En un elegante edificio de apartamentos en el centro de Varsovia enarbolando una bandera roja y blanca desde su balcón del primer piso, símbolo de la oposición bielorrusa, los restos de los medios antigubernamenables en Bielorrusia se están encogiendo de hombros ante una nueva ola de amenazas de muerte.
Hace menos de un año, Roman Protasevich, un bloguero de 26 años y opositor al veterano presidente Alexander Lukashenko, estaba sentado en la misma oficina ayudando a transmitir en vivo protestas antigubernamentales a unas 300 millas (480 km) al este que esperaba derrocar a Lukashenko.
Sus antiguos colegas recuerdan cómo todos trabajaban las 24 horas del día, los 7 días de la año, dormían en colchones y creían que los días de Lukashenko estaban contados.
El domingo, un avión que transportaba a Protasevich sobrevolando Bielorrusia en ruta a la cercana Lituania se vio obligado a aterrizar en Minsk, la capital bielorrusa, con la ayuda de una falsa amenaza de bomba y un avión de combate MiG-29. Protasevich fue arrestado y está en una cárcel de Minsk.
Los antiguos colegas de Protasevich en Nexta, con sede en Varsovia, un medio de comunicación anti-Lukashenko que llega a sus más de 1 millón de suscriptores en la aplicación de mensajería Telegram, están ansiosos.
Fuera de su oficina encaramados en sillas plegables, dos policías polacos vigilan.
«… Después del incidente con el avión de Roman, comenzamos a recibir cientos, ya más de mil amenazas diferentes», dijo Stsiapan Putsila, fundador de Nexta, a Reuters en una entrevista.
» (Amenazas) de que nos dispararán, que nuestra oficina será volada. Por supuesto, esto es preocupante», dijo, sentado en una gran silla de juego que, según dijo, fue utilizada por Protasevich.
Putsila dijo que las amenazas llegaron en forma de correos electrónicos anónimos y mensajes privados en las redes sociales.
«Estamos acostumbrados porque han estado tratando de estrangularnos. Durante algunos años hemos sido uno de los medios de comunicación/canal de Telegram que es inconveniente para el régimen que no puede ser bloqueado», dijo.
Putsila dijo que él y su equipo tomaron medidas de seguridad que no podían discutir públicamente. Su personal había sido seguido, dijo, y la gente había tratado de entrar en la oficina.
La policía de Varsovia no respondió a una solicitud escrita sobre las amenazas que Putsila dijo que el personal de Nexta había recibido. El servicio de prensa de Lukashenko no pudo ser contactado para hacer comentarios y un portavoz del Comité de Investigación bielorruso, que investiga crímenes mayores, no respondió a preguntas escritas de Reuters.
Dentro de Bielorrusia, lo que queda de los medios de comunicación con mentalidad opositora dice que también se está exprimiendo.
Más temprano el martes, el popular sitio web de noticias TUT. Por informó que cuatro de sus empleados habían desaparecido.
El último mensaje de uno de sus reporteros, Alya Burkovskaya, decía que un hombre estaba tratando de entrar en su apartamento disfrazado de electricista. Otra, Anastasia Prudnikova, fue arrestada poco después de regresar de la licencia de maternidad. Todos fueron liberados más tarde.
Tut. By dijo que las fuerzas de seguridad detuvieron a otros 14 miembros de su personal, incluyendo Marina Zolotova, su editora en jefe, la semana pasada y bloquearon el acceso a su sitio web, en un caso de evasión de impuestos que TUT. By dice que está fabricado.
El Comité Estatal de Control, al que informa el departamento de investigación financiera, dijo que se había abierto una causa penal contra personal anónimo por sospecha de evasión de impuestos.
Tut. BY ha tratado de evitar la represión al seguir publicando noticias en su feed de mensajería Telegram.
Calificándolos como una amenaza para la sociedad, el gobierno de Lukashenko ha despojado a muchas organizaciones de noticias de su acreditación. Los periodistas de tendencia opositora dicen que han enfrentado redadas, arrestos, encarcelamientos o se han visto obligados a trasladarse al extranjero.
La Asociación Bielorrusa de Periodistas dice que 477 periodistas fueron detenidos en 2020.
Lukashenko había tolerado algunos medios de comunicación extranjeros y de mentalidad opositora hasta que estallaron protestas masivas tras unas elecciones presidenciales en agosto pasado que sus oponentes dicen que estaban amañadas para mantenerlo en el poder.
Lukashenko niega fraude electoral. Ha acusado a los medios de comunicación de hacer todo lo posible para «destruir la confianza de la gente en el Estado» y el gobierno ha acusado a algunos periodistas de ayudar a orquestar las protestas.
La agencia estatal de noticias BelTA ha publicado comentarios en su sitio web en apoyo de las medidas del gobierno contra los periodistas. El 18 de mayo, citó los comentarios del politólogo Alexander Shpakovsky acusando a TUT. POR difundir falsedades.
Imágenes de televisión han mostrado a periodistas cubriendo protestas siendo arrastrados en un furgón policial. La policía a veces ha acusado a los periodistas de coordinar las protestas e incitar a lo que llaman disturbios masivos.
Aquellos que todavía se atreven a hacer ese trabajo usan un par extra de ropa interior o calcetines en caso de ser detenidos, dicen algunos periodistas bielorrusos que todavía trabajan allí.
Las autoridades dicen que están luchando contra terroristas y conspiradores respaldados por el extranjero que intentan revolucionar y cambiar el régimen.
«Nunca ha habido un pico de represión contra periodistas… y la libertad de expresión en general en toda la historia de Belarús», dijo Barys Haretski, jefe adjunto de la Asociación Bielorrusa de Periodistas.
«En el último año, hemos registrado 62 actos de violencia contra periodistas, estos son golpes de funcionarios de seguridad durante detenciones y en salas de aislamiento, y tres casos en los que funcionarios de seguridad dispararon contra periodistas con balas de goma», dijo Haretski.
Un día después de la detención de Protasevich, el gobierno introdujo nuevas medidas para regular las actividades de los medios de comunicación, incluyendo una prohibición general de cubrir protestas o publicar encuestas de opinión sin autorización previa del gobierno.
«Lukashenko destruye a la prensa porque es un espejo en el que se refleja la monstruosa esencia del régimen», dijo el martes la política opositora exiliada Sviatlana Tsikhanouskaya al diario italiano La Repubblica.
Kirill Voloshin, el TUT. Por cofundador, dijo que ninguno de sus 250 empleados había renunciado desde la represión y que los anunciantes se habían mantenido leales.
«Incluso si una persona permanece, trabajará. Incluso si se quita a todos, estamos seguros de que otros vendrán al lugar de los que se llevan», dijo.
