"O te actualizas constantemente o el riesgo de diagnosticar realidades o prescribir soluciones de forma errónea aumenta de forma progresiva" "Los laboralistas nos solemos distinguir por la proximidad en el trato y el compañerismo" "Desde una perspectiva global, estamos ante un programa de actualización continua de los conocimientos, caracterizado por conjugar rigor, amenidad, máxima actualidad y participación abierta"
Las consecuencias de la crisis en el mercado del trabajo están siendo de una severidad casi incontrolable. El Derecho tiene cosas que decir, pero desde luego los profesionales del Derecho Laboral tienen mucho que hacer; y también que aprender. Por ello creemos que los Foros Aranzadi Social, con un recorrido de trece años e indiscutible predicamento, son el campo adecuado para que se sustenten las necesidades de formación y comunicación entre laboralistas. Hemos hablado con Antonio V. Sempere, responsable de los Foros, con quien hemos recorrido la actualidad de lo que pasa y cómo la formación puede cooperar en el bien de los profesionales y los clientes.
La actualidad laboral es ya primera plana en la información generalista de los medios de comunicación. ¿Dónde quedaría ubicado el Derecho?
Aunque nuestros mayores nos enseñaron, ya hace tiempo, que las normas laborales tienen un papel modesto a la hora de configurar el sistema real de relaciones laborales, también es cierto que una buena regulación puede ayudar bastante y viceversa.
En todo caso, no puede confundirse la técnica jurídica con los contenidos sustantivos; al menos por cuanto respecta a las grandes opciones, la opción del especialista en Derecho del Trabajo no tiene por qué valer más que la de una profesora de Idiomas. Del mismo modo que la opción entre listas abiertas o cerradas a la hora de elegir a los políticos no debe quedar en las exclusivas manos de los constitucionalistas o administrativistas, la decisión de si fomentamos el empleo juvenil permitiendo que los salarios estén por debajo de los comunes pertenece al terreno de lo político.
¿Cree que se pueden hacer más cosas desde la normativa para salvar empleo?
Creo que tenemos una concepción del Derecho muy normativista, que legislamos demasiado.
Sobran normas y faltan actitudes comprometidas con los valores que las normas encarnan en cada momento. Es curioso observar nuestra realidad más rabiosa: quienes defendía a capa y espada la intangibilidad de la actual ordenación, protestan de que no se reforme; quienes abominaban de ella, ahora prefiere seguir bajo su férula en lugar de novarla. Formulo esta apreciación (del todo subjetiva) porque con las mismas normas hemos sido el paladín europeo en la creación de empleo y los campeones continentales en su destrucción; con las mismas reglas de juego nuestra economía ha subido como la espuma y se ha agostado como las flores en verano.
Dicho frontalmente: la creación de empleo no va a depender, en mi opinión, de la enésima reforma laboral que se lleve a cabo, sino de una multitud de factores; uno de ellos viene constituido por el ordenamiento laboral. Pero en septiembre el BOE acogió una extensa Ley (cincuenta páginas) modificando importantísimas normas (hasta once Leyes axiales) e instituciones (modalidades contractuales, acceso a la fijeza de los empleados temporales, contratos formativos, flexibilidad interna, causas y procedimiento de los despidos por crisis empresarial, intermediación laboral, descuelgue salarial, absentismo, etc.) y nueve meses después pareciera que apenas nada cambió.
Un ordenamiento laboral del siglo XXI puede ayudar a generar empleo si quienes lo viven (órganos judiciales y administrativos, asesores sindicales o empresariales, profesores, etc.) sintonizan con él; justo lo contrario de lo que está sucediendo con la Ley 35/2010.
Se habla mucho de los convenios colectivos. ¿Se trata de un discurso exclusivo de los sindicatos o hay voces menos significadas que también aconsejan que se ponga este tema en primera plana?
Modernizar la regulación de los convenios colectivos parece un objetivo saludable; mucho más importante, sin embargo, es conseguir que sus contenidos sintonicen con la realidad de cada momento y lugar. Creo que hay una excesiva tendencia a desplazar la solución de los problemas hacia terceros; excesiva judicialización, numerosas solicitudes de intervención normativa; arrastre de contenidos pretéritos en la negociación colectiva; cierta distancia entre las previsiones convencionales y la realidad de las pymes y así sucesivamente.
Pero muchas de las cuestiones cuya solución se demanda al Gobierno, a las Cortes, o a las cúpulas de los agentes sociales podrían venir más satisfactoriamente encauzadas explotando las posibilidades que las leyes vigentes confieren. Como tantas otras veces sucede, se trata de un tema "cultural", que apunta hacia la importancia de las personas y de las concretas organizaciones.
¿El empleo sumergido se puede sacar a flote con un Real Decreto, tal y como es la intención actual?
La respuesta negativa no puede ser absoluta; algo puede ayudar, desde luego. Pero las dudas que suscita (no sólo laborales, sino también fiscales) son tantas que resulta difícil ser optimista. Pocos incentivos, mucha confusión, escaso apoyo parlamentario a la iniciativa (fue convalidado en votación muy ajustada), enquistamiento de los núcleos principales de la economía sumergida en el tejido social… la lista de obstáculos para su éxito podría alargarse hasta fatigar al lector.
Vuelve a ser una materia en la que tan fundamental como una buena legislación (por justa para quienes la cumplen, por fiscalizada severamente para quienes no lo hacen) resulta la opinión social; la indiferencia o complicidad hacia la evasión fiscal y de Seguridad Social merece tanta atención, si no mayor, cuanto el estado de nuestras leyes o la cuantía de las multas.
¿Qué rol cree que está adquiriendo el asesor laboralista en los momentos en que vivimos?
Quien asesora en temas de Derecho Laboral (especialmente Abogados y Graduados Sociales, aunque no solo ellos) vive la angustia propia de una disciplina que es la llamada a encauzar cientos de miles de pérdidas de empleo, pero también la emoción de contribuir al mantenimiento de otros millones de ellos.
En todo caso, dada la complejidad de nuestro entramado jurídico, tanto el consejero habitual cuanto el defensor en concretos procedimientos sigue necesitando conjugar las virtudes tradicionales (lealtad y empatía hacia el cliente, excelente formación técnica, habilidad dialéctica e inteligencia, ética personal y profesional, etc.) y conciliarla con las actuales exigencias (selección del marasmo de información documental, presentación atractiva de los servicios, atención a los costes, trabajo en equipo, etc.).
Se trata de profesiones apasionantes pero absorbentes y que generalmente comportan elevadas dosis de responsabilidad y presión. Muchas veces los laboralistas incumplimos lo que predicamos ("en casa del herrero…") respecto de tiempo de trabajo, conciliación de vida familiar, evitación del estrés, etc., porque pensamos que es ell mejor modo de atender nuestra tarea. Y sigue siendo cierto que en todos los ámbitos (Jurisdicción, Abogacía, Graduados Sociales, Universidad, Gestión de empresas, etc.) los laboralistas nos solemos distinguir por la proximidad en el trato y el compañerismo.
¿Desde qué perspectiva cree que se deben enseñar el Derecho del Trabajo en las Universidades?
El "Plan Bolonia" traza un común denominador metodológico; la titulación (porque la materia se imparte en muchas de ellas) y el nivel (grado, postgrado, curso) constituyen las coordenadas de referencia; otros muchos aspectos (cualidades del docente, infraestructura disponible, número de créditos asignados, etc.) son igualmente condicionantes.
De todos modos, como siempre, que el Derecho del Trabajo se debe enseñar con las virtudes propias de un buen docente: deseo de transmitir conocimientos, sentido común para fijar contenidos y método, elevadas dosis de preparación previa (estudio, investigación, experiencia), amenidad, rigor y proximidad.
¿Qué necesidades de formación tiene en estos momentos el laboralista?
La red informática y las excelentes bases de datos que utilizamos nos proporcionan tal cúmulo de información que sin una buena base inicial ("teórica", si se quiere) se corre un riesgo de desbordamiento.
Hay que saber jerarquizar los contenidos, dejar un hueco para el aprendizaje permanente y aceptar con humildad las carencias. El día a día nos indica a cada uno qué es lo que nos falta, sea técnicas instrumentales (idiomas, informática, habilidades sociales, oratoria, redacción, etc.), conocimientos técnicos (jurisprudencia, doctrina, normas, etc.) o práctica (litigios, negociación, gestión documental, etc.).
El denominador común siempre es el mismo: o te actualizas constantemente o el riesgo de diagnosticar realidades o prescribir soluciones de forma errónea aumenta de forma progresiva.
¿De qué modo cree que el Foro Aranzadi Social contribuye a llenar estas necesidades?
Soy el menos neutral del mundo para responder a esa pregunta. Junto con un reducido grupo de colaboradores, hace ya trece años que puse en marcha este foro y sigo creyendo en él con la misma fuerza del primer día.
El FAS permite un gran ahorro de tiempo (calculo que para conseguir una información similar a la que se recibe en tres horas y media harían falta treinta de indagación personal), ofrece un formato ameno, en ocasiones casi trepidante, tiene la ventaja de que no se actúa en solitario sino colectivamente, "obliga" a un ritmo mensual (nueve al año) y combina diversas perspectivas complementarias.
¿Desde qué perspectiva se abordan los temas en el Foro Aranzadi Social?
Tanto por vía documental cuanto presencial, el Foro posibilita la actualización de conocimientos al máximo nivel: sentencias relevantes, normas recientes o en preparación, temas cruciales, contacto con otros profesionales del entorno. Todo ello, en un entorno participativo, amable y ameno. Adicionalmente, Thomson Reuters Aranzadi siempre proporciona a los asistentes recursos bibliográficos del más alto nivel. Con todo, lo más importante, es el ahorro de tiempo y esfuerzo individual que se consigue. El Foro Aranzadi Social está hecho por y para laboralistas, de modo que sabemos bien qué necesitamos y nos esforzamos por brindarlo.
Desde un punto de vista presencial, se trata de un Encuentro mensual entre profesionales, con el fin de ponerse al día en el campo del Derecho Laboral. Desde una perspectiva global, estamos ante un programa de actualización continua de los conocimientos, caracterizado por conjugar rigor, amenidad, máxima actualidad y participación abierta.
¿Hay posibilidad de interactuación entre asistentes y ponentes?
Eso está garantizado y es una de las divisas de todo Foro. Tanto que incluso desde 2010 dimos un paso más y anualmente convocamos (Pamplona, septiembre) el Congreso Nacional de los Foros, para posibilitar el encuentro entre personas de distintos ámbitos territoriales.