"La recepción entre la comunidad jurídica del Centro de Responsabilidad Social de la Abogacía ha sido extraordinariamente positiva" "La justicia española sobrelleva una crisis histórica, que, en momentos de tensión, como los que vivimos, se hace más patente" "Creo que la abogacía en América Latina tiene todavía más influencia anglosajona que española"
Quiere ser recordado como “el abogado de los abogados de Madrid” y considera que la justicia española, en términos generales, no está politizada. Tras una brillante carrera como abogado y catedrático de derecho civil, asumió el decanato del Ilustre Colegio de Abogados de Madrid consciente de los retos enormes de su gestión. Hernández Gil considera que “el Decano no debe estar satisfecho nunca de lo conseguido: hay demasiados proyectos y tareas pendientes, aunque en proceso”. Entre ellas, la de contribuir a la mejora de la calidad de la justicia, otorgándole mayor protagonismo a los abogados. En cuanto a la justicia gratuita, defiende la excelencia del modelo español.
¿Cuál es el balance de su gestión hasta este punto? ¿Está satisfecho con los resultados obtenidos?
El balance le corresponde hacerlo a los colegiados y el Decano no debe estar satisfecho nunca de lo conseguido: hay demasiados proyectos y tareas pendientes, aunque en proceso. Podemos estar razonablemente satisfechos del esfuerzo realizado por toda la Junta de Gobierno para que el Colegio recobre su peso institucional y de cómo se va cumpliendo nuestro objetivo (designios) de transparencia, austeridad y mayor participación de los colegiados y sus asociaciones.
¿Cómo ha sido la recepción entre la comunidad jurídica del Centro de Responsabilidad Social de la Abogacía?
Extraordinariamente positiva. Se han presentado muchos más proyectos de los que podemos gestionar y sus perfiles coinciden plenamente con la idea que desde la Junta de Gobierno tenemos del compromiso de la Abogacía con la sociedad, esencial para nuestra profesión y para el futuro de los Colegios.
¿De qué manera el ICAM ayuda a mejorar la calidad de la justicia en nuestro país?
El ICAM, a través del Observatorio de la Justicia, recibe de los abogados y traslada a los órganos judiciales las incidencias que se producen diariamente en su funcionamiento. Además elabora, con los abogados que colaboran con el Observatorio, propuestas de solución a los problemas y mantiene un cauce estable de interlocución con los Órganos de Gobierno de los jueces. Su voz institucional debe mejorar la calidad de la Justicia, aunque estamos sólo al principio.
¿Es posible hablar de un espacio jurídico iberoamericano o estamos, más bien, ante un objetivo por cumplir?
Se puede hablar de una cultura jurídica iberoamericana que tenemos que poner en valor para que realmente surja un espacio jurídico iberoamericano, dinámico y en el que sea más fácil el intercambio de profesionales y prestaciones.
¿Existe una abogacía iberoamericana, un estilo iberoamericano, un modelo iberoamericano de ejercer el derecho? En todo caso, ¿qué diferencia al abogado iberoamericano de otros profesionales del orbe?
Al igual que buscamos un espacio jurídico común, puede hablarse de un modelo de derecho iberoamericano o latinoamericano. Los abogados de esa amplia comunidad poseemos una misma cultura jurídica, como ya he dicho antes. Y no sólo jurídica. Pero aún queda mucho por hacer para aprovechar en la profesión la existencia de nuestra comunidad iberoamericana, en términos de formación, intercambio de abogados, organización de la actividad y establecimiento de instrumentos específicos para la resolución de conflictos.
¿Lidera España la abogacía iberoamericana? ¿Cree usted que algún modelo de despacho latinoamericano puede imponerse a la expansión continental de las firmas españolas?
Sinceramente, creo que la abogacía en América Latina tiene todavía más influencia anglosajona que española, aunque su derecho sea mucho más parecido al nuestro. No obstante, las firmas españolas tienen cada vez mayor presencia allí y sería deseable que, dada la comunidad de cultura jurídica, el modelo que se impusiera tuviera más que ver con nuestra forma de entender la profesión.
Pasando a otro tema. ¿Cree usted que la justicia española está en crisis? ¿Qué soluciones propondría?
La justicia española sobrelleva una crisis histórica, que, en momentos de tensión, como los que vivimos, se hace más patente. Las soluciones, que no son fáciles, tienen que venir de la colaboración de todos los poderes públicos con competencias en materia de Justicia y de la solidaridad de todos los actores que tenemos algún papel en el sistema de la Justicia. En este sentido, la aportación de la abogacía es esencial.
¿Puede hablarse de una politización de la justicia? ¿Qué opinión le merece la actuación del juez Garzón?
En términos generales, sin duda que no. Lo que sucede es que la presión de la política y los medios en determinados asuntos es altísima y así se distorsiona la percepción del funcionamiento imparcial de la Justicia (y en alguna ocasión el funcionamiento mismo, porque no hay nada perfecto). En ese mismo sentido, si yo opinara ahora de un Juez concreto estaría contribuyendo, aunque fuera en mínima medida, a esa presión. Los abogados opinamos de las actuaciones judiciales con nuestros recursos, y deseamos que los jueces se sientan con la mayor libertad para dictar sus resoluciones.
¿Cómo aplicar las nuevas tecnologías a la administración de justicia y al ejercicio de la abogacía?
Presupongo que hay voluntad política de hacerlo, y una suficiente dotación presupuestaria. A partir de ahí, dos cosas, al menos, son esenciales: una, la coordinación entre todas las Administraciones competentes de modo que definan herramientas informáticas y protocolos de comunicación compatibles entre los diversos sistemas y operadores; y otra, que la burocracia no ralentice tanto el proceso que se acaben implantando soluciones técnicamente obsoletas.
¿Hay una ofensiva contra el turno de oficio?
Lo que hay, a mi juicio, es una insuficiente atención al Turno de Oficio por parte de los poderes públicos; probablemente, por una incorrecta valoración de nuestro modelo de justicia gratuita, que es excelente y que proporciona a los ciudadanos más necesitados una asistencia profesional de calidad, libre e independiente, con el esfuerzo de miles de abogados y la garantía del Colegio, que organiza el servicio.
Las facultades de derecho de España, ¿forman abogados capaces de enfrentarse a los retos de la globalización?
Se trata, primero, de que las universidades, y otros centros de formación como las Escuelas de Práctica Jurídica, formen "abogados". La entrada en vigor de la Ley de Acceso es absolutamente fundamental para ese objetivo básico. Si se consigue, estaremos también en condiciones de afrontar los retos de la globalización. Por definición, la Abogacía no tiene fronteras.
Para finalizar, ¿qué le gustaría dejar tras su paso por el decanato del ICAM?
La sensación de haber sido el abogado de los abogados de Madrid, con el grado de compromiso e independencia con que los abogados asumimos la defensa de los asuntos que nos encomiendan.