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19/04/2024. 06:14:16

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Reflexiones sobre la mujer en la dirección de empresas III

Miembro del Top Ten Consejeras Independientes y socia directora de la empresa de formación y consultoría Ágathos.

Para el tiempo de crisis que vivimos, es muy relevante la capacidad de las mujeres de ser multidisciplinares y multidireccionales, pues los frentes que han ido apareciendo son diversos y es necesario atender a todos con visión de conjunto para buscar las soluciones más eficaces.

Una mujer sentada en un despacho y reflexionando

En toda esta labor de gobiernos es importante, y lo hemos visto estos años, no sólo conseguir objetivos, sino el modo de conseguirlos. Escribió Erasmo de Rotterdam:"En el príncipe tener buena voluntad y desear lo mejor es insuficiente si no va todo ello acompañado de la sabiduría que señala por qué medios podrá conseguir lo que desea". El fin no justifica los medios. La supuesta buena intención del directivo no vale si los medios que utiliza, por ejemplo en la dirección de personas, no se ajusta a ética, que en el fondo es la sabiduría a la que se refiere Erasmo.

Esta idea lleva de la mano a un tema fundamental en la tarea de dirigir organizaciones: la ejemplaridad. Según el fallecido profesor del IESE Pérez López:" La ejemplaridad en el comportamiento directivo nos es tan sólo el modo de ayudar a otros a que actúen por motivos trascendentes. En el fondo, es el único modo de conseguirlo". Esta ejemplaridad es condición necesaria para el logro de la autoridad.

Volviendo a Pérez López:" La ejemplaridad de un directivo es el único medio para alcanzar la autoridad…una persona tiene autoridad respecto a otra si, y solamente si, esta última confía en los motivos impulsores de las acciones de la primera. La confianza en las intenciones de quien manda es lo único que puede dar origen a la autoridad. Y sería un contrasentido que alguien confiara en los motivos de otra persona si entre esos motivos no se encontrasen los motivos trascendentes"

Esto supone que una persona que otorgue autoridad a un directivo además de buscar algo bueno para sí mismo pretende también algo positivo para sus subordinados. Tan solo cuando una persona sabe que su propio bien no es indiferente para otra se da el fundamento para reconocer su autoridad y aceptar a priori su decisión.

Para un directivo no es suficiente que confíen en sus intenciones, como ya escribió Erasmo, si no que tienen que tener también confianza en las capacidades estratégica y ejecutiva para tomar decisiones. Hay que concluir las dos circunstancias, porque resulta peligroso un directivo competente si sus intenciones son malas tanto como una persona incompetente con esas mismas intenciones. (También resulta temible el incompetente con buenas intenciones).

La autoridad   que es consecuencia de la ejemplaridad puede perderse por el empleo incorrecto del poder, bien sea porque se hace un uso injusto de él: porque se use cuando no sea necesario hacerlo o bien porque se hace un uso inútil del pode marcando excesivas restricciones, con más motivo si son absurdas, a la actuación de los subordinados.

El estilo de las mujeres al ejercer la dirección suele tender menos al poder en sí mismo, tentación en la que caen los hombres con más facilidad. Esto provoca que las mujeres puedan generar más confianza a su alrededor para ejercer una autoridad efectiva con sus equipos.

De alguna manera, las mujeres se ocupan más de favorecer la cultura de las organizaciones para ser más competitivas, ponen en la tarea de dirección en juego mucho su parte afectiva y les preocupa resolver los conflictos que puedan surgir. En un ambiente enrarecido no se encuentran cómodas.

Junto a la ejemplaridad quiero resaltar un comportamiento que tiene bastante relación con el anterior: la coherencia. Si hay algo que arrastre a seguir a un líder, es la unidad entre lo que dice y sus obras. No puede haber ejemplaridad si no hay coherencia.

Me agrada una frase que una vez le oí a Frank Rijkaard, ex entrenador del Barça:" ganes o pierdas, siempre debes estar con tus principios". Me pareció un ejemplo de coherencia para saber asumir en cada momento lo que toca, pero sin variar opiniones en función de esos mismos altibajos de la vida. Cuando no hay coherencia la organización se resiente.

Tiene que haber coherencia con las acciones pasadas. Una conducta previsible que los demás entienden. No podemos desconcertar.

Coherencia entre lo que se dice y lo que se hace. Esto supone no mentir, cumplir lo prometido, rectificar los errores propios. En definitiva tener integridad.

La coherencia va directamente relacionada con la confianza que se genera en la organización. La influencia que la confianza mutua entre los miembros de una organización tiene en los resultados económicos de la empresa es altamente reconocida.

En algunos estudios se ha visto cómo las mujeres directivas son capaces de generar más fácilmente esa confianza entre sus colaboradores.

Las mujeres tenemos que seguir trabajando para no dejar de avanzar en lo que ya se ha conseguido. Pero sólo es el inicio. Escribió Víctor Frankl en El hombre en busca de sentido: "Lo que el hombre realmente necesita no es vivir sin tensiones, sino esforzarse y luchar por una meta que merezca la pena"

Creo que las mujeres en el mundo de la alta dirección tienen esa meta que merece la pena. Es preciso seguir luchando positivamente, con tenacidad, sin tirar la tohalla, sabiendo que se corre una carrera de fondo en la que no se debe ver a las mujeres como el contrapoder con respecto a los hombres, sino como el complemento preciso para un correcto ejercicio del poder.

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