- En el caso español se desarrolló la aplicación Radar-COVID con el objetivo para facilitar los rastreos de los contactos de las personas infectadas
- Los datos ponen sobre la mesa la falta de eficacia de la herramienta durante la segunda ola de la pandemia
Lo que más sorprendió al inicio de la pandemia es cómo China y otros países asiáticos utilizaron en la estrategia de control y erradicación de la extensión del COVID-19 aplicaciones informáticas. En el caso de China fueron de obligada utilización, en otros países, su uso fue más voluntario, pero con una eficacia que ayudó a controlar la primera ola de la pandemia. En el caso chino, entre otras muchas medidas, además de las tecnológicas (pulseras telemáticas, drones medidores de temperatura…), han llegado a erradicar prácticamente los contagios locales.
En occidente la respuesta tecnológica tardó mucho más. Así, en el caso español se desarrolló la aplicación Radar-COVID con el objetivo para facilitar los rastreos de los contactos de las personas infectadas. Llegó a estar operativa en septiembre tras muchas vicisitudes en su desarrollo, las exigencias del cumplimiento de la normativa de protección de datos y privacidad, así como de su aceptación por las Comunidades Autónomas.
En su presentación, las expectativas de la descarga de Radar-COVID no eran altas; la Secretaria de Estado de Digitalización, Carme Artigas, estimaba que si un 20 %-30 % de la población utilizaba la aplicación se duplicaba la eficacia de los contactos identificados respecto de la actividad que están desempeñando los rastreadores manuales.
14,4 % de descargas
De los datos que se conocen hasta noviembre, la app está siendo utilizada por el 14,4% de la población española, lejos de los objetivos planteados por la Secretaria de Estado.
Por grupos de edad, son los más jóvenes, aquellos que tienen una edad comprendida entre los 18 y los 24 años, los que menos utilizan esta app. De hecho, solo se la han instalado el 8,7 %, frente al 19,6 % de los españoles entre 45 y 54 años, los más concienciados, junto al segmento de entre 35 y 44 años, con el 19,3 % y los mayores de 55 años, con el 14,9 %.
Por sexos, las mujeres, con un 15,5 %, son las que más utilizan la app, frente al 12,6 de los hombres.
Por Comunidades Autónomas, Aragón es la más activa, ya que el 22,9 % de sus ciudadanos utilizan Radar COVID. Canarias iguala este porcentaje y le sigue Castilla y León, con el 19,3 %, Andalucía, con un 16,7 %.
En el lado opuesto aparecen Cataluña, con un 8,1 % y País Vasco, con 10,3 %, y Madrid con 12,8 % de usuarios dentro de sus respectivos ámbitos geográficos. En el resto de Comunidades Autónomas las cifras están siempre por encima del 10 %. En Galicia la utilizan el 13,3 % de los ciudadanos, en Castilla La Mancha el 14,1 %, en la Comunidad Valenciana el 13 %, y el 17 % en el resto de España.
Campañas institucionales
Los datos ponen sobre la mesa la falta de eficacia de la herramienta durante la segunda ola de la pandemia. Una de las preguntas que nos podemos hacer es ¿dónde están las campañas institucionales para incentivar a la población el uso de la app?
Ante la ausencia de campañas públicas del Gobierno y las Comunidades Autónomas, tendríamos que acudir a la iniciativa privada. Así LaLiga, con motivo del clásico, anunció en su día una campaña para animar a los aficionados a descargar y hacer uso de la aplicación. Mas recientemente, el Consejo General de Colegios Farmacéuticos ha querido poner a disposición de las autoridades sanitarias cada uno de estos establecimientos sanitarios y los más de 80.000 profesionales que ejercen en los mismos para dar mayor visibilidad a Radar COVID, llegando así al mayor número de ciudadanos.
Eficacia de la aplicación
A todo esto, hay que añadir las informaciones que han aparecido en diferentes medios sobre la eficacia de la aplicación y la coordinación con los Sistemas de Salud. Hay casos en que los centros de salud desconocen que tienen que facilitar un código a los infectados para que lo introduzcan en la aplicación o la notificación del código se demora en varios días, lo que impide el rastreo automatizado de los contactos.
Así pues, el sistema tiene carencias que sería necesario corregir si se pretende ser eficaces con el uso de la aplicación móvil.
Tercera ola
Parece que todo el mundo tiene claro que después de las Navidades habrá una tercera ola. Con independencia de las medidas restrictivas que se apliquen durante este periodo, habrá movilidad entre familiares y allegados, relajación familiar e incremento de contactos. Datos que se podrían conocer en el momento, si Radar COVID tuviera muchas más descargas y podría servir para tener una referencia más del incremento de los contactos reales y un anticipo de las consecuencias en las próximas semanas.
Sin una campaña institucional potente la población se encuentra entre el desconocimiento y el recelo y es difícil que aumente considerablemente la descarga de la app. No cabe, pues, esperar a que Radar COVID mejore su eficacia. Parece que tenemos todo apostado por las vacunas y esperemos que, en esto, las previsiones no fallen.
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