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30/04/2025. 13:16:48
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Juan Antonio Cremades Presidente del Congreso de la UIA en Sevilla, del 27 al 31 de octubre de 2009

“Un abogado solitario es un abogado amenazado”

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"Es fundamental que la abogacía hispana se implique todavía más en la UIA" "En un mundo en el que las relaciones económicas y jurídicas están globalizadas, debe haber un orden público globalizado a nivel mundial" "Como aragonés, defiendo la universalidad, pero también mi derecho foral. Como miembro de la UIA, soy firmemente partidario del respeto de la pluriculturalidad jurídica, a la par que de la necesidad de proteger los valores comunes a la humanidad" "La UIA ha sido pionera y sigue siendo líder en lo que ella bautizó hace ya muchos años como defensa de la Defensa" "¿Que la Justicia está un poquito politizada? No es, desgraciadamente, exacto. En más de un caso, está muy politizada y eso es catastrófico"

Nacido en Zaragoza, Juan Antonio Cremades es licenciado en derecho por las Universidades de París (junio 1960) y Zaragoza (octubre 1960), además de ser Doctor en Derecho por la Universidad de París. Abogado del Real e Ilustre Colegio de Abogados de Zaragoza desde 1961, también está colegiado en Madrid y París. Cremades es Presidente de Honor de la Cámara Oficial de Comercio de España en Francia, Presidente de Honor de la Unión Internacional de Abogados y Miembro de la Junta de Gobierno del Colegio de Abogados de París de 1992 a 1995, siendo la primera persona no francesa elegida para dichas funciones. Académico de número de la Real Academia de Nobles y Bellas Artes de San Luis, de Zaragoza, actualmente Cremades es Presidente del Congreso de la UIA a realizarse en la ciudad de Sevilla, del 27 al 31 de octubre de 2009. En dicho congreso, se abordarán las nuevas tendencias en lo relativo a la mundialización, el derecho de los negocios y el derecho penal y el secreto profesional.

Un abogado solitario es un abogado amenazado

¿Por qué eligieron Sevilla como sede del próximo congreso de la UIA?

Porque si hay algo fundamental en la Unión Internacional de Abogados desde su fundación en 1927 es el respeto de todas las culturas jurídicas.

Por ello, tenemos como idiomas oficiales el español, el inglés, el francés, el alemán, el italiano, el árabe y el portugués. Y también tenemos tres idiomas de trabajo, el español, el francés y el inglés, en los que se desarrollan nuestras sesiones, añadiéndose a menudo -y tal será el caso en Sevilla- el árabe, puesto que habrá traducciones simultáneas a estas cuatro lenguas. Creemos, en efecto, que el plurilingüismo es la mejor manifestación del multiculturalismo, indispensable para una rica y pacífica convivencia de los humanos.

Y en Sevilla tenemos la prueba de la riqueza que acarrea esta presencia de una multiplicidad de culturas: la romana, la musulmana, la judía, la cristiana. Sevilla, vínculo de unión entre Europa y las Américas, punto de contacto entre los continentes europeo y africano, es arquetipo de lo que la UIA se impone como ideal.

 

¿Cuáles serán los temas a tratar en el Congreso? ¿Cuál ha sido el criterio para escogerlos?

Que el Congreso se celebre en una ciudad como Sevilla explica su lema "Sevilla, un encuentro entre culturas". Sevilla es esencialmente eso.

Lo cual nos lleva a los temas principales del Congreso: "Mundialización, tolerancia y Derecho", "Derecho de los negocios y derecho penal: ¿demasiadas sanciones o demasiado pocas?", "El secreto profesional".  

También nos conduce a la celebración en Sevilla del Primer Foro Africano, donde los abogados del vecino continente tratarán los problemas que tienen en común.

Todo, naturalmente, no es óbice para que se reúnan durante el Congreso las numerosas comisiones y grupos de trabajo de la UIA, que tratan desde el Arbitraje Internacional hasta el Derecho Médico, desde las insolvencias hasta el medio ambiente, las telecomunicaciones o el porvenir de la profesión de abogado.

 

¿Qué objetivo pretende alcanzar la UIA con el Congreso de Sevilla?

Más que el objetivo de la UIA, permítame que le conteste indicando cuál ha sido mi objetivo al haber bregado con éxito como Presidente de Honor de la UIA para que se señalara Sevilla como sede de este Congreso.

Para mí es fundamental que la abogacía hispana se implique todavía más en la UIA. Además de Luis del Valle Iturriaga, decano a la sazón del Ilustre Colegio de Abogados de Madrid, otros tres españoles hemos tenido el honor de presidir la UIA, así como un argentino y un mejicano. El esfuerzo de los numerosos abogados de España y de la América de expresión hispana que participan en la UIA ha conseguido que el español sea uno de los tres idiomas de trabajo. Eso es muy importante y hay que desarrollarlo

Que un congreso se celebre en Sevilla, permitirá -estoy convencido de ello- una gran participación de abogados de habla española que redundará en una mayor presencia de nuestra cultura jurídica en el mundo internacional.

 

Un de las preguntas del Congreso gira en torno a una posible reglamentación del orden público económico en el mundo moderno. Dada la profundidad de la crisis global, ¿es posible que la ingeniería legal evite colapsos como el que estamos viviendo?

Me parece evidente que, en un mundo en el que las relaciones económicas y jurídicas están globalizadas, debe haber un orden público globalizado a nivel mundial. Sólo así se puede poner coto a los desmanes de los operadores, públicos o privados.

Si la ingeniería legal tiende a buscar para el individuo la solución jurídica más favorable, es necesario que el orden público imponga límites a la posibilidad de adoptar medidas protegiendo así el interés de la colectividad. 

La ingeniería legal promociona la actividad económica al incitar al emprendedor proponiéndole lícitas ganancias. Ahora bien, el colapso sólo lo evita una correcta definición del orden público económico.

 

Otro de los ejes es el de la mundialización, la tolerancia y el derecho. Ahora bien, ¿es posible como sostiene Rafael Domingo en su libro ¿Qué es el derecho global?,  la implantación de un nuevo derecho común de la humanidad? ¿Ayudaría en el tema de la tolerancia?

El reconocimiento a nivel de la humanidad de un derecho común es algo lógico e indispensable. La naturaleza humana tiene exigencias que deben ser respetadas por todos, ciudadanos y gobernantes de cualesquiera países, también en el campo de lo jurídico.

La UIA comparte totalmente la tesis de que dicho derecho no puede ser la emanación exclusiva de una cultura jurídica. Es menester que resulte de la integración de todas. La mundialización no tiene que llevarnos a la preeminencia de una sola tradición. Debe ser, no una imposición imperial, sino una emanación de todos los pueblos.

Ahora bien, eso se debe relacionar exclusivamente con los imperativos del orden público mundial. De ninguna manera, el nuevo derecho común puede implicar una eliminación o una posposición de los ordenamientos nacionales. Como aragonés, defiendo la universalidad, pero también mi derecho foral. Como miembro de la UIA, soy firmemente partidario del respeto de la pluriculturalidad jurídica, a la par que de la necesidad de proteger los valores comunes a la humanidad.

 

El Congreso analizará el importante tema del secreto profesional. ¿Está en crisis el secreto profesional? ¿Es necesaria su redefinición?

En más de una ocasión, los poderes públicos – justamente conmovidos por la atrocidad de ciertos crímenes y delitos – no paran en ningún medio para luchar contra ellos. La tentación de sacrificar el secreto profesional en aras a la eficacia de la represión o de la prevención es grande.

Es necesario recordar sin cansancio que el derecho a poderse confiar a un profesional independiente para obtener un asesoramiento que permita adoptar una solución jurídicamente correcta o ser defendido de imputaciones formuladas contra uno, es fundamental en un estado de derecho. El secreto profesional del abogado protege al ciudadano, no al abogado. El secreto profesional no justifica que el abogado sea cómplice de su cliente: si el abogado realiza personalmente algo reprobable en su relación con el cliente, debe ser castigado. Pero por lo que él ha hecho, no por la confidencia recibida del cliente y no revelada a terceros.

No hay que redefinir el secreto profesional: la prioridad es defenderlo con uñas y dientes en pro de la libertad ciudadana

 

Pasando a otro tema, ¿cómo nace su vinculación a la UIA?

Desde que inicié el ejercicio de mi profesión, allá por los años 60, lo hice bajo el prisma internacional, abriendo simultáneamente mi despacho en Madrid y en París. Y así he seguido desde entonces sin solución de continuidad. Por ello me resultó natural integrarme en una asociación internacional de la abogacía que me permitía hacer valer ambas culturas jurídicas en las que había estudiado y que practicaba en mi trabajo cotidiano.

Siempre he sido muy sensible a la solidaridad con los abogados que sufren persecución en el desempeño de sus deberes profesionales. Y la UIA ha sido pionera y sigue siendo líder en lo que ella bautizó hace ya muchos años como "defensa de la Defensa".

Participé desde los años setenta en reuniones y congresos. Me encantaron desde el primer momento, porque lo primordial en ellos no es distribuir tarjetas de visita con la esperanza casi siempre fallida de que no sean echadas por quien las recibe al cesto de los papeles, sino hacerse amigos, que perduran, creando vínculos que desembocan en colaboraciones profesionales fructíferas.

Estuve encargado de publicaciones, me integré en el Comité de Dirección y tuve el honor de ejercer la  presidencia en 1990-1991. Por cierto que el Congreso en el que finó mi mandato tuvo lugar en Méjico y todos los participantes apreciamos la acogida que nos reservaron los abogados de este país.

 

¿A qué retos tiene que enfrentarse el abogado del siglo XXI? ¿Cómo la pertenencia a una asociación internacional lo ayuda a superar esos retos?

El principal reto, a mi entender, es hace comprender a los poderes públicos que el abogado no es sólo un prestatario de servicios jurídicos. Ciertamente lo es, pero es mucho más que eso.

El abogado es antes que nada el que, por mandato del estado de derecho, se coloca al lado de quien es perseguido ayudándolo a hacer valer sus derechos. El abogado es una pieza fundamental de la administración de Justicia. El abogado es una persona que asesora y defiende a otra persona. Y, para que esto sea cierto, es necesario hacerlo con el corazón y no exclusivamente como medio de ganarse la vida

La pertenencia a una asociación internacional ayuda a la actividad del abogado como prestatario de servicios jurídicos, pues permite establecer contactos con profesionales de otros países, que permiten asistir mejor a los clientes que quieren salir al extranjero.

Pero dicha pertenencia aporta algo tan importante o más: permite estar al tanto de lo que consiguen y de lo que sufren los abogados del resto del mundo y aprender de ellos o aportarles nuestra solidaridad, según los casos.

 

Uno de los objetivos de la UIA es promover los "principios esenciales de la profesión". Ahora bien, ¿a qué principios en concreto nos referimos? ¿Cómo promoverlos? ¿Y en España?

Para mí, esos principios están muy bien definidos en el juramento que formulé al ingresar en el Colegio de Abogados de París y que se limita a decir: "Juro, como abogado, ejercer mis funciones con dignidad, conciencia, independencia, probidad y humanidad".

También se obliga a ello un abogado en España cuando, antes de iniciar por primera vez el ejercicio profesional, presta juramento o promesa de acatamiento a la Constitución y al resto del ordenamiento jurídico y de fiel cumplimiento de las obligaciones y normas deontológicas de la profesión de Abogado.

Respetando eso, se es un buen abogado. El conocimiento de las normas deontológicas es fundamental para la abogacía. España tiene ante sí la gran oportunidad de la próxima entrada en vigor de la formación de acceso a la profesión para conseguir que los nuevos letrados conozcan aún mejor sus derechos y obligaciones

 

Dentro del concepto de "defensa de la defensa" que ustedes sostienen, ¿cómo impulsar la justicia en los países en vías de desarrollo? España, por especial vinculación con América Latina ¿tiene planificada alguna acción en concreto en torno a este punto?

La defensa de la defensa no es mejorar la justicia. Es proteger la libertad y la independencia, garantizar la salvaguardia de las vidas y de las personas de todos aquellos abogados que están injustamente perseguidos por el ejercicio de su profesión.

Un abogado solitario es un abogado amenazado. Los colegios profesionales tienen por misión asegurar la independencia de sus abogados, profesionales -no lo olvidemos- que tienen a veces que oponerse valientemente a los poderes públicos e incluso a los propios jueces. Es importante que los abogados y la sociedad sepan que la defensa de un abogado es asumida por todos los abogados del mundo

Recuerdo que, cuando yo presidía la UIA fui llamado para participar en la defensa de un abogado al que sólo se le reprochaba haber conseguido la absolución de sus clientes en un proceso ordenado por el dictador local. Fui a ver al Ministro de Justicia y le dije que, si ese abogado era expulsado de la profesión, al volver a Europa la UIA lo declararía abogado de honor. Esa amenaza bastó para que fuera absuelto.

En América Latina, como en nuestro continente y en cualquier otro, los abogados saben que si recurren a la UIA reclamando protección, ésta estará siempre a su lado.

 

Bernd Reinmüller afirmó en una entrevista a Legal Today que "todos somos la administración de justicia". ¿No cree que estamos un poquito politizados?

Efectivamente, los abogados estamos tan implicados como los jueces y los fiscales en la tarea de administrar justicia. Sin abogacía independiente, no hay Justicia.

¿Que la Justicia está un poquito politizada? No es, desgraciadamente, exacto. En más de un caso, está muy politizada y eso es catastrófico.  

 

Por último, ¿qué diría a los abogados interesados por la UIA para animarlos a vincularse a su institución?

Que vengan a Sevilla. Seguro que salen convencidos.

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