En los últimos tiempos, los profesionales del sector legal estamos oyendo hablar considerablemente de tecnología. Temas relacionados con inteligencia artificial o con blockchain, por ejemplo, empiezan a aparecer con cierta frecuencia en nuestra lectura diaria, junto con los habituales temas jurídicos que son el corazón de nuestra profesión.
Además, la digitalización de la actividad económica, del nuevo talento y de las autoridades públicas (aunque estás ultimas con muy distintos grados de madurez), es una realidad de la que el sector legal (bajo esta denominación me referiré tanto al legal como al fiscal) obviamente no puede dejar de formar parte.
Y parece que esta tendencia no es una moda pasajera, sino que está aquí para quedarse y acompañar nuestra forma de trabajar. Se están produciendo, y seguirán haciéndolo, desarrollos tecnológicos muy interesantes que son aplicables a los servicios profesionales, incluidos los del mercado legal y fiscal.
Así las cosas, y pese a que estemos convencidos de los cambios drásticos y de las tremendas oportunidades que suponen los avances tecnológicos para nuestra profesión, lo cierto es que, al final del día, no es una tarea fácil aterrizar esta marea en soluciones concretas. Sin embargo, pese a esta experiencia actual, todo indica que en el futuro el nivel de uso y de satisfacción con la tecnología aplicada al sector se incrementará significativamente.
Aunque es difícil predecir con exactitud qué nuevas tecnologías serán las triunfantes, lo que sí se puede es observar las tendencias recientes para intentar atisbar cuáles pueden tener un mayor impacto en el sector.
Cinco áreas de impacto
En particular, podríamos destacar cinco áreas en los que los avances tecnológicos serán susceptibles de impactar el sector de forma más relevante. Estas están relacionadas con el mundo de los datos, de la automatización de procesos, la capacidad de decisión, la democratización del conocimiento y las redes o plataformas abiertas.
En lo que se refiere a los datos, las crecientes capacidades de procesamiento y almacenamiento disminuirán aún más las limitaciones a la hora de realizar análisis masivos de datos, permitiendo mayor granularidad, rapidez y facilidad de acceso. Donde antes se hacían muestreos, estimaciones y extrapolaciones, ahora se podrá trabajar a tiempo real con datos completos.
Adicionalmente, y aunque aún queda mucho por ver en lo que se refiere al blockchain, parece que la forma en la que se efectúan las transacciones cambiará, sobre todo, en aquellas áreas que requieran un alto nivel de confianza y publicidad.
Con respecto a la automatización de procesos, en el pasado, determinados procesos relacionados con la función fiscal o legal como, por ejemplo, la recogida de datos, han sido especialmente laboriosos, implicando normalmente análisis y reclasificaciones manuales de cara a poder ser utilizarlos adecuadamente.
Con el procesamiento automático, es posible no solo reducir y automatizar esas tareas manuales repetitivas, lo que ya se está explotando con cierta frecuencia, sino que también se permite dotar de inteligencia a ciertas tareas más complejas, como la clasificación de transacciones, mediante técnicas de aprendizaje automático.
En tercer lugar, todo apunta a que la inteligencia artificial tendrá asimismo un impacto en la forma en la que asesoramos, mejorando nuestra capacidad de decisión o de asesoramiento. Esas mismas tecnologías cognitivas nos permiten realizar clasificaciones de transacciones, junto con la detección de patrones y el procesamiento del lenguaje natural nos va a permitir realizar análisis más certeros y fiables para nuestros clientes.
Democratización del conocimiento
Por otra parte, y al igual que en otros sectores de los servicios profesionales, el acceso al conocimiento en materia legal o fiscal, salvo por temas de mayor complejidad, se ha simplificado enormemente disponiéndose actualmente de una variedad de recursos muy relevante, normalmente online. Esta democratización del conocimiento, que se prevé aumente en el futuro, provocará nuevos retos en las relaciones con los proveedores de servicios legales.
Adicionalmente, el incremento en la transparencia y en el acceso a la información asimismo está incidiendo en las relaciones entre los sujetos privados y la Administración pública.
Por último, las redes o plataformas abiertas de trabajo suponen un interesante reto a la hora de considerar nuevos esquemas de colaboración a la hora de realizar los trabajos. Flexibilidad y creatividad serán claves para acometerlo con éxito.
En fin, parece que el efecto combinado de estas tendencias está trayendo nuevos aires al ámbito legal, y generará la necesidad de dotarse de nuevas habilidades, tecnológicas posiblemente. Pero siempre sin olvidar las muy humanas habilidades propias nuestra profesión: empatía, creatividad y ética.
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