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19/04/2024. 01:56:30

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Ignacio Temiño, socio director de Abril Abogados

“Marcarse como meta ser una firma global es completamente inadecuado”

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"El derecho de la propiedad industrial e intelectual se muestra hoy más que nunca incapaz de adecuarse a los vertiginosos cambios de un mercado de consumo global" "Los abogados preferiríamos ser menos" "El Derecho en general sigue siendo una ciencia muy arraigada a cada país"

Ignacio Temiño es licenciado en Derecho por la Universidad de Valladolid (1995), y realizó estudios en Derecho Mercantil en la Universidad de Linz (Austria). Cuenta con una dilatada experiencia en Propiedad Intelectual, especialmente en la rama registral y judicial de Patentes y Marcas, y en otras materias relacionadas con las Nuevas Tecnologías, la Propiedad Intelectual y el software. Conferenciante habitual en foros y masters en su especialidad, también es autor de diversas publicaciones y artículos nacionales e internacionales en estas materias. Temiño es miembro de varias asociaciones profesionales (IPO, ECTA, INTA, MARQUES, etc.) y ha sido reconocido como uno de los abogados más destacados en su área por publicaciones como Chambers, Legal 500, IP Luminaires y Who’s Who Legal.

Ignacio Temiño, socio director de Abril Abogados

¿A qué retos inmediatos tiene que enfrentarse el derecho de la propiedad intelectual e industrial?

Resulta irónico pero a pesar de que estamos viviendo, sin duda ninguna, la época histórica de máxima producción normativa de todos los órganos con capacidad legislativa (internacionales, comunitarios, estatales, autonómicos, etc), el derecho de la propiedad industrial e intelectual se muestra hoy más que nunca incapaz de adecuarse a los vertiginosos cambios de un mercado de consumo global.

El reto inmediato es por tanto buscar fórmulas más adecuadas para proteger tanto la propiedad industrial e intelectual, como las libertades del resto de los ciudadanos. Probablemente esto implica un esfuerzo mayor del que se viene haciendo hasta la fecha por los legisladores y también un consenso mayor entre todos los sectores afectados, incluidos los propios consumidores y sobre todo los intermediarios que participan en las nuevas formas de explotación.

 

¿Planea expandir su despacho a otras latitudes?

No es un objetivo prioritario de la firma, por varios motivos, entre otros que el mercado nacional sigue siendo amplio, sigue creciendo y cada vez demanda y aprecia más la especialización profesional; y por otra parte, en la actualidad gozamos de una red de colegas corresponsales y despachos amigos en más de ciento cincuenta países que nos ofrecen un servicio de alta calidad,  basado en la confianza, la responsabilidad mutua y la reciprocidad.

 

Se habla continuamente de un cambio de paradigma en el ejercicio de la profesión. En este sentido, ¿cómo considera usted que ha de ser el abogado del nuevo milenio? ¿Y el socio director?

Pienso que la profesión no puede vivir al margen de los cambios de los tiempos, ni ignorar las nuevas formas de relación que también afectan a la relación abogado-cliente, ni las demandas del mercado, que probablemente preferiría menos abogados y mejor preparados. Los abogados mismos también preferiríamos ser menos, estar mejor valorados y poder minutar conforme a unos niveles similares a los compañeros de otros países vecinos. Este acercamiento de posturas es imprescindible marcárselo como un objetivo a medio plazo.

El abogado del futuro debe cada vez más ponerse en el puesto del cliente y pensar por él, buscando la mejor solución en todos los aspectos (tiempo, coste, riesgo, etc.), para ello resulta imprescindible conocer bien las alternativas jurídicas que se pueden ofrecer, las ventajas y desventajas de cada una de ellas y ayudar al cliente a tomar la mejor decisión posible en cada momento. Esto implica, cómo no, una formación continua y permanente del abogado, un trabajo en equipo bien coordinado, mucha imaginación y una buena dosis de vocación y sentido común.

El socio-director tiene que saber trasmitir esa filosofía a sus colegas y compañeros del despacho.

 

¿Qué modelo de despacho terminará por imponerse en la península? ¿O hay sitio para todos?

Si observamos la tendencia de los últimos diez años, los bufetes que han nacido y perdurado son, o bien firmas extranjeras que abren su sucursal en España para retroalimentar su red, o bien firmas pequeñas – medianas con marcada especialización profesional. Incluso las grandes firmas nacionales y extranjeras están logrando su crecimiento gracias a la especialización dentro de sus equipos, terminando por crear una red interna de despachos que comparte una misma enseña comercial.

Creo que la abrumadora producción legislativa unida a la creciente litigiosidad nos empuja a todos los abogados a ser cada vez más humildes, intentando abarcar menos, pero hacerlo mejor.

 

 

Las facultades de derecho de España ¿preparan a los alumnos para los nuevos retos de la abogacía del siglo XXI?

En absoluto, pero no debemos olvidar que las facultades de derecho no están destinadas a formar sólo abogados. Soy un firme defensor de la modificación del plan de estudios de Derecho, permitiendo también la especialización del estudiante tras dos o tres años de formación jurídica básica. Sólo así se podrá alcanzar el objetivo de formar mejores profesionales en cada área.

 

¿Puede afirmarse que la crisis económica repercutirá en el desenvolvimiento de las firmas españolas?

Por supuesto, no sólo en el número de asuntos (pueden que ahora haya más trabajo de concursal obviamente, pero deja de llegar mucho más trabajo del resto de las áreas en términos comparativos absolutos), sino también en el cobro de los honorarios, la competitividad mayor entre compañeros, etc.

 

¿Podemos hablar de una globalización del derecho? ¿Estados Unidos lleva la batuta en este proceso? ¿Hay una fuga de talento jurídico hacia los países anglosajones?

Escasamente. La desventaja de quienes escogen la vida académica es su limitada movilidad frente a las carreras de ciencias por ejemplo. El Derecho en general sigue siendo una ciencia muy arraigada a cada país.

 

Las firmas españolas ¿son competitivas frente a sus pares de Inglaterra o Estados Unidos?

Por supuesto. Las nuevas generaciones de abogados  que hoy día ocupan puestos de responsabilidad en las medianas y grandes firmas poseen en su mayoría un espíritu de sacrificio y unas ganas de trabajar y hacer las cosas bien que apenas tienen parangón. Es cierto que hay muchas cosas que aprender de los colegas de fuera y que falta mucho camino por recorrer, pero también es cierto que al llegar más tarde al panorama internacional se pueden evitar errores que ya cometieron otros.

 

¿Cabe hablar de politización de la justicia y de crisis judicial? ¿Qué recetas implantaría para mejorar la situación?

Por desgracia es cada más palpable la falta de independencia en los poderes. La receta esta clara: menos interés político y más interés general.

 

¿Es posible hablar de auténticas firmas globales? ¿Tenemos despachos así en la península?

La palabra global en mi opinión no es necesariamente positiva, y marcase como meta ser una firma global estimo que es completamente inadecuado. La calidad del servicio de cada uno de los abogados y de las áreas del despacho debe ser la prioridad. Si además es posible ampliar las materias en que prestar servicio a todos los clientes, tanto mejor. No creo que existan firmas globales en este sentido, aunque sí firmas multidisciplinares que prestan servicios en muchas materias, destacando más en unas que en otras, como es lógico.

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