Septiembre y enero siempre son meses de nuevos propósitos, la vuelta a la rutina después de unas vacaciones hace que se retomen antiguos proyectos o nuevos retos, y en este caso, la innovación en la Administración Pública, es un proyecto constante que se encuentra en continua evolución e implementación, acorde a las necesidades de los ciudadanos.
La innovación en la Administración Pública consiste en encontrar y saber implementar nuevas formas de "impactar" en la vida de los ciudadanos, desde un punto de vista multidisciplinar, es decir, no abarcando esta innovación desde una única disciplina, sino que tiene que ser utilizando un conjunto de disciplinas, para superar viejas estructuras y modos de pensar, con la finalidad de instaurar nuevas tecnologías e ideas en los diferentes procesos entre la Administración-Ciudadano.
Sobra decir, que el potencial de la Administración Pública es inmenso, debido a la necesidad que tenemos los ciudadanos de mantener una relación más o menos estrecha con la Administración y la ubicuidad de la misma, siendo estos puntos de partida un desafío significativo. Trabajando de una forma activa en la innovación para aprovechar al máximo el potencial que tiene la Administración.
Pero como todo proyecto, existen una serie de factores que afectan de forma negativa a la implementación de este reto, en este caso, estos serían los factores transversales más importantes que afectan al desarrollo de la innovación:
1. Superar las barreras burocráticas: En ocasiones, muchos proyectos de carácter innovador no se pueden llegar a implementarse, debido a la coordinación de diferentes niveles de la Administración Pública que es necesario (Estatal con autonómica o autonómica con local), a su vez, los permisos, licencias, participación de diferentes departamentos… Todo lo anterior, hace que nos encontremos con "barreras" que fomentan lo contrario a la innovación. Por suerte, estas barreras cada vez son casos más aislados.
2. No aprovechar las ideas de ciudadanos: Se podría decir que la Administración diseña y ejecuta la fase inicial de un proyecto destinado a los ciudadanos, pero el uso diario de ese proyecto les corresponde a los ciudadanos, y día tras día, van a ir apareciendo nuevas necesidades o formas de aprovechar esos recursos de forma más efectiva, ya que son los ciudadanos los que se encuentran en un contacto directo con la realidad. Aprovechar ese conocimiento para su posterior implementación, no solamente hará que nos encontremos ante un proyecto más optimizado para el público objetivo al que va dirigido, y por tanto, tendrá un carácter más innovador, sino que también fomentará la relación Administración-Ciudadano.
3. La transparencia: Uno de los puntos principales para hacer partícipe a los ciudadanos en este reto que es la innovación, consiste en ofrecerles confianza, y para ello, una de las mejores herramientas para ofrecer esa confianza, se encuentra en la transparencia. Un acceso a la información pública de forma sencilla y completa, cómo se manejan los fondos públicos, criterios que han llevado a cabo una decisión… Todo ello hará que el ciudadano confíe en este reto de la innovación, e incluso, pueda llegar a ser un actor más en dicho reto. A su vez, se minimiza la reticencia al cambio, un mecanismo de defensa que tenemos todas las personas por ese "miedo" a lo desconocido.
4. Cultura a favor de la innovación: Forjar "asociaciones" con todos los actores relevantes en la innovación promoverá una cultura en la innovación como objetivo primordial, fijar la evaluación del proyecto en el propio proceso de innovación, ser consciente que estamos ante un proyecto "vivo", un proyecto que necesitará modificaciones como consecuencia de la retroalimentación recibida por los diferentes actores de la innovación.
Como hemos podido observar, los beneficios del reto de la innovación en la Administración Pública son claros, pero nos encontramos con una serie de factores transversales que la administración tiene que superar realizando nuevos enfoques, para satisfacer las necesidades de los ciudadanos, en un contexto de cambio constante, siendo una práctica en constante evolución, con la finalidad de aprender de la trayectoria realizada, para entender las implicaciones de posibles cambios.
La innovación es compleja y un desafío para la Administración Pública y los ciudadanos.