Si pudieras hacer que los clientes te quieran comprar en lugar de que tú les quieras vender, ¿no lo harías?
Centramos.
Aunque la recomendación sigue siendo el método más eficaz para captar nuevos clientes, actualmente los abogados contamos con una gran cantidad de herramientas digitales que potencian el boca oreja “a lo bestia”.
No es imprescindible utilizarlas, pero ¿si pudieras reducir el tiempo empleado o la incomodidad de la llamada en frío para tratar de vender no lo intentarías?
Si pudieras hacer que los clientes te quieran comprar en lugar de que tú les quieras vender, ¿no lo harías?
La abogacía, además de ser una profesión, es un mercado muy competitivo y heterogéneo.
No todas las estrategias de marketing son igualmente convenientes para todos los tipos de abogacía: Aquello que funciona para vender reclamaciones de accidentes de tráfico, extranjería o divorcios raramente es efectivo para vender fusiones de empresas, financiaciones de activos o servicios de compliance.
Una de las clasificaciones de la abogacía es entre la que se dirige a persona física y la que se dirige a empresas.
O, por las siglas de su denominación en inglés: B2B (Business to Business) y B2C (Business to Consumer). En el primer caso, hablamos de ventas entre empresas, mientras que, en el segundo, nos referimos a ventas de empresas a consumidores.
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