Con ocasión de la celebración del 50 aniversario del IESE escuchamos un concierto interpretado por la Escolanía de Montserrat en la iglesia de Sta. Mª Reina. Cincuenta niños de entre 9 y 14 años nos dieron esa noche una lección de lo que es el trabajo en equipo y de su fuerza. Estaban cantando la Santa Nit cuando, de repente, se fue la luz. La nave quedó totalmente a oscuras. No se veía nada. Ante lo inusitado de la situación, nos invadió la inquietud: ¿Qué van a hacer ahora?

Enseguida se produjo la grata sorpresa. El coro continuó cantando armoniosamente, como si nada hubiera pasado. El apagón se repitió en varias ocasiones y el resultado fue el mismo: la Escolanía seguía cantando con la atención y la confianza puesta en su director, en cada nota que cantaban, y con el oído puesto en la voz de sus compañeros para no desentonar. Sabían qué tenían que hacer, porque lo habían hecho muchas veces, y dieron lo mejor de sí mismos.
Esto nos recordó la diferencia entre un grupo y un equipo de trabajo. En su inicio el grupo es tan sólo un conjunto de personas, quizás bien seleccionadas, competentes, complementarias y capaces de conseguir sinergias en el futuro. Bajo una buena dirección, trabajo arduo, tesón, unas reglas de juego, una estrategia y un objetivo común puede llegar a ser técnicamente impecable; un conjunto armónico y equilibrado en el que cada uno tiene su sitio. Pero si quiere funcionar a máximos y llegar a ser un verdadero equipo, precisa además de implicación y compromiso.
Los niños tienen varios motivos para cantar -esperan un aplauso, disfrutan, quieren hacer pasar un buen rato a la gente y a la Moreneta-, pero además actúan impulsados y unidos por un liderazgo que apunta hacia una misión de altura, que les une y para la que fue creada la Escolanía en el siglo XIII. Sólo así se consigue el verdadero compromiso y la implicación en el proyecto. Son voces como de otro mundo, que trabajan duro para serlo y representan los valores más auténticos de nuestra gente y de nuestra tierra catalana: el esfuerzo, el trabajo bien hecho, la perseverancia, la solidaridad…
Al igual que acontece en las empresas gobernadas por verdaderos líderes y con una misión que va más allá de los resultados económicos a corto plazo, el apagón nos llevó a constatar que un equipo muy entrenado, unido y bien dirigido, es capaz de seguir afinando incluso en la oscuridad.
Profesora IESE Business School, Asesora de alta Dirección, Speaker de eventos, autora de libros y casos de estudio