Las grandes firmas de abogados se encuentran en una profunda revisión de cuentas, deshaciéndose del personal que no rinde lo suficiente
Algo anda mal con el negocio de la ley en EEUU. Se percibe uno de los peores síntomas de la industria: la reducción de personal. Las grandes firmas de abogados se encuentran en una profunda revisión de cuentas, deshaciéndose del personal que no rinde lo suficiente. Este fenómeno afecta primordialmente al staff administrativo de los despachos, cientos de secretarios, paralegals, y otros funcionarios de apoyo a las labores de los abogados han sido despedidos. No obstante, bufetes de la talla de Blank Rome han dejado marcharse a un número considerable de abogados asociados durante las últimas semanas.
Llama mucho la atención que los despachos estadounidenses se encuentren en un periodo de contracción, particularmente si consideramos que, hasta el pasado año, su ritmo de crecimiento era extraordinario. La tormenta económica que sacude al mundo cobra víctimas en el sector jurídico. El jefe de personal de la firma Reed Smith comentaba recientemente que es palpable lo crítico de la coyuntura señalando que "el 2008 es un año para poner las barbas en remojo y reconocer que tenemos demasiado personal administrativo para el volumen de trabajo e ingresos que estamos teniendo".
No obstante, ningún vocero de los despachos se atreve a entonar la frase "crisis económica". La mayoría sostiene que se trata de un proceso muy común de evaluación de resultados sobre la productividad de los trabajadores. Lo cierto es que no convencen a nadie y todo apunta a que nada tiene de común la presente situación. Las empresas norteamericanas del Derecho llevan años aumentando apresuradamente su personal, no despidiéndolo.
En España, ya lo hemos visto, lo que sucede con nuestros colegas americanos tarde o temprano termina ocurriendo aquí. El exorbitante periodo de expansión al que nos hemos acostumbrado, como se ha señalado antes, no seguirá con la misma intensidad durante este año. Quizá sea hora de revisar los balances y tratar de adoptar medidas que nos eximan de tener que invitar a salir a alguno de nuestros valiosos colaboradores. En tiempo de crisis, la creatividad es lo único que cuenta.