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La mediación en conflictos internacionales de Martti Ahtisaari

Mediadora y abogada, consultora experta en resolución de conflicto

Mediador y psicólogo, consultor experto en resolución de conflictos y diseño de estrategias colaborativas

“Los hombres construimos muchos muros, pero pocos puentes.”

Isaac Newton

A lo largo de las últimas décadas, la mediación ha sido una herramienta fundamental para contribuir a lograr soluciones y consensos entre partes enfrentadas en diferentes conflictos internacionales.

Según explica el diplomático Ángel Carrascal Gutiérrez (2011); “en la esfera internacional, la mediación es un modelo diplomático de arreglo de controversias” y, añade, que este procedimiento cuenta con las siguientes características:

  • Las partes conservan su libertad de acción y decisión respecto a la solución del conflicto, a diferencia de lo que sucede si recurren a afrontamientos jurisdiccionales.
  • La solución se plasma en un acuerdo internacional “obligatorio”.
  • Los acuerdos no tienen que basarse únicamente en lo establecido por el Derecho Internacional.
  • Esta modalidad de mediación tiene un carácter multidisciplinar y participan gran diversidad de actores, transversalmente y en varios niveles.
  • El mediador internacional tiene una intervención activa: pone en contacto a las partes, pero también negocia y puede realizar propuestas específicas, lo que requiere por su parte pensar de forma estratégica y tener la capacidad de “ver más allá” de la situación concreta.

Respecto a este último punto, los conflictos internacionales son un ámbito especialmente complejo para aplicar la mediación, por lo que, frecuentemente, los mediadores internacionales son verdaderos expertos que han desarrollado relevantes aportaciones en los ámbitos diplomáticos y/o académicos. Por ello, más allá de sus habilidades y capacidades personales, sus trayectorias profesionales y métodos de trabajo constituyen una buena fuente de aprendizaje para todas las personas interesadas en la resolución de conflictos.

Una de las figuras más destacadas en este ámbito es el finlandés Martti Ahtisaari (1937) que fue galardonado con el Premio Nobel de la Paz en el año 2008 por “sus importantes esfuerzos en distintos continentes durante más de tres décadas para resolver conflictos internacionales (…) graves y duraderos”. El Comité del Premio Nobel describió al finlandés como “un destacado mediador internacional que, con incansable esfuerzo y buenos resultados, ha demostrado el valor que tiene la mediación en la resolución de conflictos internacionales.” (Brady y Marten, 2010).     

Ahtisaari comenzó su trayectoria profesional ejerciendo como profesor de primaria en algunas escuelas de Finlandia y en Karachi (Pakistán). Él mismo definió la labor pedagógica como una “escuela de paciencia”, lo que, sin duda, debió serle de bastante utilidad en su labor posterior como mediador.

Su actividad en diferentes organizaciones centradas en la ayuda a países en vías de desarrollo, le condujo a iniciar su exitosa carrera diplomática desempeñando diferentes puestos en la Oficina de Cooperación Técnica del Ministerio de Asuntos Exteriores de Finlandia, hasta que, en 1973, fue nombrado embajador de Finlandia en Tanzania, Zambia, Somalia y Mozambique.

En su posterior labor para la ONU, destaca su misión en Irak y Kuwait en 1991 para examinar las necesidades humanitarias de la población provocadas por la Guerra del Golfo en la que elaboró un informe final que recomendaba el levantamiento de las restricciones de alimentos, combustibles, equipos sanitarios y agrícolas para la población iraquí.

También ejerció un papel significativo en la independencia de Namibia, coordinando los diversos puntos de vista de los diferentes actores que intervinieron en ese proceso; ONU, Sudáfrica, la Organización por la Independencia de Namibia, Occidente y la URSS, alcanzando una solución que, finalmente, fue consensuada por dichas partes.       

Desde 1994 a 2000 fue presidente de su país, siendo un firme promotor del ingreso de Finlandia en la Unión Europea (1995) para, posteriormente, volver a trabajar para la ONU en diferentes misiones diplomáticas en países del llamado “cuerno de África”.

Además, Ahtisaari y su CMI (Crisis Management Initiative) intervinieron decisivamente en la resolución pacífica del conflicto entre el gobierno de Indonesia y el Movimiento de Liberación de Aceh, que promovía la independencia de este territorio. Ahtisaari apostó por convocar diferentes encuentros directos entre las partes (que llevaban dos años sin reunirse) e iniciar un proceso de negociación entre ellos que concluyó en siete meses, con un documento elaborado por el CMI que, finalmente, supuso la base de los acuerdos alcanzados por las dos partes. 

Uno de sus mayores retos tuvo lugar cuando fue enviado especial de la ONU en Kosovo con el encargo de dirigir la mediación para resolver el estatus futuro de este territorio. Ahtisaari desarrolló diferentes propuestas que incluyesen e hiciesen compatibles los planteamientos de partes tan dispares como los representantes de este territorio, así como de EE.UU., Rusia y Serbia, logrando, finalmente, acuerdos que concluirían con la independencia de Kosovo en el año 2008.

A Ahtisaari también se le ha reconocido su contribución en la gestión de conflictos en Irlanda del Norte y Asia Central y, como es lógico atendiendo a su trayectoria, es un firme defensor del papel de la Unión Europea en la promoción de soluciones negociadas a conflictos internacionales. En 2012 declaró: “la UE tiene un gran potencial para la mediación y la consolidación de la paz (…) tiene una capacidad mayor que cualquier otra organización regional. La UE es un proyecto de paz. Ya hemos aprendido mucho del proceso de integración y tenemos que consolidar las capacidades que necesitamos para dialogar con otros pueblos, porque hemos pasado por procesos similares en nuestras propias sociedades.” Para ello considera que “hay que contar con personas con los conocimientos y la financiación necesaria, para que puedan actuar con velocidad” en estos conflictos.

Sobre su punto de vista como mediador, Ahtisaari ha manifestado en numerosas ocasiones que “las herramientas y los enfoques antiguos, no siempre son suficientes para resolver las complejas crisis actuales”. En este tipo de conflictos, el finlandés considera fundamental que las soluciones puedan considerarse justas, además de que contribuyan a acabar con los problemas que originaron el conflicto: “mi trabajo es que al final haya un acuerdo justo (para las partes). Para mí, lo importante es que yo mismo considere aceptables las propuestas que (les) presento”.

Este mediador también ha insistido en señalar la importancia de generar la confianza de las partes en el profesional o en la organización que lleva a cabo el proceso en este tipo de conflictos internacionales: “cuantos más contactos desarrolle y más confianza tenga la gente en su trabajo, más éxito tendrá”, afirmó en un foro de Crisis Group (ICG) en 2015.

Asimismo, su método (característico de la gran mayoría de mediadores) se basa en promover el diálogo directo entre las partes implicadas. Además, intenta que, durante el proceso, se aborden todos los asuntos que pueden ser relevantes y que no quede ningún aspecto sin considerar, proponer cada uno de los temas de forma individual, escuchar la opinión y punto de vista de cada parte, promoviendo la discusión y negociación de cada asunto, para, posteriormente, seleccionar los elementos con los que construir una propuesta que solucione los problemas y que pueda ser consensuada por todas las partes. Él mismo ha señalado que “firmar un acuerdo no resuelve los problemas, sino que es entonces cuando comienza en verdadero trabajo” para consolidar el cumplimento de estos acuerdos en conflictos internacionales.

Los afrontamientos creativos en estos complejos procesos de resolución de conflictos también han sido planteados por Athisaari en sus mediaciones, ya que, por ejemplo, respecto a los conflictos en Irak, hace más de diez años,  el finlandés apoyó de forma muy activa la propuesta de poner en contacto a personas que combatieron en Irlanda del Norte y Sudáfrica (y que posteriormente acabaron negociando) con las facciones iraquíes, para transmitirles, a través de estos ejemplos, la eficacia del diálogo y que los contendientes pueden alcanzar acuerdos para lograr la paz.

Athisaari ha sido descrito con cualidades que son deseables para cualquier mediador: “directo, accesible, considerado y pragmático (…) emplea el tradicional sentido común finlandés y se expresa en un lenguaje claro. También sabe ser duro si es necesario y dice la verdad abiertamente” (Brady y Marten, 2010), “con una voz suave y tranquila, no necesita mucho para ganarse el respeto (…) destaca su humildad (…) y su sensibilidad a las necesidades de otras personas” (Mashhour, 2014).

Al ser preguntado en una entrevista en el diario El País en el año 2008 acerca de si había observado algún punto en común en los numerosos conflictos en los que había intervenido, Ahtisaari respondió: “lo único que tienen en común es que todos son difíciles”, aunque finalizó la entrevista con una conclusión ya formulada en su discurso cuando obtuvo el Premio Nobel de la Paz: “cada conflicto tiene una solución” y es que, como ha afirmado en otras ocasiones; el idealismo y el realismo no se excluyen mutuamente. Idealismo significa que todos los conflictos pueden resolverse. (Como mediador) tienes que creer en ello”. Y este es precisamente uno de los planteamientos que consideramos más inspiradores para nuestro propio trabajo.

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Este blog nace con la ilusión de crear y compartir un espacio de reflexión sobre la mediación. Durante algunos años hemos formado equipo de mediación, participando en más de 1000 procesos de resolución de conflictos.  De esta experiencia conjunta  hemos obtenido inspiración y múltiples aprendizajes que nos gustará compartir, así como, también explorar los nuevos retos y replanteamientos que vayamos encontrando en nuestro camino. Félix es psicólogo y Mónica abogada, ambos somos mediadores y consultores en resolución de conflictos.