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11/12/2024. 01:15:22
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Gil Carlos Rodríguez Iglesias, nuevo académico de la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación

“Si en un Estado falla el sistema judicial, también falla la justicia comunitaria”

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"Continuará el proceso de armonización del derecho europeo, pero respetando el principio de subsidiaridad" "Los Estados miembros, tienen que enfrentarse a dos retos: eficacia y rapidez de la justicia" "Siento que haya fracasado el proyecto de Constitución Europea" "España no está en modo alguno aislada en el contexto internacional"

Asturiano de origen, Gil Carlos Rodríguez Iglesias ha tenido una impresionante carrera jurídica. Es licenciado en Derecho por la Universidad de Oviedo y Doctor en Derecho de la Universidad Autónoma de Madrid. Su vida profesional ha transcurrido entre la docencia y la carrera judicial. Ha sido Catedrático de Derecho Internacional Público de las Universidades de Extremadura, Granada y Complutense de Madrid. Fue Juez (1986-2003) y Presidente del Tribunal de Justicia de las Comunidades Europeas (1994-2003). Actualmente, es Director del Real Instituto Elcano. Gracias a su valioso aporte europeísta, ha recibido innumerables condecoraciones de diversos centros educativos de toda Europa y acaba de ser nombrado académico de la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación.

Gil Carlos Rodríguez Iglesias

Ante todo, queremos felicitarlo por su nombramiento como académico de la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación. Sabemos que es muy pronto, pero, ¿ya ha pensado en las líneas generales de su discurso de aceptación? ¿Podría adelantarnos algo?

Muchas gracias por la felicitación. Siento mucho empezar con una respuesta negativa, pero la verdad es que todavía es pronto para hablar de las líneas generales de mi discurso de ingreso en la Academia. Tengo algunas ideas, pero quiero contrastarlas con el Presidente y con otros académicos antes de decidirme.

 

¿Cuál cree que puede ser su mayor aporte a la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación?

Sin duda, lo más específico de mi contribución es mi experiencia de 18 años en el Tribunal de Justicia de la Unión Europea. Me gustaría indicar, sin embargo, que ya hay un académico de número que ha sido juez del Tribunal de Justicia: mi maestro, el profesor Manuel Díez de Velasco.

 

¿Considera que su nombramiento representa una apuesta de la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación por darle mayor relevancia al estudio del derecho comunitario?

Sí, creo que mi nombramiento refleja la sensibilidad de la Academia hacia el derecho comunitario europeo y también hacia el derecho internacional.

 

¿Cree que el derecho comunitario tiene la importancia que se merece en la carrera universitaria?

Desgraciadamente, no puedo dar una respuesta positiva. Es verdad que en la mayoría de las universidades el derecho comunitario europeo está ya incluido como disciplina troncal en el plan de estudios de derecho. Sin embargo, aún quedan algunas excepciones, por distintas razones, entre ellas la propia Universidad Complutense, en la que el estudio del derecho comunitario no tiene aún carácter obligatorio. Yo personalmente lo enseño como asignatura optativa.

 

Pasemos, si le parece, a un campo que usted maneja como pocos españoles. En materia de justicia comunitaria. Hoy en día, ¿cuál piensa que es el reto más importante que enfrentan los países miembros de la UE?
Si trato de identificar un reto común, creo que la construcción del espacio de libertad, seguridad y justicia es ese gran reto. Pero además creo que muchos, si no todos los Estados miembros, tienen que enfrentarse a dos retos: eficacia y rapidez de la justicia. Y hay que tener en cuenta que, en definitiva, la calidad de la justicia comunitaria depende de forma decisiva de la calidad de la justicia en los distintos Estados miembros, ya que son los jueces y tribunales nacionales los que tienen básicamente la responsabilidad de aplicar el derecho comunitario y proteger los derechos que este ordenamiento confiere a los ciudadanos. Si en un Estado falla el sistema judicial, también falla la justicia comunitaria.

 

Existe la percepción -usted nos dirá si acertada o no- de que los tribunales europeos son entes lejanos al ciudadano ¿Considera que las instituciones de justicia de la UE han puesto suficiente empeño en darse a conocer? En caso contrario, ¿no cree que esta situación socavará la legitimidad de la justicia comunitaria a largo plazo?

Indudablemente, los tribunales europeos (el Tribunal de Justicia, el Tribunal de Primera Instancia, y el Tribunal de la Función Pública), quedan relativamente lejos de muchos países de la Unión, ya que están en Luxemburgo. Dejando a un lado esta distancia física, a lo que usted se refiere es al conocimiento limitado de los ciudadanos de estos tribunales. Creo que probablemente tenga razón, aunque no estoy seguro de que el conocimiento de los tribunales nacionales sea mucho mejor.

Lo que sí puedo decirle, es que el Tribunal de Justicia ha hecho y hace un esfuerzo ímprobo en darse a conocer y en explicar sus sentencias mediante comunicados de prensa, destinados a facilitar la labor informativa de los periodistas. Yo me he ocupado mucho de este tema durante los nueve años de mi presidencia del Tribunal.

Ahora bien, los medios del Tribunal son limitados, y está claro que no tiene la capacidad de desarrollar una política de imagen muy ambiciosa. Tampoco creo que sea ésta una misión para la que pueda estar especialmente bien preparado un Tribunal de Justicia.

Yo siempre he insistido en que son, por una parte, las instituciones políticas (especialmente el Parlamento Europeo y la Comisión), las que tienen una cierta capacidad y la responsabilidad de dar a conocer el conjunto de las instituciones europeas, incluyendo el Tribunal de Justicia y, por otra parte, las autoridades de los Estados miembros.

 
¿Piensa usted que la tendencia en los próximos años será hacia una unificación del derecho continental o prevalecerán los ordenamientos nacionales?

Lo que yo creo es que continuará el proceso de armonización del derecho europeo, pero respetando el principio de subsidiaridad, de forma que los ordenamientos nacionales van a conservar naturalmente su importancia.

 
Después de levantar una gran expectativa, el proyecto de Constitución Europea fue derrotado en las urnas. ¿Le parece que el Tratado de Lisboa es un apaño? ¿O es el camino que se debió haber seguido desde el principio?

Yo siento que haya fracasado el proyecto de Constitución Europea. A diferencia de muchos que, después de la frustración del proceso constitucional, han empezado a magnificar los defectos de ese proyecto, yo creo que era un buen proyecto. Por tanto, no pienso que el Tratado de Lisboa hubiera sido el camino que hubiera debido seguirse desde el principio.

Ahora bien, tampoco se puede calificar al Tratado de Lisboa de apaño. Es un Tratado que no resulta plenamente satisfactorio, tiene algunos aspectos muy criticables, pero tiene la gran ventaja de abrir la vía a una superación de la crisis que se había desencadenado con la frustración del proceso constitucional. Además, recoge en gran medida las innovaciones que habían sido introducidas en el Tratado Constitucional, a excepción naturalmente de algo muy importante: la constitucionalización de la Unión Europea.

 

Dada su condición de Director de El Real Instituto Elcano, no queríamos dejar pasar la ocasión para hacerle algunas preguntas de política intencional. ¿Cuáles considera  usted que son los principales retos que afronta la política exterior española?

Hay muchas maneras de abordar esta cuestión. Yo voy a hacerlo desde la perspectiva del Real Instituto Elcano. En pocas palabras, considero que los grandes -verdaderamente grandes- retos que afronta la política exterior española son retos estratégicos de carácter global: el aprovisionamiento energético, la lucha contra el cambio climático, la gestión de los flujos migratorios, la lucha contra el terrorismo. La importancia de estos retos está precisamente reflejada en los programas prioritarios que el Real Instituto Elcano dedica a estos temas.

 

¿Habrá un acuerdo de Estado entre los dos partidos mayoritarios en el tema de la política exterior?

La verdad es que no lo sé, pero en estos comienzos de legislatura parecen percibirse algunos signos que permiten esperar que así sea.  No sé si habrá acuerdo en todo, pero es importante que haya una búsqueda de consenso.

 
Hace unos días, en la pasada cumbre de la OTAN, vimos en las portadas de los periódicos la foto de un Zapatero solitario. ¿Considera que España está aislada en el contexto internacional o se trató de una imagen fuera de contexto?

Yo pienso que esa foto no es representativa. Es una fotografía malintencionada, que ha querido ser presentada como un símbolo de la posición de España. A mí me parece manifiesto que España no está en modo alguno aislada en el contexto internacional.

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