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16/07/2025. 16:37:42
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Tribuna EJE&CON: los protocolos familiares como guía de conducta en el seno de la empresa familiar

Socia de Fieldfisher

Los negocios familiares son, sin duda, una parte esencial del tejido empresarial en nuestro país. Una de las mayores preocupaciones de los dirigentes y fundadores de los negocios familiares, aunque no la única, es la sucesión, y por ello es fundamental prepararse y prevenir los desafíos que supondrá, en un futuro, dejar la dirección de los negocios en manos de segundas y terceras generaciones. Se trata no solo de preservar la empresa que durante mucho tiempo una generación ha luchado por mantener y hacer crecer, sino también asegurar que los trabajadores mantendrán sus puestos de trabajo a largo plazo.

Asegurar que el negocio pase de generación en generación, sin sufrir las consecuencias de las relaciones entre los distintos miembros de la familia, es un desafío recurrente del mando y no pocas veces difícil de resolver. La psicología aquí juega un papel fundamental, por lo que asesores y abogados de la empresa deben entender las necesidades y los intereses de los fundadores y del negocio, y recoger en papel circunstancias, problemática y soluciones que permitan a la familia contar con herramientas sólidas para resolver cualquier conflicto derivado del relevo generacional.

Dos son las cuestiones fundamentales que los protocolos familiares pueden ayudar a garantizar: sucesión y gobernanza y, para ello, asegurar la armonía familiar y la estabilidad de las relaciones dentro de los negocios familiares es la clave.

¿Qué es un protocolo familiar?

Un protocolo familiar no es más que una guía de conducta, que no tiene fuerza vinculante, pero que constituye un marco de conducta que los miembros de la familia se comprometen a cumplir para preservar el negocio familiar. Contiene normas y pautas que regulan desde la gestión de la empresa y la toma de decisiones, hasta los roles dentro de la empresa, la entrada de personas que no forman parte de la familia, las políticas de retribución y distribución de dividendos, y la sucesión. A pesar de no tener fuerza legal en sentido estricto, sí tiene un importante papel como compromiso moral dentro de la familia que sus miembros se asegurarán de cumplir y hacer cumplir. Más importante aún, el protocolo familiar abre el debate familiar sobre el futuro del negocio empresarial. Además, contribuye a romper ideas arraigadas, como por ejemplo la convicción de que, por el mero hecho de ser hijo o nieto del socio o dirigente, naturalmente le sucederán en la dirección del negocio, con independencia de su preparación académica y profesional, sus cualidades y su experiencia.

¿Qué beneficios tiene el protocolo familiar?

El protocolo familiar puede ayudar a establecer una cultura empresarial, creando un marco de valores sólido que perdurará de generación en generación y que es básico para el éxito de una empresa familiar. Si todos los miembros de la familia tienen claro cuáles son los valores, los intereses y los objetivos empresariales de la familia, la gestión y la toma de decisiones serán coherentes con esa filosofía, con independencia del paso del tiempo y de la transición generacional.

La estructura organizativa de la empresa puede verse igualmente fortalecida con el protocolo familiar, pues establecerá normas sobre la cualificación profesional de las personas que deban ocupar cargos de administración y dirección de la empresa, la posible entrada de profesionales externos a la familia y las reglas que rijan el relevo de tales cargos, proporcionando todo ello estabilidad en el mando y contribuyendo así al crecimiento del negocio a largo plazo.

Anteriormente he apuntado el importante papel del protocolo familiar en la resolución de conflictos. Contar con normas claras sobre cómo resolver las diferencias no solo facilitará alcanzar acuerdos, sino que reducirá la probabilidad del propio conflicto cuando ocurra.

Otra clara ventaja, sin duda, es procurar una mayor claridad en la sucesión, cuestión ciertamente sensible y compleja en el seno de la empresa familiar. El protocolo aporta herramientas para garantizar una transición consensuada entre generaciones, evitando la incertidumbre y las ideas preconcebidas cuando llega el momento de pasar el relevo de la gestión del negocio a los más jóvenes.

La fuerza legal de los protocolos familiares

Aunque los protocolos familiares no son contratos vinculantes en su naturaleza, no están exentos de implicaciones legales, pues son, para jueces y tribunales, un importante indicio de la voluntad de la familia en lo referente a la resolución de conflictos. Además, el protocolo puede derivar en otros acuerdos legales vinculantes, tales como pactos de socios o de accionistas, política de retribución de administradores y normas sobre la adopción de acuerdos en el seno de la junta general de socios o accionistas y en el consejo de administración, cuestiones que se trasladarán a los estatutos sociales y que, por tanto, sí tendrán fuerza de contrato social vinculante. 

A pesar de las indiscutibles bondades que, en mi opinión, tiene este instrumento legal, no podemos negar las resistencias dentro de muchas familias para crear un marco de consenso.

Por ello, la primera gran decisión que debe tomar la familia es elegir un buen asesor que, por supuesto, tenga experiencia contrastada en el ámbito de la empresa familiar, pero, también, y muy importante, aptitudes de mediación, una cierta dosis de psicología y mucha, mucha paciencia. El asesor, en definitiva, debe ganarse la confianza de los miembros de la familia, sino de todos, de aquellos que han asumido un papel de liderazgo en el seno familiar. Solo así podrá conseguir suavizar la rigidez y las ideas preconcebidas de sus miembros, lo que le permitirá convencer, guiar y crear un marco normativo consensuado. No se trata únicamente de crear ese marco, sino de que toda la familiar lo integre en su día a día y lo reconozca como un compromiso común y real.

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