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26/06/2025. 01:25:27
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Los pleitos hay que vivirlos como propios y sentirlos como ajenos

Abogado. Experto en habilidades profesionales
@oscarleon_abog
Decano del Ilustre Colegio de Abogados de Sevilla

  • «La causa de estas actitudes reside en una excesiva implicación del compañero con su cliente, apego que conduce inevitablemente al incumplimiento de sus obligaciones deontológicas»
  • «¿Y si nos encontramos en el futuro en posiciones contrarias y el compañero antes zaherido podría ser la llave de un buen acuerdo?«

Decía don Manuel Cortina: “los pleitos hay que vivirlos como propios y sentirlos como ajenos”; gran consejo que previene contra aquellas actitudes en las que el abogado adopta como propios los comportamientos y opiniones de su cliente, lo que genera no pocas situaciones complejas que impiden la solución extrajudicial de la controversia o dificultan la fluidez necesaria del proceso judicial.

Estas conductas, que ciertamente son excepcionales, se pueden producir en los primeros contactos entre compañeros, en los que a veces nos encontramos ante una respuesta seca, fría y hostilréplica que suele dejarnos desarmados por lo inesperado de la misma. Esta  actitud suele concluir con un “es que tu cliente es tal o cual…” o similar, razonamiento muy ilustrativo de una visión ya radicalizada del conflicto.

Otra modalidad puede observarse cuando recibimos escritos procesales revestidos de un lenguaje en el que las malas formas, alusiones personales y comentarios sarcásticos,  a veces disfrazados bajo alguna expresión jurídica,  pretenden con menosprecio resaltar la incompetencia profesional o la mala fe del compañero. También nos encontramos con actitudes descorteses de compañeros a los que nos dirigimos para saludarlo antes de entrar en sala, recibiendo una gélida mirada, a veces incluso sin desplegar la mano para chocarla, y ello ante el gesto satisfecho de su cliente.

La causa de estas actitudes reside en una excesiva implicación del compañero con su cliente, apego que conduce inevitablemente al incumplimiento de sus obligaciones deontológicas como la lealtad a los compañeros que tan flaco favor le hacen a nuestra profesión.

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