudas que el futuro del derecho deportivo será más tecnológico, más transversal y más femenino. Y en ese futuro, las mujeres juristas no vamos a estar en la banda o en el banquillo… vamos a estar en el centro del campo, liderando el juego.

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