Eva Díaz lleva 23 años ejerciendo la Abogacía en un despacho unipersonal que, fundamentalmente, trabaja las áreas del Derecho que más trabajan: Civil, Mercantil y Administrativo. Legal Today ha hablado con ella para tomarle el pulso a la profesión y a este año que acaba de empezar.
¿Cómo valora sus años de ejercicio?
A pesar de todo, de forma muy positiva. Me ha permitido conocer muchas personas interesantes, me ha permitido crecer como profesional y me ha enriquecido personalmente.
¿Cómo valora la profesión?
Podría ser una profesión muy bonita, porque colaborar en el acto de impartir justicia es una labor que debería enorgullecernos. Sin embargo las circunstancias que rodean la profesión han hecho de ella un trabajo muy duro. Hay que luchar contra la competencia, leal y desleal, contra la saturación de los juzgados y todo lo que conlleva, contra los recortes sufridos en Justicia, contra la falta de civismo, contra el extendido convencimiento de que a un abogado sólo hay que pagarle si se gana un procedimiento judicial. El trabajo del abogado es muchas ocasiones es intangible. El cliente cuando sale del despacho no se lleva una caja de zapatos. Se puede llevar un problema resuelto, pero el trabajo, el conocimiento y el esfuerzo que hay detrás de eso es algo que no se valora en absoluto.
¿Cómo valora la situación jurídica en España?
Creo que tenemos buenas leyes en general, aunque todo sea mejorable, pero la maquinaria burocrática que rodea nuestro sistema, la falta de medios e incluso en muchos casos la falta de preparación, evita en gran manera que la justicia sea reparadora y efectiva, o lo que es lo mismo, que se haga justicia.
¿Ha evolucionado el despacho según las expectativas marcadas?
Sinceramente mejor de lo esperado. El comienzo de mi ejercicio de forma independiente coincidió con el inicio de la crisis y a pesar de que, evidentemente este hecho se ha notado, los resultados han sido bastante satisfactorios.
¿Cómo prevé 2017?
Parece que la crisis está quedando un poco atrás, que el mercado se mueve algo más, pero quedan por hacer demasiadas reformas estructurales para que la justicia se convierta en el pilar fundamental de la democracia, como debiera serlo.