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20/04/2024. 03:48:59

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Montserrat Nebrera, presidenta de la Comisión de Justicia, Derecho y Seguridad de Cataluña

“El Tribunal Constitucional difícilmente salvará su deteriorada imagen”

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El nombre de la parlamentaria catalana, Montserrat Nebrera, Presidenta de la comisión de Justicia, Derecho y Seguridad, y Portavoz de la comisión de Interior y de Inmigración, saltó a los medios de comunicación nacionales hace unos meses, cuando se convocó el congreso del Partido Popular catalán a cuya presidencia presentó su candidatura, en la que obtuvo un 43% de los compromisarios de su partido, frente a la candidatura de consenso representada por Alicia Sánchez-Camacho.

“El Tribunal Constitucional difícilmente salvará su deteriorada imagen” Monsterrat Negrera

Más allá de su dimensión política, Montserrat Nebrera tiene una seria trayectoria jurídica como Catedrática de Derecho Constitucional, Directora de Estudios Sociales en el Instituto Cambó, y magistrada de apoyo en la Audiencia Provincial de Barcelona. En la entrevista concedida a Legal Today, Montserrat Nebrera se posiciona de nuevo en sus convicciones democráticas y en la posibilidad de compaginar nacionalismo catalán y constitucionalismo.

 

Algunos la acusan de ser demasiado catalanista, otros de demasiado derechista y otros de haber llegado al PP de la mano de Piqué. Ideológicamente ¿cómo se define realmente?

He llegado a la política con voluntad de servicio, entiendo los partidos como instrumentos y no como fines, creo que la libertad es dignidad si se construye entre sus límites y que esos límites los marca la virtud.

 

Su derrota en el congreso del PP, se ha convertido en una victoria. ¿Los partidos soportan la disidencia interna?

No, pero deberán acostumbrarse para dejar de vivir en el siglo XIX, es decir, para volver a convencer.

 

La homologación constitucional del Estatuto catalán está a la espera de la renovación de los miembros del Tribunal Constitucional, que a su vez depende de un consenso de fuerzas políticas. ¿Qué opinión le merece la invasión de la política en las sedes judiciales o cuasi-judiciales?

El Tribunal Constitucional difícilmente salvará su deteriorada imagen, incluso tras el cambio total de sus miembros, porque el deterioro proviene del de las personas que los han elegido y los espurios motivos de elección. Es sabida su naturaleza a mitad de camino entre el Derecho y la política, pero precisamente por eso había que haber tenido más cuidado. Ahora su solución ha de ser orgánica, a mi juicio, pero probablemente pasa también por un cambio en la concepción del poder judicial, aunque el TC no forme parte de él.

 

¿Cómo se articula en la práctica la situación de Diputada en el Parlamento catalán en un PP minoritario y en la retaguardia de la vida política catalana, a la vez que ocupa la presidencia de la comisión de Justicia, Derecho y Seguridad?

He intentado hacer siempre abstracción de mi condición de diputada del PP respecto de la de Presidenta de la Comisión. Respecto de esta última me mueve un intenso sentido institucional; respecto a la primera me motiva una sana ambición de hacer de mi partido una real alternativa de gobierno en Cataluña

 

El artículo 6.2 del Estatut dice que todos tienen el derecho a utilizar y el deber de conocer el castellano y el catalán como lenguas oficiales en Cataluña, y que los poderes públicos deben facilitarlo. Si embargo, en la escuela pública no es así. ¿Ve posible establecer por ley la tercera hora de castellano?

El razonamiento gubernamental en Cataluña respecto a la tercera hora es evitar la aplicación del decreto por entender que invade competencias autonómicas en materia educativa y en materia lingüística. Pero recuérdese que es el mismo que utiliza el PP de Cataluña para negarse a desarrollar ciertas partes del Estatut que tiene recurridas ante el Tribunal Constitucional. Ambos deben recordar que el Estatut incorpora la cooficialidad de lenguas junto al carácter de lengua propia para el catalán y una explícita voluntad de que, en tanto que tal, sea la lengua vehicular de la enseñanza y la lengua que por defecto se use en el ámbito institucional. Todo eso poco o nada tiene que ver con la calle, como casi siempre en la política y el derecho de los últimos años.

 

Uno de los objetivos de la legislatura es el diseño de una nueva legislación autonómica, el fin del "café para todos" de Manuel Clavero. Cataluña reclama más que ninguna una nueva financiación y uno de los argumentos es el aumento de población. ¿Qué depara a la cultura catalana para ese más de un millón de "nouvinguts" que les sirve de motivo del aumento de partidas presupuestarias?

La última y ya casi única nueva reivindicación del nacionalismo, antes de la independencia, es una ampliación de los recursos disponibles. Pero en ese tema el Partido Popular está de acuerdo: justicia fiscal y financiera, solidaridad sostenible y austeridad en el gasto público serían los ejes en los que esperamos que todos los demás partidos (dentro y fuera de Cataluña) estén con nosotros.

Muchos de los recién llegados a Cataluña han creído encontrar la vía para su "integración" en aceptar e incluso defender unas reglas de juego que incluyen la consideración de Cataluña como nación. Pero la realidad se ha impuesto siempre en esta tierra de aluvión, y nada podrá parar la fuerza de un nuevo mestizaje, incluso en condiciones pésimas para la convivencia, propiciadas por un Govern del que debe denunciarse el modo en que los socialistas han abandonado en este tema a sus votantes.

 

¿Se puede gobernar España sin Cataluña?

Tal vez se pueda, aunque el sistema electoral y la dinámica política lo hacen a mi juicio bastante improbable. En todo caso ni se debe ni debería entrar en los planes de un partido con sentido de Estado, es decir, con sentido de España. Ello significa, por tanto, una nueva cultura periférica, habida cuenta del modo en que ha evolucionado todo desde del año 1978.

 

En su experiencia italiana seguramente conocería el partido de la Liga Norte y sus coincidencias con los partidos catalanistas excepto en la severidad de sus aspiraciones soberanistas. ¿Qué reflexión le merece las equivalencias entre estas fuerzas políticas desde su punto de vista de profesora de Derecho Constitucional?

La Liga es un claro ejemplo de la construcción de un movimiento secesionista sobre la única base de los recursos económicos. También en el independentismo catalán se está dejando de ahondar en la identidad (ahora que han malbaratado una expresión tan importante para la psicología humana) para hablar sólo o fundamentalmente de dinero. Mi opinión es que de algo más que de dinero se nutren las personas y que en nuestro posicionamiento respecto del tema económico sin duda deberían estar todos de acuerdo con el nuestro, salvo que lo que quieran es negar la idea de España… Lo peor es el modo en que este tema (con sus porcentajes, sus criterios, sus balanza, etc…) pretende distraer a la gente, como en una cortina de humo, del problema fundamental de su precaria situación frente a la crisis económica, una crisis en la que, aceptando que una parte viene dada, hay que reprochar a los gobiernos central y autonómico catalán, su incapacidad para aportar soluciones de choque o para evitar que las que adoptan continúen gravando a las familias.

 

Las derivas nacionalistas en Cataluña, que pueden colocarnos ante un futuro gobierno soberanista en coalición entre CiU y ERC, ¿exigiría una reforma constitucional?, ¿cree que el país soportaría siquiera un debate de ese cariz?

Creo que antes que el frente nacionalista CiU querría apostar por el "sociovergente", o mejor dicho, por el "conversocialista", pues lo cierto es que sólo el PSOE puede darle hoy a CiU una parte de lo que quiere y necesita. Cosa distinta es que eso le convenga al PSC en este juego teatral que se lleva con el PSOE. En todo caso, para evitar papeles desproporcionados de partidos sectoriales probablemente más que una reforma constitucional se requeriría una de la ley electoral. Pero este tema es eterno (aunque conveniente en grado sumo por motivos de regeneración de la partitocracia actual), y dudo que los partidos que están se pongan de acuerdo por lo que puedan perder. La visión del bien común hace tiempo que ha dejado de contar, o al menos parece.

La mayor parte de los catalanes se sienten también españoles. Cosa distinta es que por el momento la defensa de esa dualidad no sea una de sus prioridades vitales, como han demostrado las elecciones del pasado 9 de marzo en Cataluña. El socialismo de la primera legislatura de Zapatero se propuso cambiar el modelo de Estado y estamos rozando los límites; en esta segunda se va a proponer cambiar las almas. La capacidad del socialismo para interpretar varios papeles en el teatro de la política es a mi juicio digna de estudio, aunque también merecedora de las mayores críticas. Se seguirán saliendo con la suya, incluso en el marco de una maltrecha situación económica, mientras alguien o algo no sea capaz de ofrecer a la gente una credibilidad y coherencia tales que les permitan salir de la acomodación y del engaño, y pensar que un futuro distinto, con más esfuerzo pero con mayor ilusión, es posible.

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