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19/04/2024. 04:52:09

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Legal Design, un paso más allá en el futuro del sector legal

asesora jurídica en LABE Abogados

La carrera por la innovación en el sector legal es un hecho. Situaciones como el coronavirus lo han convertido en un catalizador de cambios que, aunque de manera incipiente, ya estaban llegando al mundo jurídico.

Algunas firmas legales comienzan a plantearse que ocurriría si el cliente se convierte en el centro de todas las decisiones de un despacho o, mejor dicho, su experiencia como base para fidelizar y conseguir potenciales usuarios de los servicios legales. Esta nueva forma de pensar es la esencia de la metodología Design Thinking, esto es, un método estructurado de observación, creación y experimentación.

En este contexto, se observa la oportunidad de aprovecharse de esta tecnología, ya madura, y que busca nuevos mercados como la industria legal.

Su aplicación en el área legal, conocido como Legal Design impulsa la creatividad y la colaboración entre profesionales del derecho y otros departamentos. Se utiliza principalmente para (i) el diseño de contractos adaptados a las necesidades del cliente; (ii) el diseño de procesos; y (iii) el diseño de nuevos productos y servicios legales. Poniendo en práctica esta metodología se desarrollan nuevos modelos de negocio y se mejoran los procesos internos de las firmas, así como el customer journey (relación de los clientes con la empresa para comprender cuáles son sus exigencias y expectativas).

En este sentido, la innovación avanza por el camino de prueba-error. Margaret Hagan, la impulsora del Legal Design, describió cinco acciones que integran el proceso de esta disciplina:

  1. Empatizar. Se trata de obtener un conocimiento en profundidad del área en la que se pretende innovar. Para lograr alcanzar este objetivo es preciso determinar las necesidades de los clientes en el asesoramiento jurídico.
  2. Definir. Se plantea un desafío a resolver mediante la información recopilada en la fase precedente y que se considera valiosa para diseñar una alternativa innovadora.
  3. Idear. Comúnmente conocido como brainstorming que consiste en generar la mayor cantidad posible de soluciones a través de la colaboración y aportación de distintos puntos de vista.
  4. Crear prototipos. En esta etapa, se llevan a cabo operaciones sencillas de las soluciones ideadas en el paso anterior, es decir, visualizar cómo sería la solución planteada. Estos prototipos se compartirán con terceros ajenos al equipo de desarrollo en aras de obtener sus reacciones y, posteriormente, poder determinar con qué ideas avanzar.
  5. Testeo. Se elabora una versión más avanzada y rigurosa para obtener el feedback de los clientes o procesos. Gracias a esta fase de prueba y análisis se concluirá qué opciones funcionan, cuáles necesitan modificarse y las que, definitivamente, se rechazarán.

La Universidad de Stanford ha tomado la iniciativa en la aplicación de este proceso y es un ejemplo de ello, ya que cuenta con dos centros de innovación legal: CodeX y Legal Design Lab.

Con todo lo expuesto, no es de extrañar que las firmas legales quieran beneficiarse de esta tecnología con un potencial transformador en aras de entender cómo se prestan actualmente los servicios legales y tener la creatividad para rediseñarlos.

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