EL CAIRO (Reuters) – Partidarios del presidente Hosni Mubarak dispararon el jueves contra manifestantes en la plaza Tahrir de El Cairo, matando al menos a cinco personas, en un nuevo aumento de la violencia en medio de un desafío sin precedentes a sus 30 años de gobierno.
En los enfrentamientos de la madrugada se escucharon disparos de metralletas durante más de una hora en la plaza central donde los manifestantes -insatisfechos con el compromiso de Mubarak de renunciar en septiembre- han prometido permanecer hasta que el presidente de 82 años renuncie.
"No dejaremos este lugar hasta que Mubarak se vaya", dijo una mujer identificada por Al Yazira como Mona Seif al canal de noticias.
El ministro de Salud egipcio, Ahmed Samih Farid, dijo a la televisión estatal que cinco personas habían muerto y 836 resultaron heridas en los enfrentamientos que comenzaron el miércoles. El dijo que la mayoría de las víctimas tenían heridas provocadas por piedras o ataques con barras de metal y palos.
Los disparos comenzaron cerca de las 4.00 hora local (02:00 GMT) mientras cientos de manifestantes opositores al gobierno acampaban en la plaza.
Muchos de los manifestantes culpan al gobierno de instigar la represión contra las manifestaciones en gran parte pacíficas, Estados Unidos reiteró su llamamiento a Mubarak para que adopte medidas para celebrar elecciones democráticas de una vez.
Un alto cargo estadounidense dijo el miércoles que estaba claro que "alguien leal a Mubarak había dado rienda suelta a estos tipos para intentar intimidar a los manifestantes".
Washington entrega al Ejército egipcio -que ha gobernado el país desde el derrocamiento de la monarquía en 1952- cerca de 1.300 millones de dólares cada año en ayudas.
Pero sus opciones de adoptar una postura más dura contra Egipto para poner fin a la violencia e iniciar un cambio en el poder son limitadas.
Egipto, que firmó un tratado de paz con Israel en 1979, justificó el estado de emergencia que mantiene a Mubarak en el poder como necesario para detener a milicianos islamistas y Washington está buscando una manera de avanzar que no aliente a una mayor inestabilidad.
Después de que Mubarak anunciara el martes que permanecería en el poder hasta septiembre y que luego se quedaría al margen, el presidente Barack Obama lo llamó por teléfono y le dijo que el cambio "debe comenzar ahora". El mandatario estadounidense no le exigió la renuncia inmediata.
AUMENTO DE LA VIOLENCIA
Las posibilidades de una resolución pacífica de la crisis se redujeron el miércoles cuando partidarios de Mubarak, usando cócteles molotov, palos y montados en camellos y caballos, atacaron a los manifestantes en la plaza Tahrir.
Responsables dijeron que tres personas murieron en la violencia del miércoles y un doctor dijo que más de 1.500 personas resultaron heridas.
Reaccionando a la situación en Egipto, el portavoz de la Casa Blanca Robert Gibbs dijo: "Si alguno de los actos de violencia es promovido por el Gobierno, esto debe detenerse de inmediato".
Las escaramuzas entre partidarios de Mubarak y manifestantes continuaron durante la noche del miércoles, y luego de un breve período de calma, imágenes en directo de televisión mostraron nuevos enfrentamientos, escuchándose disparos en distintas partes de la plaza.
Dos cuerpos fueron extraídos del lugar mientras que partidarios de Mubarak y opositores se arrojaban piedras mutuamente. Humo negro se elevaba desde el área.
Para el alba, los manifestantes continuaban en la plaza, levantando barricadas de hierro para protegerse. "No podemos retroceder en este punto", dijo una mujer de 33 años a la cadena de televisión Al Yazira.
Cientos de personas se congregaban en la plaza. "De una u otra manera derribaremos a Mubarak", coreaban algunos. Otros gritaban: "No nos rendiremos, no nos venderemos".
"Las cosas se calmaron ahora pero durante la noche, recibíamos decenas de heridos cada 15 minutos", dijo el doctor Mohamed Abdel Hamid, que se encontraba en la plaza. "Tuvimos víctimas por todas partes", agregó.
Algunos se preguntaban por qué el Ejército no intervino cuando comenzaron los disparos, aunque para el amanecer, vehículos militares fueron desplegados a los extremos de la plaza y la televisión mostró imágenes de algunos hombres siendo arrestados.
Hasta la fecha la violencia ha cobrado la vida de unas 150 personas y se han registrado manifestaciones en todo el país. La encargada de derechos humanos de Naciones Unidas, Navi Pillay, dijo que hasta 300 personas podrían haber muerto.
LA OPOSICIÓN RECHAZA NEGOCIACIONES
El vicepresidente egipcio Omar Suleiman instó a 2.000 manifestantes que están en la plaza Tahrir en el centro de El Cairo a que se vayan y cumplan el toque de queda para restaurar la calma. Suleiman dijo que el inicio del diálogo con los reformistas y la oposición depende del fin de las protestas callejeras.
Pero la oposición, que incluye a los islamistas Hermanos Musulmanes y al ganador del premio Nobel de la Paz Mohamed ElBaradei, ha dicho que no iniciarán negociaciones hasta que Mubarak renuncie.
Un comunicado del Ministerio de Asuntos Exteriores de Egipto rechazó la presión de Washington y Europa para un rápido inicio de la transición y dijo que "buscan incitar la situación interna" en Egipto.
Los precios del petróleo han aumentado debido a temores de que las manifestaciones se extiendan a otros estados árabes autoritarios, incluido el gigante petrolero Arabia Saudí, o que interfieran con las rutas de transporte de crudo desde el mar Rojo al Mediterráneo a través del Canal de Suez. El petróleo Brent sobrepasó los 103 dólares por barril el jueves.
Algunos analistas sugirieron que la violencia podría provocar un revés contra Mubarak a nivel internacional y entre los egipcios que han aceptado su promesa de renunciar en septiembre.
Además de Estados Unidos, Francia, Alemania y el Reino Unido también instaron a una rápida transición.