En los procesos de fusiones y adquisiciones pueden presentarse ciertos riesgos operacionales. Por ello, suele realizarse una valoración de dicho riesgo con la finalidad de mitigar las contingencias que puedan presentarse mediante un adecuado proceso de Due Diligence.
Un Due Diligence no es una auditoria como
tal. Se puede explicar como un proceso de recolección o levantamiento de
información cuya función principal se basa en el análisis sistemático y
valuación de una empresa en conexión de un contexto contractual, como la
compra-venta de ésta.
Es así que tras un período de negociación y aproximación entre vendedores y
compradores o inversionistas y una vez que estos últimos muestren un interés
real en la intención de adquirir ya sea la totalidad o una parte de una
sociedad, en determinadas condiciones, se abre un proceso llamado "Due Diligence" o "Diligencias" en virtud
del cual el adquiriente de una empresa realiza, con explicito consentimiento y
asistencia del vendedor, una detallada investigación de diferentes áreas del
negocio que se quiere adquirir con el objeto de conocerlo a mayor profundidad.
El propósito principal de la realización de un Due Diligence será la de reducir el riesgo de la transacción
aportando al comprador una evaluación independiente y detallada, revisando la
existencia de posibles pasivos ocultos en las áreas de estudio o revisión. Y en
caso que afloren estos pasivos, ambas partes deberán sentarse a renegociar
determinados aspectos relativos a la transacción.
Ahora,
el proceso de Due Diligence, varia
según el tipo de transacción, grado de complejidad del negocio así como la
naturaleza del comprador o inversor.
En general, un proceso de Due Diligence vendría
a cubrir y a estudiar diversas áreas de la empresa. Pero, tratándose de un Due Diligence Legal esta se realizara en
la verificación de la situación legal de la sociedad en el área corporativa,
contractual, laboral, tributaria, con respecto a sus activos: bienes inmuebles,
y cuestiones administrativas: licencias y autorizaciones, propiedad industrial
e intelectual, litigios (civiles o penales) y procedimientos, entre otros.
Es decir, que el Due Diligence Legal
presenta como objetivos la identificación de los riesgos asociados a la
operación determinando las posibles contingencias en materia legal, dando como
resultado final un informe que no solo incluirá una relación de hechos sino que
recogerá todos los puntos y opiniones necesarias para el buen fin de la
transacción, aportando soluciones a los asuntos que surgan como consecuencia
del desarrollo de esta operación de prevención de riesgos.