Cada vez más abogados y estudios jurídicos buscan espacios no tradicionales para difundir su trabajo y generar nuevas oportunidades de negocio
La generación de contenidos está a la vuelta de la esquina, sin importar si su estudio jurídico comparte la manzana con TVE, la BBC o la CNN.
Por su escritorio, por su casilla de correo electrónico, por su línea telefónica pasa muchísima información posible de ser procesada, acondicionada y relanzada al mercado con miras a posicionar a su firma en tal o cual rama del derecho.
Todos los días, al abrir cualquier periódico se encuentran notas y noticias con trasfondos legales, que encierran contingencias para empresas e individuos que su estudio puede capitalizar.
Sabiendo esto, son muchas las firmas que recurren a vías tradicionales de comunicación para darse a conocer como especialistas en una problemática determinada o rama del conocimiento jurídico.
Apariciones en medios masivos de comunicación, actualización de sitios web de acuerdo a la coyuntura, distribución de publicaciones y envío de boletines digitales son formas ya consideradas tradicionales al momento de comunicar.
Existe, sin embargo, otro universo prácticamente inagotable (e inexplorado) de vías por las cuales un abogado o grupo de ellos están comenzando a posicionarse.
Tecnológicamente, la generación de contenidos en el mundo virtual puede incluir desde alertas para teléfonos móviles pasando por producciones multimedia y podcast, como pueden verse en YouTube o encontrarse en iTunes cada vez con mayor frecuencia.
Dicho esto, vale recordar que aunque en los tiempos que corren muchos creen que la forma es esencial, la calidad de fondo (contenido) sigue siendo crucial.
¿Qué mensajes debería, entonces, difundir un estudio jurídico a través de sus medios de comunicación?
En primer lugar y sin espacio para dudas, uno que no contenga ningún error.
Partiendo de esta base, el mensaje será no el que la firma considere valioso para su práctica profesional, sino aquél que los clientes o potenciales clientes puedan considerar de utilidad.
En la forma estará el atractivo que esa información produzca y el éxito de la invitación a que sea consumida. Pero en el fondo estará el verdadero valor que será, de manera directa, enfrentar al potencial cliente ante una situación problemática y, de manera indirecta, demostrar que la suya es una firma que está en condiciones de resolver el problema.
Para clarificar, permítanme utilizar un ejemplo personal: una vez por semana se descarga automáticamente en mi ordenador un archivo de audio generado con herramientas básicas que suelen estar incluidas por defecto en cualquier equipo informático, en el que, en cinco minutos y en un inglés pulcro, se plantea una situación de corte legal y una opinión al respecto.
Los temas van desde la discriminación en el lugar de trabajo, hasta la responsabilidad de los adolescentes por su comportamiento en la vía pública, pasando por la violencia familiar y la constitución legal de empresas para microemprendedores.
En un lenguaje extremadamente llano, sin tecnicismos ni palabras complejas, el conductor no sólo ofrece situaciones reales y más que probables en la vida de muchos de sus oyentes, sino que también demuestra solvencia al momento de resolverlas.
Cosas similares pueden hacerse a través de una bitácora virtual (blog) propia o ajena, o de un grupo en el marco de las expansivas redes sociales que ofrece la Web 2.0.
La clave estará siempre en combinar adecuadamente el contenido del mensaje, la forma y cómo se distribuye.
Si el público al que se apunta no se conecta a Internet, habrá que explorar otras vías de llegada. Si por el contrario vive conectado al ciberespacio y aprovecha cada segundo en el elevador para devorar información, tendrá que idear la forma de producir contenidos de menos de 45 segundos (créame: se pueden hacer verdaderas campañas en mucho menos tiempo).
Por formación y práctica profesional los abogados solemos hablar y escribir de una forma casi ininteligible para el resto de los mortales. Eso, que en algunas circunstancias podrá ser provechoso, en el ámbito de la comunicación tendiente a generar nuevas oportunidades de negocios espanta a cualquiera.
De allí que limpiar el discurso de palabras técnicas, reconocer que el tiempo que se tiene para atrapar la atención del público es breve -sino brevísimo- y, fundamentalmente, generar contenidos que puedan llegar a ser de interés para los destinatarios, son variables que no se pueden desatender.
A esta altura, dirá usted que lo suyo es el trabajo legal y que no está para sesiones de maquillaje previa salida por videoconferencia a la web y, mucho menos, para competirle a las productoras de televisión.
También podrá pensar que los costos de lanzarse a generar este tipo de acciones de comunicación puede que se le escapen de las manos.
A la primera de las observaciones, retorno al principio de estas líneas y reafirmo: la materia prima usted la tiene en su escritorio, sea entre sus papeles, sea entre sus archivos digitales.
No necesariamente será directamente el estudio jurídico quien desarrolle los contenidos, pero sí quien participe, asesore o verifique su elaboración.
Recientemente, por caso, uno de nuestros clientes co-guionó con mucha repercusión un capítulo de una exitosa serie de televisión en la Argentina, que relata las desventuras de tres abogadas que comparten un estudio.
La enseñanza es que la palabra sinergia debe ser incorporada cuanto antes al mundo del derecho.
A la segunda cuestión, la de los costos, la diferencia entre lo que se hace por las vías tradicionales y lo que se puede hacer hoy, a priori, debería beneficiarlo.
Por otra parte, tratándose en buena medida de productos digitales, la tercerización a mercados más competitivos dentro del propio país o de otras latitudes puede ser una opción económicamente válida.
El abanico de posibilidades es verdaderamente enorme y una adecuada gestión de contenidos en función de los objetivos estratégicos del estudio contribuirá, definitivamente, al posicionamiento de la marca y de la firma no sólo a nivel local, sino también regional y global.
Aunque a veces no lo parezca, la humanidad sigue apreciando el poder que tiene el conocimiento. Ese que usted posee. El punto es que lo quiere recibir de una manera ágil y entretenida.