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Portal jurídico de Aranzadi, por y para profesionales del Derecho

28/03/2024. 17:14:12

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Plataformas jurídicas vs usuarios del derecho

Este tema exige rotundidad. Estamos ante el derecho del Siglo XXI. Puede existir la tecnología jurídica.

Concepto abogado digital

Dicen los medios que nada será lo mismo. Casi nada lo es ya. Todos estamos obligados a repensar la sociedad, las instituciones que la rigen, la distribución de los bienes y servicios. Saltando sobre un escalón, un paradigma que marca este siglo: la transformación digital. El gran cambio que nos toca vivir. Girar el eje alejándose de lo analógico, y que el centro de ese universo ya no sean las corporaciones e instituciones sino el ciudadano, el espectador, el lector, el alumno, el cliente, el usuario en general. La revolución digital nos ha dado ese poder.

Pero nadie habla del derecho salvo por supuesto, la gran revolución que han supuesto las bases de datos jurídicas para profesionales. Al margen de éstas ¿Qué tenemos que hacer los abogados? ¿Quedarnos inertes ante semejantes cambios? ¿Alguien cuenta con nosotros? Nada más lejos de eso. Una cosa es que la fisonomía de la justicia admita pocas alegrías a la hora de aplicar la creatividad a los problemas legales en un juzgado, y otra muy distinta es que el abogado de hoy sepa usar las herramientas de hoy para proporcionar a sus clientes la visión más innovadora del derecho, visión que precisamente a de proyectarse en evitar hacerles pasar por rituales que hoy pueden ahorrarse para llegar a su destino, la justicia.

La justicia es la misma. Ese entramado garante de nuestros derechos y nuestro bienestar, procuradores, abogados, todo el personal que compone un juzgado, y por supuesto los jueces.

Hay una parte del derecho que no va a cambiar, va a quedarse en el siglo XX, es imposible evitar el ritual de la justicia en determinados casos, escritos, audiencias, juicios. Pero hay otra parte del derecho que, aplicando la tecnología de hoy, puede llegar a satisfacer las necesidades de miles de personas a través de nuevas soluciones.

En medicina, la genética ya casi permite adelantarnos a la enfermedad. En lo jurídico debe ser exactamente igual. La genética jurídica son los juicios, y el genoma su digitalización, y debe permitir a los abogados adelantarse a aquellos.

Es una oportunidad única de demostrar nuestra valía social, ayudando a nuestros clientes a evitar tener que llegar al quirófano que es un juzgado, de evitar el tumor, con formas de asesoramiento que antes eran imposibles, y en las que realmente nuestro saber es más útil. Más allá de cualquier conflicto judicial, atado a una retórica y normas imprescindibles para mantener el orden de la seguridad jurídica, pero creadas para supuestos extremos de crisis a los que ahora nos podemos anticipar.

Como abogados tenemos más que nunca la oportunidad de ser uno mismo, de imprimir nuestra personalidad profesional a nuestras soluciones, de generar marca, y curiosamente esta posibilidad ha llegado con la tecnología, hasta ahora estigmatizada para determinados asuntos por su frialdad, nada más lejos de la realidad.

No vamos a descubrir ahora las plataformas digitales, sean redes sociales de un tipo u otro. Todo es intercambio, con precio o sin precio. Las plataformas digitales han democratizado el consumo de muchos de los objetos o servicios, hospedaje, viajes, banca, medicina, compraventa. Ahora esa democratización debe llegar al derecho.

Todos hemos pasado a ser usuarios. En nuestras redes sociales, las corporaciones son uno más. Interactuamos con ellas de una manera nueva, como nunca antes se había podido hacer.

Es revolucionario, es un cambio social que va llevando también el derecho al siglo XXl, a la nube. Es pionero, éste es el derecho del futuro, ya no podemos discutir que la tierra es redonda.

La nueva realidad es innegable. Las plataformas jurídicas, la digitalización del derecho, en la que el usuario se sirve la justicia casi a la carta, con la menor intromisión posible de terceros. Ha llegado. Mi mejor consejo es que te administres tu propia justicia, como lo haces ya con muchos de los servicios que antes tenían otro soporte y concepto. Eso es una plataforma jurídico digital, y abre la posibilidad de tener una relación con el derecho que nunca antes habías tenido, ser usuario de una plataforma jurídico digital te aleja del conglomerado legal y te acerca a una solución próxima y real.

Esa es la forma de entender como abogados el derecho de hoy. Facilitar a nuestros usuarios los medios para que se administren su propia justicia, que luego será refrendada por nuestro sistema judicial, toda una garantía. Herramientas para aislarse del ruido de su crisis legal, y reconducir hacia un mejor asesoramiento y comunicación antes de que el conflicto termine en litigio, y si termina en él, que sea después de haber probado otro cauce más acorde a las mejoras de nuestro tiempo. Soluciones que ya empiezan a facilitarse con éxito a los clientes incluso a través de APPs.

La Justicia es algo tan complejo, que ni las máquinas la podrán sustituir. Es el simple y más complejo acto de leer una ley, interpretarla, y aplicarla a la persona y caso concreto. Existe tantas veces como personas y hechos. Por eso si tu voluntad puede ser ley, será la mejor ley. Las plataformas jurídico digitales, ayudan en ese proceso.

En el derecho la digitalización no será total, será un híbrido entre lo físico y lo digital. La tercera Revolución Industrial de la de habla Jeremy Rifkin, se convertirá también para los abogados en un entorno lleno de oportunidades, y para los clientes en un territorio antes inexistente donde podrán tener más el control sobre la administración de su propia justicia.

Si queremos que cambie el mundo, tiene que cambiar hasta la forma de relacionarse con las leyes. Consultas presenciales on line que quedan archivadas para su visionado, sistemas exclusivos de comunicación entre las partes, simuladores, experiencias virtuales para llegar a cualquier acuerdo, y otras muchas.

Decía Ortega y Gasset, que la vida es una serie de colisiones con el futuro.

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