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04/11/2024. 02:43:12
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Salvador Viada Bardají, Fiscal del Tribunal Supremo

“Nuestro papel ha de ser la vanguardia de la lucha contra la corrupción”

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Salvador Viada Bardají nos habla desde la Fiscalía del Tribunal Supremo después de pasar por las Fiscalías de Barcelona, Granada, Sevilla y Madrid, la Fiscalía Anticorrupción y la Fiscalía del Tribunal Penal Internacional para los crímenes cometidos en durante la guerra de la Antigua Yugoslavia con sede en La Haya. Su natural inquietud le ha llevado a especializarse como autor y conferenciante en delincuencia económica y delincuencia penal internacional y tener una faceta docente en penal y procesal penal. Las redes han apoyado esta inclinación observadora, curiosa y proactiva con un blog, “Justicia Imparcial”. Vamos a conocer un poco más a este inteligente e inquieto Fiscal al que le importa lo que pasa e invierte tiempo en que lo negativo disminuya.

Salvador Viada Bardají

Desde su primer día de servicio en Barcelona hasta hoy, en el Supremo y habiendo pasado por la Fiscalía Anticorrupción y la Fiscalía del Tribunal Penal Internacional para los crímenes cometidos en durante la guerra de la Antigua Yugoslavia, ¿cómo ha evolucionado su visión de la Justicia?

Mucho. Ingresé lleno de ilusiones, cumplí con entusiasmo y con confianza en lo que hacía. Pasados los años descubrí otra clase de Justicia, la Justicia que afecta directa o indirectamente al poder.   Ahí no se puede actuar con tanta ilusión, con tanta inocencia. Con el tiempo, he visto cosas que usted no creería…

¿Tenemos una sociedad más respaldada frente a quien delinque?

Depende; en general, la Justicia penal en España no es buena porque se estructura sobre un proceso arcaico, ineficiente y causante de retrasos y costes.  Pero esa Justicia que nos afecta a la mayor parte de los ciudadanos, al menos es totalmente imparcial.   Frente a la Justicia que hay que aplicar a poderosos políticos o económicos, las cosas empeoran.   Hay demasiada influencia política en la Justicia, y no debería haber ninguna. Y se mira al poderoso con demasiado respeto, cuando ante un juez o un fiscal todos deberían ser lo mismo.

Tras todos los horrores que vio en los procesos por la guerra de la Antigua Yugoslavia, ¿qué enseñanza acerca de la condición humana aprendió?

Aprendí que el fanatismo lleva al odio; aprendí que todas las personas -de cualquier raza o etnia- sienten amor, dolor, amistad, miedo, que quieren a sus familias y que quieren protegerlas y vivir en paz;  aprendí -para mí lo más importante- que la cobardía es causante de la degradación de las personas y causa de que se cometan los actos más terribles; aprendí los horrores que personas normales pueden llegar a cometer en un entorno fanático.   Y aprendí que incluso en las peores situaciones, incluso de riesgos para la propia vida, hay personas que se sobreponen y luchan por la vida de otros y a veces consiguen salvarlas.

Estamos acostumbrados a las críticas. Sin embargo, a lo largo de su experiencia, ¿qué funciona muy bien en la Justicia Española?

En la Justicia penal, muy bien, muy bien, creo que nada.   Piense que hay más de un millón de asuntos penales pendientes, ahora en España.  Pero es notable el esfuerzo que hacen la mayoría de jueces, fiscales, abogados y funcionarios para sacar esto adelante.     Creo que el capital humano es quizá lo mejor que tiene la Justicia española.

La corrupción política, ¿se combate bien desde una fiscalía?

Hay que mejorar.   La estructura jerárquica de la Fiscalía no facilita las cosas.   En mi opinión, hay que revisar el hecho de que el FGE sea elegido por el Gobierno; hay que crear condiciones para que el FGE no pueda hacerlo todo (incluso incidir en asuntos concretos de los fiscales); hay que eliminar la arbitrariedad en la gestión de la Fiscalía, porque genera miedos y lealtades incondicionales; hay que exigir responsabilidades a los fiscales por el trabajo realizado o no realizado, y también al FGE por el funcionamiento de la Fiscalía.  Y hay que perder el miedo: el corrupto es un delincuente, un estafador social, y nosotros sabemos como tratar a los delincuentes.   Hay que comprender nuestro papel: nosotros somos fiscales, no jueces de garantías.  Nuestro papel está en instar la investigación, en apurar las posibilidades legales de hacerlo, con imparcialidad pero con determinación Nuestro papel ha de ser la vanguardia de la lucha contra la corrupción: los ciudadanos esperan eso de nosotros. A mi me irrita ver a la Fiscalía en ocasiones a remolque de acusaciones particulares.

Cuando usted enciende la televisión, oye la radio o lee el periódico, ¿qué tipo de noticia judicial le sorprende más?

No sabría decirle: si creo que algo está cambiando, gracias a las redes sociales.  Se crean corrientes de opinión, se transmiten noticias, se facilita la expresión de las personas.  También en ámbito de la Justicia.

¿Quién es más fuerte, el político corrupto o el Código Penal?

Hombre, son fuerzas diferentes.  La cuestión es si la Justicia tiene fuerza suficiente y medios para luchar contra el crimen del político o del banquero.   Yo creo que conseguirlo cuesta mucho y a la larga (y a veces a la corta) no es eficaz.

Cuando un delito prescribe, ¿se puede decir que ha sido muy listo el delincuente, o muy lenta la justicia?

Depende los casos.  Si la prescripción obedece a que no se descubren el delito o el autor es una cosa; si prescribe porque no se mueve el expediente es otra diferente.

Hablando de delincuencia económica, y desde el punto de vista de aplicabilidad de las personas jurídicas. ¿Los juzgados tienen fuerza y medios para pedir responsabilidad penal por los delitos cometidos desde la empresa?

Creo que sí, aunque mi opinión no es muy autorizada porque no vivo esta cuestión en primera línea.  De todas maneras, por unas causas u otras, la reforma que usted cita no ha supuesto grandes cambios, hasta la fecha.

El fiscal investigador que prevé la nueva Ley de Enjuiciamiento Civil, ¿por qué tiene la oposición de la judicatura?

En mi opinión el papel natural del Fiscal es el de procurarse las pruebas que necesita para llevar su acusación, no que se las busque otro.   Por tanto, creo que el fiscal ha de investigar los delitos y el juez garantizar la legalidad de la investigación y los derechos del investigado.  Pero por un lado, la situación de la Fiscalía y su afinidad al Gobierno de turno es un severo problema; y por otro, la judicatura reacciona porque lleva toda la vida investigando los delitos y también cuesta aceptar otros papeles procesales si suponen además una pérdida importante de poder.   De todas maneras, con ese nuevo proceso que han diseñado algunos juristas por encargo del Ministerio, creo que nos estrellamos.

Usted tiene un blog que se llama Justicia Imparcial, donde dice que "Lo que pretendemos aquí no es ofender a nadie, sino cambiar las cosas en la Fiscalía y en la Justicia". ¿Cuál es la primera cosa que le gustaría cambiar?

Hay varias: volver al sistema de designación original de vocales del Poder Judicial; modificar el sistema de elección del FGE. Despolitizar las asociaciones de jueces y fiscales; despolitizar los nombramientos, es decir, la influencia política en los mismos. Evitar el reingreso de jueces o fiscales que han pasado por la política.   Eliminar aforamientos y privilegios procesales. Crear una Policía Judicial sometida tan solo a jueces y fiscales. Crear garantías de defensa del propio criterio de los fiscales frente a la jerarquía. Regular la gracia de indulto, reglando las exigencias. Y sobre todo, crear la conciencia de que interferir en el curso de la Justicia para un político será el fin de su carrera si lo pillan. Fácil, ¿no?

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