NUEVA YORK (Reuters) – Los habitantes de Nueva York se preparaban el martes para limpiar enormes montañas de nieve y miles de viajeros confiaban en poder volar, tras una gran ventisca que azotó el noreste de Estados Unidos el día después de Navidad.
La ciudad de Nueva York y sus alrededores fueron las zonas más afectadas por la tormenta de nieve que el domingo por la noche y el lunes por la mañana barrió la costa atlántica estadounidense con vientos de hasta 95 kilómetros por hora.
El peligroso estado de las carreteras, provocado por el hielo y el viento, causaron al menos una docena de muertes en accidentes de tráfico en varios estados.
Los mercados financieros operaron normalmente pero los volúmenes negociados fueron reducidos por la tormenta, que también mantuvo alejados a los compradores de los centros comerciales el día después de Navidad, tradicionalmente una de las jornadas de más ventas del año.
Los tres aeropuertos principales de Nueva York y otros en el noreste estadounidense estuvieron cerrados durante casi 24 horas, dejando a los pasajeros varados en terminales donde escaseaban los alimentos y la información.
El lunes por la tarde, tras una extenuante jornada dedicada a limpiar y derretir la nieve con equipo pesado, los aeropuertos John F. Kennedy, Newark Liberty y LaGuardia fueron reabiertos para la llegada y salida de aviones, pero se esperaban más retrasos.
"Unos 4.500 vuelos no han salido en los últimos dos días y llevará de dos a tres días ocuparse de esa gente y volver a cierto nivel de normalidad", dijo Steve Coleman, portavoz de la Autoridad Portuaria de Nueva York y Nueva Jersey, a la cadena de televisión NY1.
El sol aparecía sobre la costa este de Estados Unidos a medida que la tormenta se dirigía hacia Canadá, pero el frio penetrante generaba dudas sobre si Times Square estaría lista para los festejos de Fin de Año previstos para el viernes en Nueva York.
Cumpliendo con la máxima de que "el espectáculo debe continuar" los espectáculos de Broadway se desarrollaron con normalidad el lunes. Pero muchas oficinas cerraron, entre ellas las pertenecientes a Naciones Unidas, que canceló todas sus actividades en Nueva York.
Los equipos de emergencia trabajaban para restablecer el servicio eléctrico a decenas de miles de hogares en el noreste del país, mientras que el metro y los trenes sufrían problemas para volver a su actividad normal.
